En un esfuerzo por salvar a las mariposas monarca del este, en peligro de extinción, investigadores mexicanos plantaron un bosque de abetos a gran altitud en Michoacán. La población migratoria de estas mariposas, que viaja desde Estados Unidos y Canadá hasta México, disminuyó drásticamente desde la década de 1990 debido al cambio climático y la destrucción del hábitat.

Casi 1.000 abetos oyameles (Abies religiosa) fueron trasplantados a una montaña en Michoacán, por un equipo de científicos liderado por Cuauhtémoc Sáenz-Romero, genetista forestal de la Universidad Michoacana, donde crecen a elevaciones más allá de lo que se consideraba el límite superior de la especie 1. Si los árboles sobreviven durante las próximas décadas, podrían ayudar a proteger a la población migratoria oriental de mariposas monarca, que pasan el invierno descansando en bosques de abetos oyameles, de los impactos del cambio climático, según publicó la revista especializada Nature.

Un nuevo hábitat para las mariposas

El proyecto piloto en el Nevado de Toluca, una montaña cercana,  mostró resultados prometedores. Los guardabosques locales descubrieron una nueva colonia de mariposas que invernan allí en 2019.

Los investigadores cultivaron árboles jóvenes de oyamel y los plantaron en cuatro alturas, midiendo su supervivencia y crecimiento después de tres temporadas. Los resultados revelaron que el 68% de los árboles jóvenes plantados a 3.800 metros sobrevivieron.

John Pleasants, ecologista de la Universidad Estatal de Iowa, considera que este estudio de viabilidad es crucial. Sin embargo, señaló que se necesitará un gran esfuerzo para plantar suficientes árboles y proporcionar refugio a las mariposas.

Estrategias adicionales para la supervivencia

El cultivo de algodoncillo y especies de plantas nectaríferas al este de las Montañas Rocosas y la reducción del uso de pesticidas también son importantes para la supervivencia de las mariposas, dijo Sáenz-Romero, pero estas estrategias "no son suficientes" para salvarlas del cambio climático.

Calcula que al menos 5.000 árboles tendrían que alcanzar la madurez en las elevaciones más altas del centro de México para la década de 2060 para garantizar que las monarcas orientales tengan un hogar de invierno.