Dólar oficial promedio, dólar Blue, contado con Liqui, dólar Turista, dólar BullExchange, ¿dólar Banana? Pensó que no había escuchado bien pero a la semana siguiente, las dos palabras volvieron a surgir en medio de una conversación telefónica con una de las “cuevas” rosarinas, casas de cambio monetario ilegales que operan desde el borde de la City rosarina. El incrédulo por entonces era Mariano Galíndez, periodista económico de la ciudad, quien descubrió con sorpresa que en el universo clandestino de la moneda extranjera, opera un tipo de dólar vinculado a la banda de Los Monos.
La historia de este descubrimiento la contó en Radiópolis (Radio 2). Galíndez lo presentó: “Es un dólar más caro que el blue, puede estar tres o diez centavos por sobre el blue, es mucho más informal y tiene el costo extra que es el de la seguridad y la protección”, comenzó y profundizó: “Uno de los cueveros por excelencia, este segmento estrictamente paralelo, bien informal y border, me habló del dólar banana y me dio un precio”. Eso fue hace 20 días atrás y se repitió la semana pasada.
“Resulta que estas cuevas que operan en el margen del sistema, que no son las agencias legales o financieras sino las que mueven dinero de origen más pesado, que son no más de 6 o 7, reciben aprietes para que todas las semanas les depositen en una oficina distintas cantidades, pueden ser 20 o 5 mil dólares a cambio de que nos les baleen puertas o no les roben a los clientes. Es a cambio de protección”, explicó sobre el mecanismo y agregó al respecto: "Saben que estas empresas no pueden hacer denuncias porque operan ilegalmente”. Según indicó, los autores están relacionados a la banda Los Monos, cuyos líderes están encarcelados.
La venta del dólar banana podría estar relacionada a una investigación sobre este modo de extorsión ligada a las casas de cambio truchas que fue publicada por el periodista Germán de los Santos en el diario La Nación. “Les piden a las cuevas una cuota de protección y el dinero que reciben en moneda dura semanalmente, va a financiar las operaciones de casas de juego y bingos clandestinos que es la franja demandada en este tiempo de distanciamiento social en el que el casino de Rosario está cerrado”, profundizó y completó: “Los que operan absorben este costo extra de tener que pagarle a Los Monos esa diferencia y lo trasladan al precio por lo que es más caro”.
Por último, consideró que “no deja de preocupar al establishment que una banda con poder de fuego bordee el sistema” financiero local.