Sin luz y sin la posibilidad de informarse sobre los alcances del apagón, millones de personas se volcaron a sus celulares. Entre muchas dudas sobre el conflicto que puso en jaque el sistema de energía del país, fueron muchos los que se preguntaron por qué siguieron funcionando los teléfonos.
La red de antenas de telefonía móvil distribuidas por el país cuentan con respaldos de energía autónomos a través de bancos de baterías y de generadores que se alimentan con combustible. Esto permite que las comunicaciones sigan estables.
Sin embargo, con el correr de las horas, esos equipos comenzaron a sufrir inconvenientes y, en algunos puntos de la capital tucumana, algunos usuarios comenzaron a experimentar dificultades para conectarse con la red 4G.
A medida que los niveles de energía de esas antenas comenzó a bajar, fueron muchos más los usuarios que sólo pudieron conectarse a la red 3G (datos, llamadas y SMS) e incluso muchos dejaron de tener acceso a internet para sólo poder utilizar la red 2G (llamadas y SMS).