En los terribles incendios del humedal del año 2008 las cosas estaban claras: los empresarios ganaderos habían multiplicado por cuatro la cantidad de cabezas de vacas en las islas y las quemas de pastizales crecieron a ese ritmo voraz. La bajante del río Paraná de ese año completó el escenario. Pero en este 2020 los focos comenzaron en febrero, el ganado se redujo frente a otros años y los responsables no estuvieron tan claros desde el primer momento, ni los están ahora.
Según una encuesta del Centro de Estudios Interdisciplinarios de la UNR, el 60,9 por ciento de 460 rosarinos consultados consideró responsables a los ganaderos por el ecocidio desatado en el humedal. Recién en segundo lugar (26,3) aparece el gobierno de Entre Ríos por su negligencia. Los periodistas especializados en medio ambiente Jorgelina Hiba y Sergio Rinaldi sumaron otros factores vitales a tener en cuenta en este proceso, que no es exactamente igual al conocido hace más de una década.
Consultados por Rosario3, Hiba y Rinaldi también analizaron el futuro del Delta del Paraná y las posibles salidas al desastre ambiental. ¿Sirven los Faros de Conservación lanzados por Nación? ¿Se puede batallar contra el cambio climático? ¿La ley de humedales es necesaria? En tiempos de fuego y humo descontrolados, casi tan necesario como la lluvia es escuchar (y leer) a quienes estudian de cerca y a lo largo de los años un fenómeno complejo.
Los responsables I: ¿quiénes prenden y por qué?
“Hay múltiples responsabilidades en los incendios, antiguas y recientes, es un combo. El humedal es un territorio históricamente abandonado, desertado de la planificación, la intervención y la inversión”, abre el intercambio Hiba (Radio Universidad y editora del portal Dos Ambientes) y sigue: “Es un territorio muy habitado desde hace décadas, incluso siglos, donde hay muchos actores: están los productores ganadores pero también pescadores, cazadores, isleños, turistas, desarrolladores inmobiliarios y más cerca de Rosario lo vinculado a turismo y recreación; no hay un solo responsable”.
Existe una falta total de planificación y ordenamiento del Delta Paraná, que en algún momento iba a estallar y es ahora”
Si bien el origen del fuego puede ser múltiple en esa convivencia dispersa, Hiba destaca que “existe una falta total de planificación y ordenamiento del Delta Paraná, que en algún momento iba a estallar y es ahora”. “Eso se combina con una situación natural extraordinaria de la bajante más prolongada en 60 años y la peor sequía en los últimos 11 ó 12 años, que si bien son naturales están potenciados por el cambio climático”, añade.
Esa modificación en el ambiente no es un destino divino: está la acción del hombre contra la naturaleza y sus equilibrios. Esas alteraciones en la cuenca desde Brasil y hacia el sur “han cambiado la conducta natural del Paraná para convertirlo en un río de extremos: un Paraná con extremas bajantes y extremas crecientes”.
Para Sergio Rinaldi (LT8 y coordinador hace 27 años del Ciclo de Ecología del Centro Cultural R. Fontanarrosa) si bien “la problemática de las quemas siempre estuvo íntimamente relacionada a la práctica de la ganadería, los incendios de esta época son una conjugación de varios factores”.
Los incendios estaban relacionados con la ganadería. Hoy es un cóctel, también están los negocios inmobiliarios y otras razones siniestras y oscuras"
A las mencionadas quemas de los empresarios y los factores ambientales conocidos, “se suma un cóctel de razones, también por los negocios inmobiliarios, nosotros contactamos a un empresario que había presentado un plan al Concejo de Victoria para realizar un barrio sustentable, entre comillas sustentable, y también se da en esta época, por las cuestiones complicadas de la historia política, que se producen incendios por razones siniestras y oscuras, que no sabemos cuál es el fin último”.
“Ya en junio los brigadistas nos decían: «Estamos apagando incendios y a mil metros vemos personas que los están iniciando». En un escenario tan complicado, la razón primera es la ganadería pero se mezcla con intencionalidades criminales, y con aquel que está quemando para que ese lugar pase al olvido y el día de mañana desarrollar su emprendimiento inmobiliario”, profundiza Rinaldi y resume: “Hoy es un cóctel, en 2008 estaba relacionado con la ganadería”.
Los responsables II: los que no hacen ni hicieron
Hiba se suma a esa multiplicidad de “responsabilidades” enumeradas pero señala sobre todo la ausencia de un Estado planificador porque eso implica que no exista hoy “una solución rápida, salvo la lluvia, como en el siglo XVIII, y si ese es el manejo del tema estamos al horno”.
En ese sentido, la editora de dosambientes.net se hace eco de algo que se escucha cada vez más fuerte en las marchas ambientalistas sobre el puente Rosario-Victoria. “Estamos combatiendo el fuego nosotros, sin bomberos ni brigadistas”, dijo uno de los voluntarios este lunes. “Queremos que el Estado intervenga con recursos y ellos siguen con sus burocracias”, planteó otra manifestante a El Tres. La imagen de un voluntario con un balde en la mano pidiendo ayuda fue la síntesis de las últimas jornadas de desborde y hartazgo social.
“Las carteras ambientales tienen presupuestos insignificantes y simbólicos, con ministros de Ambiente, tanto en Nación como en provincia, que no han sido funcionarios técnicos con recorrido, sino designados por cuestiones políticas”, dice.
Hiba menciona dos ejemplos: “Los cuatro años de Mauricio Macri fueron nefastos con desfinanciación del Plan Nacional de Manejo del Fuego, que pasó de la Secretaría de Ambiente al Ministerio de Seguridad, siempre con recortes presupuestarios en el medio. Y el presupuesto ambiental en la provincia de Santa Fe es el 0,10% del presupuesto total. Hay un desprecio por la mirada ambiental del territorio que en algún momento iba a explotar y explotó este año”.
Faros de Conservación
Los Faros de Conservación fueron presentados este mes por el ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, como la respuesta inmediata para controlar los incendios en el humedal. Una presencia rápida con guardaparques nacionales sin necesidad de generar áreas especiales: puntos de patrullaje para coordinar con las provincias y otras fuerzas.
El primero, que ya existe, está en Puerto Gaboto. Son 13 guardaparques nacionales (siete recién graduados y otros seis que vienen de otros Parques y rotan cada 15 días). Tienen tres lanchas para patrullar la región y Rosario3 participó de una de esas recorridas (ver galería de fotos).
El objetivo principal del Faro es la detección temprana de los focos para avisar al Plan de Manejo del Fuego (con sede en Alvear), con datos precisos desde el territorio, y también denunciar posibles responsables. El fin de semana anterior se sumaron incluso a dar batalla a un fuego que amenazaba las casas de un par de puesteros.
Cerca de Gaboto, aguas arriba por el Paraná está la seccional El Rico, cabecera del Parque Nacional Islas de Santa Fe, que trabaja junto al Parque Pre Delta de Diamante, en Entre Ríos. Allí, en Diamante, se montará el segundo Faro y el tercero estará frente a Rosario, en las islas del Charigüe (Ex Legado Deliot), tras un acuerdo firmado con la Municipalidad.
Sobre ese plan, Hiba y Rinaldi coinciden en calificarlo de una “buena iniciativa” que deberá estar acompaña de inversión. “Aparece como un parche, a lo mejor es un buen parche, no está mal, siempre y cuando esa figura venga con la presencia de guardaparques e instrumentales”, analiza el además referente del Taller de Comunicación Ambiental.
“Los Faros serán bienvenidos –continúa el periodista– pero lo que va a servir es que apliquemos el plan Piecas que apareció con los incendios de 2008. Ahí está todo escrito, hay que implementarlo y los Faros son algo interesante para hacerlo y custodiar amorosamente el humedal”.
Para Hiba, “además de voluntad, el Estado tiene que ser inteligente, planificador y largoplacista, todo lo que no es hasta ahora”. “En lugar de ir corriendo a apagar el fuego, debe tener un sistema de monitoreo e información, porque en febrero y marzo todas las organizaciones dijeron que iba a ser un año complicado para las quemas y acá estamos”, agrega.
Ley de humedales
Los dos comunicadores de Rosario especializados en la agenda verde destacan que hay once proyectos de ley de humedales y que se trata de una norma “necesaria”. “Se trabajo mucho desde las organizaciones para que Argentina cuente con ley de glaciares y la de bosques, necesitamos esta nueva ley para ordenar nuestra casa común, a partir de la figura ecosistémica, los humedales son los riñones del planeta”, considera Rinaldi.
“Tuvimos otros intentos en el Parlamento pero quedaron en el olvido en dos oportunidades, esta vez no puede escaparse esa posibilidad”, sigue Rinaldi. Hiba, en ese camino, propone “una mirada social y mediática punzante sobre el tema” para que “la clase política esté a la altura: que los 29 diputados nacionales y los tres senadores de Santa Fe voten todos en bloque a favor de la ley”.
“Sobre todo porque ahora surgen declaraciones como la del diputado (Federico) Angelini, que dijo que no era necesaria la ley de humedales porque hay otras legislaciones que cubren eso; si bien existen otras legislaciones, sí es necesaria la ley de humedales”, aclara y agrega: “Es súper positivo el debate, tal vez sea lo mejor de este desastre ambiental que estamos viendo”.
“La ley funcionará –continúa– en la medida que las provincias asignen recursos, hagan los inventarios y que se deje de ver a los territorios con los límites de los mapas, porque eso no sirve para la gestión ambiental”.
Ambos siembran un alerta: debe tomarse el antecedentes de lo ocurrido con la ley de bosques. Entre la sanción y la aplicación de esa norma las topadoras aprovecharon para avanzar sobre las reservas verdes, y eso no debería repetirse en el humedal. Una sociedad civil presente e informada para alumbrar ese proceso será clave.
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