Como cada año, los cursos de agua de la ciudad volvieron a cubrirse de camalotes arrastrados por la crecida.

El fenómeno, que hace más difícil la actividad de los pescadores y de los que circulan por el río Paraná, también generó una serie de imágenes compartidas en las redes sociales.

Al mismo tiempo, los camalotes del Paraná y de los arroyos que atraviesan la ciudad también arrastran restos de basura y plásticos arrojados desde la urbe.

Aunque varias campañas buscan crear conciencia sobre el cuidado del medio ambiente, las actividades de limpieza de los cursos de agua de la zona realizadas por voluntarios encuentran cada año mayores cantidades de plásticos, descartables y residuos en el agua.

El año pasado, durante la jornada “1 día + río – basura” voluntarios recolectaron entre 200 y 300 kilos de residuos en veinte metros de costa.