Painkiller (traducida para el mundo de habla hispana como: Medicina letal) es una serie de origen estadounidense, basada en el artículo “La familia que construyó un imperio del dolor”, de Patrick Radden Keefe y el libro de Barry Meier, “Pain Killer, analgésico: un imperio de engaño y los orígenes de la epidemia de opioides de Estados Unidos”. El lanzamiento de la serie en Argentina disparó el debate sobre la crisis de opioides en Estados Unidos y varias preguntas sobre el uso del Oxycontin (nombre comercial de la oxicodona), en Argentina, donde se prescribe como parte de algunos tratamientos específicos para el dolor.

“Argentina no es Estados Unidos”

 

En diálogo con el programa A la Vuelta (Radio 2) el presidente de la Asociación Argentina para el estudio del dolor, Santiago Guaycochea, buscó llevar tranquilidad desde el comienzo y advirtió que en el país “no tenemos el problema con los opioides que sí existe en Estados Unidos, especialmente con la oxicodona. Esto se produjo en ese país porque hubo fuerza de venta de parte de la industria farmacéutica que estimuló mucho a los médicos para que receten y a la publicidad para que promueva este tipo de fármacos”.

“Pero en Argentina –afirmó– no debemos caer en pensar que puede pasar lo que ocurrió en Estados Unidos, Canadá y algunos países europeos, donde tienen una gran cantidad de mortalidad por opioides y la regulación es distinta. Acá pasa todo lo contrario. Tenemos muchos pacientes con enfermedades oncológicas que no tienen acceso a los opioides”.

Nota Anmat. Oxycontin by Rosario3 on Scribd

¿Cómo actúa la oxicodona?

El profesional explicó que el oxycontin (oxicodona, la droga base) es un opioide que tiene un mecanismo de acción similar a la morfina que es la droga madre. Se indica para el tratamiento del dolor en el noventa por ciento de los casos: artrosis, artritis, enfermedades oncológicas, metástasis de enfermedades oncológicas o algún tipo de dolor como el causado por cirugías de columna y lumbalgias muy severas.

Es un opioide fuerte que se indica con una receta especial de la Administración Nacional de medicamentos, alimentos y tecnología médica (Anmat), de color verde. No cualquier médico la puede recetar, ya que el profesional que la prescribe tiene que hacer un trámite especial ante ese organismo.

¿En qué casos específicos se prescribe oxicodona?

La oxicodona se receta en pacientes que sufren dolor de moderado a severo (en una escala de dolor de 0 a 10, por arriba de 8), o padecen un dolor crónico, entre 7 y 8 de la escala y no responden a tratamientos comunes con ibuprofeno, diclofenac, tramadol y codeína. En esos casos, el escalón que sigue en analgesia es la oxicodona u otro tipo de opioides fuertes como morfina, metadona y fentanilo.

Se receta a pacientes que el médico tiene que conocer y debe saber que no tienen ninguna historia de abuso de sustancias ni de otros fármacos. En esos casos específicos, se indica oxicodona y se supervisa en el tiempo.

Usar un producto médico de forma distinta a la prescripta puede provocar dependencia, adicción e incluso la muerte.

¿Todas las personas pueden hacerse adictas a la oxicodona?

“No, por usar oxicodona u otros opioides no nos vamos a volver adictos a esa droga. Ese es uno de los mitos en torno a los opioides”, aclara el especialista y agrega: “Uno debe mejorar el dolor y la calidad de vida del paciente y luego de que lo logre, se debe buscar la forma de suspender el fármaco”.

El riesgo de desarrollar adicción a la oxicodona se da en personas que tienen una seria tendencia a la adicción, por ejemplo: pacientes alcohólicos, fumadores, consumidores de cocaína, etc. Los pacientes que tienen cierta predisposición a la adicción, en general tienen predisposición al uso de opioides en forma indebida. En esos casos puntuales, se requiere de supervisión y suspensión de la droga.

¿Cómo controlar la dosis de oxidocona que toma el paciente?

Guaycochea señala que los médicos que lo prescriben tienen que tener contacto con los farmacéuticos, ya que se debe trabajar en conjunto. “Ha pasado a veces, que un paciente hace acopio de recetas. Por ejemplo, yo le doy una receta que le debe durar un mes, y a los quince días, el farmacéutico (con quien estamos en contacto) me indica que luego de comprar ese envase, el paciente se presentó con la receta de otro médico a buscar otra caja del medicamento. Eso se evidencia con el control permanente”.

Otra situación que suele darse es que el paciente llega a la primera consulta y lo primero que hace es pedir oxicodona o morfina. “Esa es una conducta rara que genera cierta duda. En ese caso, no se lo indico o me aseguro de hablar con los médicos que lo atendieron previamente para ver si tuvo algún problema con la medicación. Hay que ser muy cuidadosos. En la primera consulta no se la damos y si el paciente tiene realmente una indicación, contactamos al profesional que lo venía atendiendo y le pedimos una orden escrita”.

¿Cómo se retira la oxicodona una vez finalizado el tratamiento?

Hay dos escenarios: hay pacientes que vienen por un dolor agudo o subagudo que va a durar de tres a seis meses, originado, quizás, en una cirugía de columna dolorosa, una lobectomía de pulmón, o una pancreatectomía, en las que se extirpan pedazos de órganos. “En esos casos –explica– el paciente puede tener dolor agudo durante uno, dos o tres meses y por eso requiere el fármaco; pero a medida que se aleja de ese postoperatorio, se puede empezar a disminuir la dosis y rotarlo a un opioide débil”.

Otro posible escenario es el del paciente que,ya sabemos, va a tener dolor crónico hasta que se muera. “En esos casos, no hay problema en darle oxicodona, morfina o metadona, porque lo importante es que el paciente no tenga dolor en lo que le queda de vida. De hecho pasa que llegan pacientes en estadíos casi terminales, con dolor y preguntan por qué tienen que tomar oxicodona o les da miedo y uno tiene que explicar que es una droga segura, siempre y cuando se la use bien”.

¿Se dispone de otro fármaco que esté al mismo nivel de eficacia de la oxicodona para tratar dolor?

Los opioides se dividen en fuertes y débiles. Entre los débiles están la codeína, el tramadol y los parches de buprenorfina (que se colocan en la piel y liberan analgesia opioide). Se prescriben con receta doble, al igual que el alprazolam, el rivotril, etc.

Entre los fuertes, en Argentina se usan: oxicodona, morfina, metadona y fentanilo, que requieren receta especial. Guaycochea apuntó que el médico puede sustituir la oxicodona por la morfina o por la metadona. Lo único que hay que ver es la equivalencia y lo que necesita el paciente. “El tratamiento no es un traje a medida, porque mientras que a un paciente puede hacerle bien la oxicodona, a otro puede no hacerle el mismo efecto o incluso puede no tolerarla”, advirtió.

¿Cómo se trabaja con pacientes que ya tienen alguna adicción a los opioides?

Para deshabituar a los pacientes del uso de opioides, se trabaja a partir de opioides más débiles. Por ejemplo: metadona y los parches de buprenorfina son los fármacos indicados para que el paciente deje de tomar otros opioides más fuertes. Obviamente, hay que detectar al paciente y se lo trata en equipo multidisciplinario con psicólogo, psiquiatra, toxicólogo, asistente de familia, etc. ya que esos casos exceden al médico del dolor. “Se trata de casos complejos que requieren, además, colaboración de la familia o el entorno del paciente para llevar adelante el proceso”.

¿Qué contraindicaciones tiene la oxicodona?

El fármaco tiene cointraindicaciones médicas: insuficiencia renal severa, insuficiencia hepática, pacientes que ya han tenido alguna respuesta adversa indeseada a la oxicodona; pero no hay contraindicaciones clínicas que lleven a no recetarlo.

“Sí hay que tener en cuenta las interacciones farmacológicas, por ejemplo, en el caso de pacientes que estén tomando antidepresivos, que tienen interacción en su metabolismo con la oxicodona. “En ese caso –alertó– hay que estar atentos”.

El consumo espontáneo y las estadísticas

 

Existen escasos y desactualizados datos oficiales sobre la adicción a los opiáceos en Argentina. Según el “Estudio nacional sobre drogas psicoactivas”, de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), en 2017 el 6,2 por ciento de la población de 12 a 65 años consultada dijo haber consumido esta sustancia sin prescripción médica. La proporción rozaba el 7 por ciento en el grupo de 35 a 49 años.

En el año 2019, cuando se llevaba adelante el juicio contra Purdue Pharma, se difundieron cifras de excesos con Oxycontin en Argentina, suministradas por el Hospital Fernández, de Buenos Aires, un efector tomado como referencia en el tema.

El relevamiento daba cuenta de 80 casos anuales de adicción. Desde ese centro de salud explicaron que se trataba de casos de consumo por fuera del sistema de salud o por un deficiente control médico.