"No nos van a ganar. Nunca nos van a ganar. Rosario siempre será una ciudad de paz". Mientras el intendente Pablo Javkin daba su discurso de cierre en los exitosos Juegos Suramericanos de la Juventud, que terminaron este domingo, con una referencia a la realidad más oscura, una protesta por la inseguridad y la violencia que azota a la ciudad se hizo escuchar a pocos metros, para no perder de vista el contraste que es parte de un mismo lugar.
Tal como ocurrió durante la ceremonia de apertura del certamen internacional, vecinos se concentraron frente a los Tribunales provinciales de Pellegrini y Balcarce, convocados por la Asociación Familiares y Víctimas de la Inseguridad, y se movilizaron unos metros hasta donde todo era celebración y color.
Allí, en Oroño casi Cochabamba, donde estaba el vallado de seguridad, se apostaron con pancartas que mostraban reclamos o los nombres y rostros de diferentes víctimas. También llevaron bombos para hacerse escuchar.
Cadetes y repartidores, uno de los rubros laborales más afectados por el mismo flagelo, se sumaron con los bocinazos de sus motos, al igual que muchos automovilistas que circulaban por la zona y a la pasada también aportaron su ruido.
Como una burla del destino, el pasado 28 de abril, cuando se inauguraban los juegos y se daba la anterior protesta, acababan de matar a un vecino que llegaba a su casa para robarle el auto, en Biedma y Pueyrredón.
Este domingo, en el cierre, también transcurría la marcha con la noticia fresca de otro hombre baleado en la cabeza, en ese caso herido por un disparo en el rostro, a pocos metros del otro episodio y también con el robo de un vehículo como marco.