Una protesta pacífica de independentistas en el Paseo de Gracia, en el corazón de Barcelona, terminó este martes con una batalla campal con la Policía Nacional, una escena de violencia que no se veía en esta ciudad desde la huelga general de 2008 contra el entonces gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.
La manifestación, convocada por organizaciones y referentes secesionistas para rechazar la condena a prisión anunciada contra los líderes catalanes que encabezaron la fallida declaración de independencia en 2017, trascurrió durante dos horas en tranquilidad.
Pero, minutos antes de que terminara y se iniciar la desconcentración, la Policía Nacional comenzó a avanzar y empujar.
Toda la zona estaba vallada y la multitud de cientos de miles de manifestantes estaba pegada uno contra otros. Por eso, cuando los policías empezaron a empujar con sus escudos hubo caídas, gritos y temor a una avalancha.
En medio de ese caos, un grupo de jóvenes encapuchados comenzó a sacar las vallas y a lanzarlas, junto con piedras, a las fuerzas de seguridad que sellaban la esquina del Paseo de Gracia y la calle Mallorca, a solo unas cuadras de la sede del gobierno central español.
Los policías respondieron reprimiendo con bastones y balas de goma, lo que escaló aún más la confrontación.
En apenas media hora, el Paseo de Gracia se había convertido en un pandemonio, con cuatro o cinco barricadas y contenedores de basura en llamas.
La mayoría de los manifestantes aceptó abandonar la zona, aunque algunos grupos se quedaron y revivieron algunas confrontaciones aisladas con las fuerzas de seguridad.
Al caer la noche, la zona seguía dominada por más de 30 camiones policiales y, según el diario El Mundo, al menos tres manifestantes fueron detenidos.
Cataluña, y Barcelona en particular, ha estado en el centro de una de las disputas institucionales y políticas más importantes de España en los últimos años.
Sin embargo, hacía años que la ciudad no vivía momentos de represión y confrontación tan fuertes como las de este martes, especialmente de manos de la Policía Nacional y no de las fuerzas de seguridad locales.
La última vez que se vivió una situación similar y una confrontación tan clara con las fuerzas de seguridad nacionales fue durante la huelga general contra el gobierno de Zapatero hace 11 años.