Nora Morales de Cortiñas fue militante y defensora de derechos humanos, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo y posteriormente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Se desempeñó como psicóloga social y profesora en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Doctora honoris causa por la Universidad Libre de Bruselas en el año 2000, la Universidad de Salta en 2004, y la Universidad de Buenos Aires en 2012.

Su hijo Carlos Gustavo Cortiñas fue detenido-desaparecido en Buenos Aires, el 15 de abril de 1977 en la estación de Castelar, Provincia de Buenos Aires. En el momento del secuestro, Gustavo era estudiante universitario, tenía 24 años, estaba casado y tenía un hijo pequeño.

A partir de la desaparición de su hijo, Nora inició una incansable búsqueda entendiendo desde un principio la necesidad de una lucha colectiva. Carlos Gustavo Cortiñas aún permanece desaparecido.

Yo fui una mujer tradicional, una señora del hogar. Me casé muy joven con Carlos Cortiñas y tuvimos dos hijos: Carlos Gustavo y Marcelo Horacio. Mi marido era un hombre patriarcal, él quería que me dedicase a la vida familiar. En ese entonces, yo era profesora de alta costura y trabajaba sin salir de mi casa, enseñándoles a muchas jóvenes a coser. Vivía todo muy naturalmente, como me habían educado mis padres”, había contado Nora sobre su vida que cambió radicalmente tras la desaparición de hijo.

Además, según el espacio Educación y Memoria, Nora Cortiñas comentó sobre su hijo: “Gustavo salió una mañana como todos los días y no llegó más. Era el 15 de abril de 1977. Tenía 24 años, una esposa y un hijo muy pequeño. Lo secuestraron en la estación de tren, mientras iba camino a su trabajo. Esa noche un operativo militar y policial allanó mi casa, en donde estaba mi nuera. Afortunadamente, a ella no le hicieron nada. Fue un milagro teniendo en cuenta de que en la mayoría de los casos, al no encontrar a la persona buscada se llevaban a cualquier familiar en represalia”.

Perder un hijo es siempre una tragedia, pero hay que elaborarlo para no quedar prendida en ese laberinto y poder ayudar a quienes están en la misma situación. La soledad nunca es buena receta si se quiere saber la verdad”, reflexinó Norita como la llamaban sus allegados y seres queridos.