Camila es una joven médica de 27 años quien el pasado 20 de septiembre a la noche sufrió un asalto extramadamente violento. Sucedió en la autopista Córdoba-Rosario, a la altura del kilómetro 302, cuando regresaba de Cañada de Gómez donde trabaja. Dos delincuentes le tendieron una trampa para que frene el remise en el que se trasladaba. Para robarles sólo las pertenencias que tenían la muchacha y el chofer, les dispararon varias veces y les ordenaron correr: “Me cambió la vida, me quitaron la libertad que tengo para ir a trabajar”, sostuvo la profesional.
En diálogo con el programa A Diario (Radio 2) la muchacha, quien hace 7 meses fue matriculada como médica, compartió un relato aterrador de lo que vivió y replicó en sus redes sociales. “Sucedió a las 20.58 del 20 de septiembre, pude mirar el reloj cuando empezó la pesadilla”. Según contó regresaba en un remise conducido por Oscar, cuando sintieron una explosión a la altura del kilómetro 302. “Envié una mensaje a Rosario diciendo que habíamos pinchado una rueda e iba a llegar más tarde. Prendo la linterna y siento ruido en los pastizales, pensé que eran animales, nunca pensé que serían delincuentes. Ahí mi vida cambió, fue cuando escuché los disparos y vi el fuego, eran dos”, comenzó.
“Me paralicé y pensé en las veces que había escuchado que no había que resistirse. Le dije «Oscar nos roban», me agarran a mí y les di todo, no entiendo por qué tanta violencia. Empezaron a disparar al piso y a dar órdenes. Me dijeron que me vaya adelante del auto y que corra, me tiraron al piso a punta de pistola. Corro y escucho 3 disparos más y pensé lo peor, que habían matado a Oscar. Me di vuelta y uno de ellos vino super violento, me ordenó que me tire al piso, ahí fue que perdí contacto con la realidad, pensaba en mi familia de Corral de Bustos a la que no veo desde hace 7 meses, en que no me iba a poder despedir y decirles que los quiero mucho”.
Todo se puso peor. “Él empieza a dispararme a los costados, no entendía qué cosa quería porque no tenía más nada, me empiezo a sacar la campera y me disparó 4 veces, me hice pis”, precisó sobre ese punto máximo de terror que conmueve al extremo.
“Jamás le dije nada –continuó–me saca la campera, pensé que me iba a tocar pero no, me volvió a amenazar con la pistola en la cabeza para que le de las crocs. Después volvieron a revisar el auto y se fueron en moto”, manifestó. Una vez que huyeron, el pavor era imposible de exterminar, tanto es así que temió que un motociclista que paró a asistirlos fuera un ladrón.
Sin campera, descalza, muerta de frío y de miedo, Camila hizo señas y gestos de auxilio. De acuerdo a lo que contó, algunos autos respondieron con señas de luces pero continuaron viaje. “Hasta que paró en una Traffic Sebastián Ilurde –lo menciona con nombre y apellido– que nos auxilió, llamó al 911 y paró a otro auto para que ayudaran a Oscar y él me trajo a Rosario”, expresó con enorme agradecimiento.
Camila aún no se repuso de la experiencia terrible que vivió. Pidió más seguridad y lamentó: “Me robaron la posibilidad de hacer las guardias tranquila, después de tantos años de estudio y del esfuerzo que me costó conseguir este trabajo”.