El narcotráfico de Rosario y su región suelen aparecer en los medios de comunicación por el despliegue de violencia que realizan las bandas que se dedican a la venta al menudeo y que disputan territorios en los barrios. Pero tiene otra cara, menos visible, donde la violencia no alumbra: el tráfico de enormes cargamentos que salen por los puertos o que se insertan en buques que partieron de las zonas portuarias de la región.
La forma de salida de la droga de Rosario o sus alrededores por el río Paraná se da a través de distintas modalidades. Basándose en expedientes judiciales, Rosario3 reconstruyó tres alternativas verificadas.
“Gancho ciego” adentro
Uno de esos mecanismos, tal vez el más emblemático, consta en la causa judicial que apuntó a la Terminal Puerto Rosario (TPR). En 2022 se constató que habían salido al menos dos cargamentos de cocaína que fueron incautados en Santos (Brasil) y Róterdam (Países Bajos).
El expediente puso en evidencia algo que siempre había sido un comentario, incluso de dirigentes políticos: que los grandes volúmenes de cocaína salían del puerto de la ciudad.
La causa expuso al menos una manera de “contaminar” un cargamento: el “gancho ciego”. Esa técnica implementada consistió en romper los precintos aduaneros del container que estaba en el depósito fiscal de TPR para tirar bolsos con droga arriba de toneladas de maní que provenían de Córdoba.
Luego de esa maniobra, se colocaron precintos muy parecidos a los vulnerados, lo que necesariamente implicó connivencia de personal del puerto y, posiblemente, de otras autoridades que al menos en la investigación no aparecen.
“Gancho ciego” afuera
Otra causa que muestra cómo operan las grandes organizaciones dedicadas al tráfico internacional de droga, y que usan a Rosario y localidades de la región como uno de los puntos logísticos, es el secuestro de agosto de 2022 de más de 1.500 kilos de cocaína. El hallazgo fue en un depósito ubicado en Génova al 2400, en Empalme Graneros, una de las zonas con mayores índices de violencia, principalmente por bandas que se pelean a los tiros por la venta al menudeo.
A diferencia de la cocaína que salió del Puerto Rosario en bolsos tirados arriba de toneladas de maní, la operatoria en este caso era otra: los ladrillos con la droga habían sido introducidos dentro de los pellets de maíz que tenían como destino final España, según se pudo establecer en el juicio federal en el que terminaron todos condenados.
La droga se supone que había sido traída en aviones desde Colombia o Perú, y gracias al aporte logístico de Gabriel Nicolau y José “Tano” Sofía, los paquetes que llevaban el logo de Louis Vuitton fueron movidos por las rutas hasta tres depósitos de Rosario, donde se hizo el “acondicionamiento” de la carga.
Ese paso consistió –según explicaron investigadores judiciales– en meter la droga en medio de los pellets de maíz, donde fue rociada con una sustancia para evitar ser detectada en los escáneres de la Terminal Puerto Rosario.
“Caja de mar”
Más allá de las medidas de seguridad que hayan impulsado el puerto de Rosario o los del cordón industrial después de la difusión de estos casos, la cocaína sigue saliendo por el río Paraná. Una constancia de eso es la pérdida de varios bolsos de cocaína en el agua en noviembre de 2023, cuando una lancha con dos ocupantes abandonó la embarcación y los ladrillos con estupefacientes en Puerto Norte y se fueron corriendo para uno de los viejos barrios de la ciudad, como es Refinería.
En esa investigación, en la que hay al menos cinco personas involucradas judicialmente –la principal es Nicolás J., procesado con prisión preventiva efectiva, quien se cree que estuvo al mando de la lancha y la abandonó con la cocaína– se detectó por parte de la Delegación de Inteligencia Criminal e Investigaciones de la Prefectura de Zona Bajo Paraná que la maniobra allí iba a ser diferente a las dos mencionadas anteriormente.
Una embarcación se iba a acercar a un buque estacionado –o, como se le dice, en rada– y a través de una soga arrojada al barco se iba a meter los bolsos, que posteriormente se iban a ocultar en su interior con una clara connivencia de parte de la tripulación.
Pero las organizaciones “más avanzadas” tienen una variante aún más compleja para meter la droga en un barco. Operan con buzos tácticos, generalmente brasileños, que introducen los bolsos en un compartimento denominado “cofre o caja de mar”.
Esa maniobra hecha con buzos no es desconocida, ya que hubo varios antecedentes de contaminación de buques que estuvieron en la región (se sospecha que en el río a la altura Rosario-San Lorenzo, entre las jurisdicciones) y llegaron con el material estupefaciente al puerto de destino.
Uno de los hechos más recordados ocurrió en mayo de 2022, cuando en la costa de Newcastle (Australia) fue hallado el cuerpo de un buzo brasileño al lado de 50 kilos de cocaína que flotaban al lado suyo. La droga, según se cree, había viajado en el buque cerealero Arieti que había estado en San Lorenzo y que debía llegar a Oceanía.
El buzo fallecido, para los investigadores, era una persona pagada o miembro de la misma organización que había contaminado el barco. Se presume que fue en avión con otros integrantes de la banda hasta Oceanía y murió al intentar sacar la cocaína de la embarcación, en el llamado “cofre o caja de mar”.
¿Nadie detecta a esos buzos mientras están contaminando un barco? Los investigadores indicaron a Rosario3 que tanto en el caso del muerto en Australia como en otras causas de tráfico internacional de droga se constató que usan un sistema de oxígeno que no emite burbujas en el agua –equipo de buceo de circuito cerrado–, por lo que resultan imperceptibles a la vista.
Una imagen ilustrativa de un equipo Drager de buceo táctico de circuito cerrado (@DSSafetyARG).
Las contaminaciones de los barcos no se hacen solo en Rosario, San Lorenzo, Puerto San Martín o Timbúes. Las organizaciones utilizan el agua y otro elemento no menor: manejan información, a veces confidencial, y saben cuando pueden tener más facilidades de maniobrar. No ocurre solo en la región: hubo numerosos casos similares en Arroyo Seco, Villa Constitución o San Nicolás.