En 1945, una serie de bombardeos del ejército aliado sobre la ciudad de Berlín redujeron a escombros su zoológico, matando a 16.000 animales y dejando con vida solo a 96. Entre ellos se encontraba Saturno, el reptil que más tarde sería conocido como el cocodrilo de Hitler.
Unos meses después, ya en 1946, un grupo de soldados soviéticos decidió trasladar al imponente animal hasta el zoológico de Moscú, donde acaba de morir, a los 84 años de edad. Han circulado numerosas leyendas sobre si realmente fue mascota del dictador nazi. Hoy sabemos que posiblemente no lo fuera. Lo que está claro, según sus cuidadores, es que fue un ser muy especial. Y así han querido reflejarlo tras su fallecimiento.
La leyenda del cocodrilo de Hitler
Poco después de la llegada de Saturno a Moscú, comenzó a circular por la ciudad la historia de que en realidad no se encontraba en el zoológico de Berlín, sino en la colección personal del führer.
Tras su muerte, algunos trabajadores del centro en el que pasó sus últimos 74 años han querido hablar de él, dejando a un lado si era o no el cocodrilo de Hitler: “Los animales no están involucrados en la guerra y la política y es absurdo culparlos por los pecados humanos”.
Cuentan que era un animal extraordinariamente apacible. Solo protagonizó un pequeño altercado, al morder la mano de un joven guardia, que pensó que no habría problema con darle de comer directamente con ella. Por lo demás, pasó el resto de sus días tranquilo, disfrutando de pequeños placeres, como que sus cuidadores lo acariciaran con un cepillo de barrer, como puede verse en las imágenes.
En realidad era un caimán, concretamente un caimán del Mississippi. Por lo general, estos animales viven en la naturaleza entre 30 y 50 años. Saturno superó los 80, aunque en realidad no es el único, ya que se han documentado otros casos de reptiles de su especie que han pasado esta edad, también en cautividad, según publicó Hipertextual.
Durante todo esto tiempo, según explicaron responsables del zoo en un comunicado transmitido por varios medios de comunicación fue una de las imágenes más populares del centro. Y seguirá siéndolo, aunque esta vez en el Museo de Biología Charles Darwin, en la misma ciudad, donde se exhibirá su cuerpo disecado.