A poco de cumplirse dos meses de la muerte de Liam Payne, hubo movimientos en la causa que investiga lo ocurrido. La jueza Laura Bruniard pidió que el empresario Rogelio Nores, el camarero Braian Paiz y el empleado del hotel Ezequiel Pereyra, sean citados a indagatoria.
A Nores, amigo y mánager de Payne, se le imputa el delito de abandono de persona seguido de muerte y facilitación de estupefacientes. Esta última acusación también alcanza a Paiz y Peyeryra.
Además, sobre Nores recae una prueba fundamental: la que entregó Geoff Payne, padre de Liam, a la justicia argentina. Se trata de un mail que la psiquiatra del cantante le envió al empresario donde le expresaba que no podía seguir asistiéndolo y que la mezcla de alcohol con el antidepresivo podría ser fatal.
Eso demostraría que los involucrados conocían del estado de salud del músico y de los peligros de suministrarle drogas.
Bruniard también imputó a Esteban Reynaldo Grassi, jefe de seguridad del hotel; y a Gilda Martín, gerenta de CasaSur, el lugar donde murió el cantante.
Aunque no trascendieron los cargos, el hecho clave sería la llamada al 911 realizada por el empleado minutos antes del episodio que terminó con la vida del ex One Direction.