Miguel Ángel Russo es un habitual colaborador del Hospital de Niños Víctor J. Vilela. Así como lo hizo en diciembre pasado, en vísperas de Navidad, este viernes, en la previa del Día de las Infancias, recorrió las instalaciones de ese efector de salud y visitó a los pequeños pacientes allí internados.

Luego de la recorrida en la que aprovechó para saludar a niños y niñas, repartir juguetes y firmar camisetas y pelotas de fútbol, el ex director técnico de Rosario Central, agradeció la tarea que lleva adelante el personal del hospital y las voluntarias.

“Es una emoción muy grande venir acá y ver cómo luchan estos pacientes de tan corta edad. A mí me gusta el anonimato, pero bueno, agradezco a la persona que colabora con esto (que es un amigo) y que no quiera que se diga su nombre”, dijo conmovido, a los periodistas que lo interceptaron al término de la visita a la institución a la que ayuda de forma continua.

Recorrió durante más de una hora y media, el área de oncología del hospital. También pasó por el sector de cuidados intensivos, por la unidad del quemado y por el resto de las salas donde hay pequeños internados.

“A veces, uno no sabe todo lo que pasa acá adentro y lo que hacen estas mujeres. A este hospital hay que darle un montón de cosas. Lo primero es amor y cariño. Por eso –agregó– brindarles alegría, un poco de felicidad a estos pacientes y a sus familias es lo primero. A mí no me gusta que la gente sufra. Sacarle una alegría a un niño es lo máximo. Lo mejor para ellos”, expresó con la voz quebrada.

También respondió acerca de su propio estado de salud: “Estoy bien; me ha crecido el pelo, para los que decían que estaba enfermo –bromeó– estoy tranquilo, mirando el futuro, de forma normal como he hecho siempre”.