El miedo a ser víctima a algún tipo de delito, la desconfianza hacia las instituciones que lo deben prevenir e investigar, la desesperanza en cuanto a la posibilidad de que la situación pueda mejorar, llevan a los habitantes de Rosario y su conurbano a modificar sus hábitos cotidianos y la forma en que se relacionan con las personas desconocidas.
Cómo la inseguridad afecta la vida cotidiana de los rosarinos es una de las lecturas fundamentales que se puede hacer del sondeo de opinión que entre el 20 y 27 de marzo se realizó a través de Rosario3, a partir de un acuerdo entre Televisión Litoral y MEC Consultores, la firma que está a cargo de la recolección y el procesamiento de los datos. Esta es la primera de una serie de encuestas sobre temas de interés de la ciudadanía que se elaborarán durante todo el año.
En este caso, 3.711 personas respondieron un cuestionario de varias capas sobre la experiencia personal y el efecto que tiene en ellas los distintos tipos de delito que llevaron el tema inseguridad al tope, y por lejos, en el ranking de preocupaciones de los rosarinos.
Los resultados revelan que el miedo es un sentimiento casi omnipresente en las calles de Rosario. Casi el 78 por ciento de los encuestados tiene, de modo frecuente, temor a ser víctima de un robo o de algún otro tipo de hecho delictivo. Mientras tanto, casi un 18,9 por ciento tiene el mismo temor, aunque solo “a veces”, en determinadas ocasiones. Impresiona, entonces, el número que queda: sólo el 2,7 por ciento dice manejarse cotidianamente sin temores. Suena increíble en una ciudad que no hace tanto se ufanaba de ser “el mejor lugar para vivir”.
El miedo no nace de un repollo. Las experiencias propias o de personas cercanas son fuente fundamental para alimentar los temores. Es que, por caso, el 62 por ciento de los encuestados respondió que ellos o algún familiar sufrieron algún arrebato o intento de robo en la vía pública y un 36 por ciento mencionó que en su núcleo familiar padecieron algún robo con armas. También, claro, las noticias sobre hechos como crímenes, balaceras y extorsiones que se repiten a diario y que tienen como protagonistas a las bandas vinculadas al narcodelito.
Entre las actividades cotidianas donde el miedo se expresa con mayor fuerza, un 90 por ciento declara sentir alto temor de sufrir un delito si tiene que esperar un colectivo después de las 23 y un 75 por ciento ante la necesidad de ingresar el auto a la cochera durante la noche.
También aparece la desconfianza, un sentimiento que surge en varios planos de la encuesta, ante la presencia de extraños. Encontrarse con alguien que “pide, vende o pregunta algo” genera que el 50 por ciento sienta un alto nivel de temor.
¿Adónde llevan los temores? A extremar cuidados y también a modificar hábitos y costumbres, siempre de un modo que de alguna forma restringe la propia libertad de los ciudadanos.
El 34 por ciento de los encuestados manifiesta haber dejado de dar ayuda a las personas que piden o comprar algún producto a vendedores ambulantes, mientras que un 25 por ciento toma muchos recaudos al hacerlo.
El 33 por ciento contestó que dejó de responder consultas o preguntas de extraños en la calle y el 37 por ciento lo hace tomando muchas precauciones.
En tanto, un 48 por ciento dice tomar muchos recaudos para circular de noche y 38 por ciento si tuviera que tomar un colectivo también cuando oscurece.
La indefensión que siente la población también es un rasgo que surge con claridad de este sondeo de opinión. La desconfianza hacia la policía y el sistema judicial aparece con contundencia en dos datos: el 55 por ciento de quienes aseguran haber sufrido algún tipo de delito no lo denunció porque descree que eso sirva para algo y siete de cada diez dice tener al menos alguna idea de quiénes venden droga en su barrio.
Todo el combo lleva a otro de los sentimientos predominantes entre los rosarinos en cuanto a la inseguridad: el pesimismo, la desesperanza. El 80 por ciento cree que la situación en su barrio está peor que un año atrás e igual porcentaje considera que la situación va a empeorar aún más el próximo año.
¿Cómo revertir la situación? Como medidas de corto plazo, quienes respondieron el cuestionario pusieron en primer lugar que las condenas a los delincuentes sean de cumplimiento efectivo, en segundo endurecer las penas a quienes reincidan, en tercero mayor control en las cárceles y en el cuarto arrasar con los búnkeres de drogas.
Entre los menores de 30 años, esta última medida que está en cuarto lugar en el resultado general queda primera.
En cuanto a medidas de largo plazo, el orden es el siguiente: combatir la corrupción, atacar la economía del delito (blanqueo de capitales, compra de artículos robados, redes de distribución), agilizar los procesos judiciales, mejorar la educación. Atacar la economía del delito cobra mayor fuerza a medida que aumenta la edad de los encuestados.
Por otro lado, la percepción no es la misma en toda la ciudad: quienes viven en el Distrito Centro de Rosario consideran que el problema es generalizado, pero quienes habitan fuera de esa zona sienten mayormente que la inseguridad golpea casi exclusivamente en los barrios.
Poder ver los resultados completos de la encuesta haciendo click aquí.