Se sabe que la vacuna contra el covid-19 es efectiva y genera inmunidad, pero poco se conoce en Argentina sobre la cantidad de anticuerpos que produce la inoculación y hasta cuándo permanecen en el cuerpo de las personas según su edad, sus antecedentes o cómo afectan las comorbilidades que cada uno presenta. Es por eso que el Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos (Cudaio) y el Ministerio de Salud de la provincia de Santa Fe comenzaron un extenso y minucioso estudio para conocer cuál es la respuesta en 846 voluntarios que se inocularon con la vacuna Sputnik V en el galpón 17 de la ciudad de Rosario.

“El primer objetivo es saber las respuestas inmediatas que puedan tener los pacientes con respecto a la producción de lo único que podemos medir hoy para ver la inmunidad: los anticuerpos”, explica a Rosario3 Armando Mario Perichón, médico inmunólogo (M 7991) y director del Cudaio.  

Ante el interrogante de qué hace que una persona tenga más o menos anticuerpos, cuando tiene colocada la misma vacuna y la misma cantidad de dosis, Perichón expresa que ese es el  segundo objetivo del estudio: “No solamente queremos saber si la gente genera anticuerpos y cuánto tiempo van a  estar presentes, si no también, cómo reaccionan. Buscamos saber cómo impactan las comorbilidades en la producción de los anticuerpos y responder la pregunta del millón: ‘¿Quien padece diabetes responde igual que uno que no la tiene?, ¿el obeso responde igual?’. Tenemos detalladas todas las comorbilidades que hoy sabemos que agravan la situación de la infección con covid, y eso nos permitirá saber con exactitud cómo responde cada comorbilidad. Es más, la segunda etapa del proyecto final es trabajar con los pacientes que son nuestro target: los trasplantados. Se los va a citar meses después de las segundas dosis para dosar los anticuerpos y ver si responden de la misma manera porque son pacientes que están inmunosuprimidos. Este estudio, nos va a permitir tener datos que en realidad son muy escasos en el mundo, sobre todo en el seguimiento tan largo que estamos pensando hacer y en la cantidad de muestras”.

El estudio, paso a paso

El lugar elegido para sumar voluntarios para la investigación fue el Galpón 17, en Rosario. Allí quienes recibían su dosis de Sputnik V tuvieron la posibilidad de acceder, de manera voluntaria y anónima (las muestras se cargan con un código de barras que solamente puede ser leído por una persona habilitada), a completar un cuestionario con una serie de datos clínicos y antecedentes donde indicaban: edad, si tuvieron covid y cuánto tiempo pasó de haberlo contraído y sus comorbilidades.

Para comenzar el estudio, que realizará un seguimiento del desarrollo de anticuerpos generados por la vacunación contra el coronavirus, se montó un operativo de extracción de sangre con un stand fuera del Galpón que permitió recabar la primera muestra una vez que cada voluntario (suman 846) recibía la primera dosis. La segunda extracción de sangre se realiza una vez recibida la segunda dosis (ya tienen más de 400 muestras tomadas).

Luego, están previstas entre tres y cuatro extracciones seriadas y coordinadas con anticipación. Aproximadamente podrán realizarse unas tres semanas después de la segunda dosis, seis meses después de la primera dosis y doce meses después de la primera dosis. Esta última extracción será fundamental para saber si hay cambios en la cantidad de anticuerpos y cuánto tiempo los anticuerpos son medibles en el organismo.

“Esto permitirá filtrar datos y poder evaluar caso por caso y comorbilidad por comorbilidad. Estamos haciendo el mejor diagrama  para ver cómo y en cuántos meses suben los anticuerpos y eventualmente cuándo bajan o desaparecen”, agrega Perichón.

La idea del estudio, que comenzó en marzo y finalizará en abril de 2022, surgió dentro del Laboratorio de Inmunogenética del Centro Único de Donación, Ablación e Implante de Órganos. “Fue conversado con la ministra de Salud de la provincia, Sonia Martorano, y el Comité Provincial de Bioética. Se cumplieron todos los plazos legales que exige una prueba de este tipo (pasó por aprobaciones nacionales e internacionales) y entonces se planificó cómo hacerlo, con un consentimiento informado que firma cada uno de los individuos de la investigación. La idea es tener un estudio robusto en cuanto al número para poder sacar las mejores conclusiones. El volumen es el que nos va a dar el número estadístico”, asegura.

Trabajo en equipo

El médico destaca el trabajo y la colaboración entre el Ministerio de Salud, los equipos técnicos, el personal abocado al Galpón y los profesionales del Cudaio. El Laboratorio de Inmunogenética y el Centro Regional de Hemoterapia del Cudaio llevan adelante el proyecto de investigación que permitirá conocer la producción de anticuerpos post vacuna y su duración. Las determinaciones se hacen con equipos de diagnóstico especial, que permiten procesar una enorme cantidad de muestras, que pueden alcanzar las 1500. La semana pasada los equipos de trabajo comenzaron a procesar los sueros congelados.

Defensa contra el virus

Previamente al estudio realizaron un muestreo con algunos pacientes, pero que “no se puede considerar como estadístico por el volumen”, enfatiza Perichón al tiempo que agrega que “sabemos que un individuo que tuvo covid, en su primera dosis de vacuna genera una alta tasa de producción de anticuerpos y que en la segunda dosis, se da un refuerzo. También sabemos que las edades influyen en la producción de los niveles de anticuerpo: a mayor edad, menor cantidad de producción de anticuerpos, si no han tenido covid, por supuesto. Siempre dejando claro, porque es muy importante que la sociedad entienda, que los anticuerpos son una parte de la inmunidad que generan las vacunas, hay otra parte que es la inmunidad celular. Porque si no estamos generando una incertidumbre en el que no generó anticuerpos por alguna razón y eso no quiere decir que no haya generado inmunidad celular y que no haya guardado la memoria inmunológica”.  

    

La vida, el virus y las restricciones 

Armando Perichón, es médico inmunólogo, posee un posdoctorado en Oncología clínica, pero “la vida” fue llevándolo por caminos diversos. Tiene una larga trayectoria en la función pública: fue presidente del Incucai, director de Pami Rosario y coordinador de Salud en el Ministerio de Defensa, además de director provincial del Cudaio y profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario.  

El profesional mira hacia atrás, recuerda el inicio de la pandemia y reflexiona: “En un mundo de virtualidad, de alta tecnología, un virus nos puso en jaque, a toda la humanidad. Y la única manera que tuvimos inicialmente para defendernos fue con algo de la edad media: el aislamiento. Eso nos tiene que hacer reflexionar como seres humanos. Recién ahora podemos defendernos, después de que se llevó un montón de vidas, a través de la vacuna”. Afirma que la sociedad tiene que entender que “la vacuna no es un bien individual, sino una protección colectiva, porque cuanto más gente esté vacunada, más se dificulta la expansión de virus”.

Sobre las restricciones, entiende que los cierres deben ser “intermitentes, estratégicos y cortos. Y esto tiene un objetivo médico: cuanto más cortos y totales son los cierres, el virus se encuentra con un problema, y es que no sabe para dónde correr, no sabe cómo mutar, ahí le estamos poniendo un freno a esa mutación”.