Pensar con mirada feminista lleva a replantearse cómo nos educaron, cómo miramos y cómo nos relacionamos. Esta idea impulsó a la Editorial Chirimbote a lanzar en abril de 2015 la colección Antiprincesas y Antihéroes, con el fin de mostrar que siempre existieron mujeres libres e independientes y grandes artistas latinoamericanos. A la serie de mujeres que componen Alfonsina Storni, Juana Azurduy, Gilda, Violeta Parra, Frida Khalo y Clarice Lispector, entre otras, se sumará en marzo próximo, Micaela García, la joven entrerriana, activa participante del #Niunamenos, víctima de femicidio, en 2017.
Los libros –que ya cruzaron la cordillera y el océano Atlántico en busca de lectoras y lectores de otros países– están pensados para niñas y niños de 6 a 12 años pero el grupo editorial dice que también se leen en los jardines de infantes y cuentan con lectores adolescentes y adultos que, dada la brevedad de los textos, aprovechan para introducirse en la biografía de los personajes.
Cada texto apunta a recuperar la cultura popular y colectiva, rescatar heroínas olvidadas de las guerras de la independencia y proponer nuevas masculinidades. Desde esa perspectiva, también se sumaron los personajes de Eduardo Galeano, Julio Cortázar, el Che Guevara y el Gauchito Gil.
Literatura infantil con perspectiva de género
“El feminismo, como todos los movimientos, nos hizo cambiar el punto de vista hacia atrás y hacia el futuro. Eso, para personas adultas fue una transformación, pero hay que pensar cómo hacemos para el futuro de las niñas que ya pueden nacer con esa perspectiva de género, con el feminsmo arraigado a sus miradas desde pequeñas. Creo que a eso apuntamos, al igual que muchas familias que se van deconstruyendo y va generando este nuevo sentido”, afirma la escritora Nadia Fink, autora de los textos, en diálogo con A la Vuelta (Radio 2).
“Es un trabajo que al principio resultó mucho más difícil, pero luego –asegura– fue saliendo con esa mirada. De todas las mujeres elegidas como protagonistas encontramos bastante material biográfico, pero no está escrito con perspectiva de género. Por eso, la idea fue (y sigue siendo) transformar todo eso que vamos leyendo en algo accesible para niños y niñas y que a la vez se genere esta nueva perspectiva. En el caso de Frida Khalo, resaltamos que ella y Diego Rivera estaban viviendo un México posrevolucionario, que intentaba cambiarlo todo. Creemos que hubo un intento de cambio de mirar el amor, que funcionó algunas veces mejor que otras. Eso, a nuestro criterio, es darle una vuelta y no ver siempre a Frida victimizada, sino pensarla en acción en casos concretos”.
Micaela, la nueva “antiprincesa”
En cuanto al criterio con que se eligen los personajes, Fink explica que la idea es ver qué antiprincesa van generando para poder acompañar los cambios sociales. “Así como tenemos a la antiprincesa Susy Shock, artista trans, performer, cantante, escritora y docente, en estos momentos estamos trabajando en la antiprincesa de Micaela García (esperemos tenerlo listo para marzo próximo) para rescatar de ella su parte militante y evitar que sólo se la recuerde por su femicidio.
El crimen de Micaela García causó gran conmoción en el país, en 2017. La joven, que entonces tenía 21 años, era una activa participante del #Niunamenos, contra la violencia de género y por los derechos de las mujeres. Era oriunda de Concepción del Uruguay, pero vivía en Gualeguay, donde cursaba el profesorado universitario de Educación Física.
La joven desapreció el 1º de abril tras ir a un boliche en Gualeguay y su cuerpo apareció una semana más tarde en las afueras de esa ciudad entrerriana. Por el hecho fueron apresados Sebastián Wagner –quien confesó haber violado a la joven y fue condenado a cadena perpetua– y Néstor Pavón, quien se declaró inocente y dijo que lo único que había hecho fue prestarle el auto a Wagner, aunque según Wagner también la había violado y fue quien ahorcó a Micaela García.
La condena a Wagner disparó, a su vez, una gran polémica en la sociedad, ya que el asesino debería haber estado preso por la violación de dos jóvenes cometida por él con anterioridad, cuando Micaela se cruzó en su camino; pero gozaba de libertad gracias a que el juez de Ejecución de Entre Ríos Carlos Rossi le había otorgado ese beneficio en forma condicional, a pesar de que había dictámenes que lo desaconsejaban taxativamente.
La Ley Micaela
A partir del femicidio de la joven entrerriana, tanto su familia como legisladoras y legisladores comprometidos con la lucha contra la violencia hacia las mujeres –entre ellas, la diputada por Santa Fe Lucila De Ponti– promovieron la redacción de una ley que obligara a quienes ejercen cargos en en los tres poderes del Estado, a capacitarse en Género.
En diciembre de 2018, el Senado de la Nación sancionó la Ley Micaela o Ley de Capacitación Obligatoria en Género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado (N° 27499) que establece la capacitación obligatoria en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que se desempeñen en la función pública en todos sus niveles y jerarquías en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación en la República Argentina.
En septiembre de 2019, la provincia de Santa Fe adhirió a la Ley Micaela. Por unanimidad, la Cámara de Diputados provincial sancionó la adhesión a la ley, una iniciativa impulsada por la diputada Silvia Augsburger y el diputado Rubén Giustiniani.
Un mes después, en la sesión del 17 de octubre de 2019, el Concejo Municipal de Rosario aprobó la adhesión del municipio a la ley.
En este marco, Nadia Fink explica que la decisión de elegir a Micaela García como personaje del próximo libro de Antiprincesas, también apunta a “dar impulso a la Ley Micaela que es muy importante que se aplique, en forma permanente, en estos nuevos contextos”.
“Lo que tiene de importante la Ley Micaela es que si bien el machismo nos atraviesa a todas y a todos y es algo que tenemos que deconstruir, en el caso del femicidio de Micaela fue muy grave porque la Justicia no aplicó esa perspectiva de género y dejó libre a alguien que ya había violado”, remarca la autora y cuenta que están trabajando “codo a codo tanto con la familia de la joven como con la Fundación Micaela García “La Negra”, porque entienden que estas cosas que se empiezan a dirimir y a pensar, se tienen que dar en todos los ámbitos. “Es lo que tenemos que pensar hacia adelante con tantas mujeres en cargos públicos y en lugares importantes. Es algo que se puede transformar”, dice convencida.
La lucha contra la violencia de género es transversal
El derecho a una vida sin violencia abarca a todas las mujeres, es transversal a todas, sin importar su clase social, su grado de escolaridad alcanzado, su filiación política, su procedencia o la religión que profesa. Sin embargo, en la práctica, hay quienes suelen tildar de partidario un reclamo o una publicación, según quienes sean los protagonistas. Algo de esto debió afrontar el equipo editorial a la hora de reivindicar a determinados personajes.
“Cuando el macrismo fue oficalismo, algunas personas (no los funcionarios) tomaban algunos temas como kirchneristas y a su vez, los kirchneristas decían que éramos muy troskos”, dice Nadia, y agrega: “Nosotros venimos desde hace muchos años del periodismo, de la militancia social y desde ese lugar, conocemos también las construcciones colectivas y los reclamos y somos parte de eso. Sobre todo, somos parte del movimiento feminista que más allá de lo que quieran etiquetar, sabemos que creció justamente porque no hubo banderas, sino un movimiento fuerte”.
“A los niños se les enseña el ego y a las niñas, la culpa
La escritora remarca que la impronta de la serie Antiprincesas y Antihéroes apuna a “tatar de ver cómo se enseña a niños y niñas a pensar su propia imagen” y en ese sentido analiza que “desde chicos, a los niños se les enseña el ego y a las niñas se les genera, desde temprano, el sentimiento de que la mujer siempre tiene que estar atendiendo las necesidades de otras personas. Ésa es la culpa con la que crecen las niñas, avalada a su vez, por el catolicismo y otras religiones que quieren imponer la idea del sacrificio y de la culpa asociada a lo que se espera que haga una mujer que ama”.
“Esto –dice– se ve cotidianamente en el trabajo no remunerado del hogar y en el cuidado de personas enfermas, adultas mayores, o bebés, tarea que siguen haciendo las mujeres, por una culpa inculcada que hace que siempre tengamos que estar a disposición de otras y otros".
Pero los cambios están en marcha y la retroalimentación con su público le permite al equipo editorial saber qué historias quieren escuchar o contar sus lectoras y lectores. “Muchas niñas y niños se animan a hacer lo que quizás en nuestras infancias no nos atrevíamos o lo hacíamos muy a escondidas. También hay muchos cruces de juegos entre niñas y niños y sabemos de niñas que han pedido ambientar sus cumpleaños con disfraces de Frida, de Juana o de Gilda, personajes salidos de nuestros cuentos, como alternativa a los de las princesas. Por eso –concluye Fink– aunque en algunos lugares lo conservador es muy fuerte todavía, éstas son muestras de que, en otros espacios se van corriendo algunos estereotipos de género”.