El martes pasado Rosario palpitó un fenómeno de fe impresionante cuando cientos y cientos de personas se congregaron en la catedral para recibir la bendición de Leda Bergonzi, la mujer que encabeza el grupo de oración Soplo de Dios Viviente, a quien se le adjudican sanaciones corporales y espirituales. Tras la nota publicada por Rosario3, el templo “explotó” de fieles, tal cual admitían quienes asisten frecuentemente a la parroquia, sin embargo fue la última noche de la comunidad.
¿Qué pasó para que en medio de una convocatoria multitudinaria Leda anunciara que se iba de la catedral? Esa noche, ni ella ni sus colaboradores y seguidores más cercanos dieron una explicación oficial sobre la decisión, pero los rumores se multiplicaban con fuerza: las autoridades eclesiásticas no están de acuerdo con los modos en que se instrumenta la oración ni el ritual de sanación. Incluso, se dijo que la publicación había despertado recelo.
Este jueves, en contacto con Radiópolis (Radio2), el sacerdote párroco de la basílica de Córdoba y Buenos Aires, brindó su explicación acerca de lo sucedido. En primer lugar, negó haber echado a Soplo de Dios Viviente aunque no ahondó en las razones por las cuales la comunidad ya no va a funcionar en la parroquia.
“A veces la gente puede confundirse si no hay una comunicación adecuada, buscar la fe como si fuera algo mágico o supersticioso, por eso hay que orientarlo”, señaló y aseguró: “Hablamos en cuanto a la oración de sanación que había que revisar hace dos meses y el tema continuó igual”.
“Nadie pone en tela de juicio el carisma de Leda pero tiene que ser orientado. Hay algunas cosas en cuanto a la práctica de la oración de sanación que confunde. Eso de llamar sacerdotisa o sanadora, confunde un poco el modo en que se administra la oración de sanación”, siguió el religioso.
Consultado sobre el destino del grupo, ahora sin la posibilidad de estar en la catedral, observó: “Yo creo que ahora comienza una etapa de orientación del grupo, no se trata de reprimir lo que hacen ni la acción de espíritu santo”, dijo y advirtió: “Una cosa es lo que hace el padre Ignacio que es sacerdote, y otra es que una mujer imite exactamente lo que pudiera hacer el padre Ignacio”.
Y profundizó en ese sentido: “Es mujer y puede recibir un carisma de dios y tiene que practicarlo adecuadamente como la Iglesia la vaya orientando, creo que eso es lo que faltaría para que no se confunda su rol y la llamen sacerdotisa, sanadora o mano santa. Un modo de protégerla es darle orientación”.
Luego, anunció que “empieza una etapa de discernimiento, tengo entendido que el arzobispo va a acompañar en esto”, pero no especificó dónde van a reunirse los fieles que siguen a Leda que son cientos.
Macerola insistió en que “no es sorpresa que ellos nos vengan a partir del martes que viene” ya que, según subrayó, ya les había expresado esta necesidad de revisar la práctica. “Yo mismo la recibí a ella y al grupo con generosidad, los quise acompañar con indicaciones, pero no hubo comprensión”.
Aunque reconoció que lo sucedido en catedral “es un hecho positivo que necesita ser acompañado para dar más frutos”, apuntó “al modo en cómo se realiza la oración de sanación” y observó: “Cada uno tiene un modo, no es lo mismo sacerdote que un laico que inventa tocar con manos que alguno puede confundir con un mano santa”.
“Es Jesucristo el que sana”, aclaró y consideró que “si no se interviene, esto se puede desvirtuar, necesita orientación como un padre con su hijo, para que ese hijo pueda obtener un bien mayor”.