La decisión de suprimir el recorrido de la línea Q por las altas temperaturas desató un pase de factura entre la actual gestión y sus antecesores (integrantes del mismo frente) sobre las responsabilidades. Es que las unidades adquiridas en 2017 a la empresa rusa Trolza llegaron a la ciudad con la novedad de hacer recorridos autónomos. Justamente lo que actualmente no pueden hacer y por lo que terminaron al servicio de la línea K.
Al momento de explicar la decisión de suspender el recorrido de la línea Q, el presidente de la empresa Movi, Alejandro Gentile, señaló que había un problema técnico con las baterías que, cuando alcanzan los 39 grados de temperatura, se activa el sistema de protección y hace que los trolebuses circulen a 10 km/h.
En tanto que el presidente del Ente de la Movilidad, Rogelio Biazzi, fue un poco más allá y acusó a la gestión anterior –del mismo frente político que actualmente gobierna la ciudad– de traer unidades que “no fueron probadas en Rosario”. “Evidentemente están fabricados para otras temperaturas", sostuvo en diálogo con Radio 2.
Lo cierto es que en el pliego licitatorio, que se presentó en 2014 y en el que se basaron los oferentes para elevar la propuesta, hay un anexo con las especificaciones técnicas que debían cumplir las unidades a entregar. Este pliego se elaboró desde el área administrativa de la Semtur, que en ese momento estaba a cargo del propio Gentile.
Entre los requisitos planteados se establecieron los tipos de unidades que se podían ofrecer. Allí se diferenció entre vehículos simples con una longitud inferior a los 15 metros y los articulados con fuelle de hasta 18 metros de longitud. Éstos últimos finalmente se descartaron.
Por fuera del tamaño de las unidades, el pliego estableció una serie de criterios técnicos que debían cumplir los trolebuses. Uno de esos apartados planteaba una tecnología muy similar a la que en ese momento ofrecía la empresa Trolza, que unos meses antes había sido visitada por una comitiva de funcionarios municipales.
Se trata de los vehículos con capacidad para recorrer 200 kilómetros diarios de forma combinada: de modo autónomo, a baterías, hasta 20 kilómetros; y conectado a la catenaria –para recargar baterías– 20 kilómetros más.
Además, otro de los apartados habla de la climatización de los vehículos y remarca que “las temperaturas extremas en verano pueden alcanzar los 42 grados, mientras que para el invierno las temperaturas mínimas descienden hasta -5 grados”.
Si bien en ese punto no se habla específicamente de las baterías, ya que son las condiciones generales mínimas que debían cumplir cualquiera de las unidades ofrecidas, sí se hace referencia a las condiciones climáticas de la ciudad. Esto es lo que entienden fuentes consultadas de la anterior gestión que insisten que no se trató de una mala compra, sino que el problema está en el mantenimiento de las unidades.
Ese argumento lo sostienen también a partir de un informe que el equipo técnico de la Semtur le envió al directorio antes de adjudicar el contrato. En el escrito los especialistas analizan la propuesta de la empresa cordobesa Materfer S.A con la de la rusa Trolza.
En el reporte, los técnicos sugieren avanzar con el ofrecimiento de la empresa extranjera que consistía en 12 trolebuses con capacidad para recorrer 200 kilómetros diarios alternando entre autónomo a baterías y luego como vehículo conectado a la catenaria.
De acuerdo al cálculo realizado, estas unidades requerían una inversión inicial de $40.782.800 un monto que señalaron como “considerablemente menor” al del ofrecimiento que realizó la otra empresa concursante.
Esta sugerencia se hace incluso aclarando que se debía contemplar que las unidades rusas iban a necesitar un cambio de baterías cada cuatro años aproximadamente. Justamente a mediados del 2021 se cumplieron esos cuatro años desde la puesta en funcionamiento de los trolebuses.
Consultados por este tema desde la Municipalidad de Rosario reconocieron que sabían de la necesidad de cambiar los dispositivos de almacenamiento. "En 2019 iniciamos las gestiones desde Movi para renovar las baterías, pero desde Trolza nos dejaron de contestar y a partir de la quiebra en 2020 ya no nos prestaban tampoco soporte técnico", señaló el presidente del Ente de la Movilidad, Rogelio Biazzi.
"A partir de ahí intentamos contactar de forma directa al proveedor de baterías, pero ni siquiera nos respondieron. Probamos con otras alternativa, trajimos unas baterías chinas que se podían instalar en estos trolebuses pero tampoco funcionarion", añadió el funcionario.