La Agencia Espacial Europea (ESA) firmó este martes un contrato con una empresa emergente suiza para la llevar a cabo la primera misión de "retirada" de un residuo espacial.
El contrato con la "start-up" ClearSpace, de un monto de 120 millones de dólares, (102 millones invertidos por la ESA), establece que la misión partirá en 2025 y tendrá como objetivo retirar un trozo de un viejo cohete europeo Vega.
Este residuo llamado Vespa pesa 112 kg y fue abandonado en 2013 en una órbita baja, a 800 km de la Tierra.
ClearSpace, empresa derivada de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, recibió contribuciones de una veintena de empresas pertenecientes a ocho países miembros de la agencia espacial (Suiza, Républica checa, Alemania, Reino Unido, Polonia, Suecia, Portugal, Rumania).
La compañía construirá un satélite limpiador de 500 kilos que, en primera fase, evaluará la velocidad de Vespa para luego capturarlo rodeándolo con sus cuatro "tentáculos", con el fin de desorbitarlo. Una vez completada la misión, Vespa se desintegrará en la atmósfera.
"Esperamos demostrar que es posible técnicamente y permitir así el desarrollo de este mercado", dijo Eric Morel de Westgayer, a cargo de industria y compras de la ESA.
El problema de la basura espacial
Después de casi 60 años de actividad espacial y más de 5.500 lanzamientos, unos 42.000 objetos de más de 10 cm gravitan alrededor de la Tierra, formando una nube de residuos compuesta por, entre otros, cohetes y trozos de satélites.
Al gravitar a toda velocidad (28.000 kilómetros por hora) estos residuos representan una seria amenaza de colisión con satélites operativos, lo que podría destruir servicios cruciales como meteorología y GPS.
En ese escenario se podrían generar nuevos desechos, suscitando una reacción en cadena que "seríamos incapaces de frenar", según Luisa Innocenti, jefa de la oficina ClearSpace en la ESA.