Muchos vecinos y vecinas de Rosario no las aguantan más. Las palomas son tantas que su presencia ocasiona inconvenientes y la convivencia con las personas se torna difícil. Ya es conocido el hecho que los habitantes de los edificios deben poner límites a su invasora presencia incluso algunos apelan a espantapájaros muy originales: Rosario3 dio a conocer el búho trucho que encima de un acondicionador de aire las aleja.
Incluso, en medio de la quietud que impuso la cuarentena se hicieron notar más: su caca ensució plazas enteras desprovistas de niños juguetones y amigos y amigas de los bancos para mirar las horas pasar. El ruido que sacan con sus buches también se tornó molesto.
En Cada Día (El Tres) salieron a buscar explicaciones al respecto. El director de Control de Vectores, Carlos Tasitano, explicó por qué se quedan en la ciudad. “Tenemos una población ya establecida de muchos años que encuentran en la urbanización un refugio”, confió y descartó que, actualmente, haya más ejemplares debido a la quema de las islas. Para el funcionario, una de las razones por las que se sienten refugiadas es porque aunque hay personas que las detestan, otras les dan cabida: “Tengo un nido en el balcón pero no lo saco, las respeto demasiado –observó– hay gente que ve simpático darles de comer”, indicó.
Para Tasitano la numerosa población de palomas es “un problema de medio ambiente en que todos somos la solución” y recordó que no constituyen una plaga: “No se las puede combatir, lo que no quiere decir que no se las pueda ahuyentar”.
Luego, se preguntó: “¿Por qué no va a haber palomas si tienen condiciones para que se establezcan?” Y ese sentido, mencionó: “Tienen alimentos y los edificios para refugiarse”. Además, “tienen buena prensa”, remarcó y ahondó al respecto: “Si las comparás con otras especies, ves que son el símbolo de la paz, del amor y de la religión, tienen parejas estables y eso fortalece su mito”.
La solución para reducir su número requiere que “participen más actores en distintas estrategias”, señaló el director de Vectores. Incluidos los vecinos y vecinas: “Hay que evitar su anidamiento, yo soy quien decido quien entra y a quien debo proteger en mi balcón, no le demos refugio, ni alimento ni agua”, destacó.