Detrás del coronavirus, y sin perderle pisada, un grupo de profesionales médicos, mujeres en su mayoría, le siguen el paso al covid-19 en Rosario. Son ellas las que deciden tras la confirmación de un caso positivo quiénes y cómo serán aislados en el marco de un exhaustivo trabajo de investigación epidemiológica y son ellas también, las que acompañarán a estas personas en el inédito tiempo de la cuarentena, 14 días en los que se mezclan inquietud, miedo y hartazgo con una multiplicidad de necesidades y limitaciones personales.

Hasta ahora Rosario tuvo 161 contagios de coronavirus. Como se ha dicho en otras oportunidades, un caso positivo desata una ola de posibilidades y a fin de frenar el impulso virulento del virus, se indica el aislamiento para quienes tuvieron contacto con la persona enferma. Hoy en la ciudad hay 299 personas en esa situación que son monitoreadas desde el Sistema Municipal de Epidemiología (SiME) por diez profesionales –de ellos 8 son mujeres– de distintos campos (enfermería, bioquímica, psicología, estadística, etc), dirigidos por la epidemióloga Analía Chumpitaz. En contacto con Rosario3, explicó: “La investigación epidemiológica es hacia atrás con el nexo epidemiológico, es decir, dónde pudo haberse enfermado esta persona, y hacia delante en función de los contactos estrechos y quiénes pueden ser parte de ese cluster si se positivan”.

El principio de esta red –Chumpitaz dice que el dibujo de cada caso covid es como una tela de araña y llega un punto que una punta de la red estuvo en contacto con otra a medida que se abren más las actividades–es una ficha epidemiológica obligatoria que realizan los médicos para 100 eventos (sarampión, dengue, leptospirosis, etc) con información del paciente: dirección, teléfono, datos clínicos, personas con las que estuvo, antecedentes epidemiológicos, etc. “Esa ficha va con el hisopado, se escanea y se nos manda. Es el primer contacto con el sistema que nos permite empezar la investigación”, detalló. El paso siguiente es el llamado telefónico a ese paciente que acaba de enterarse que está enfermo.

La voz del otro lado del teléfono


Teresa Encina es enfermera con vasta experiencia en epidemias y hoy en día, una de las voces que los aislados escuchan entre dos o tres veces por día.  “La cantidad de personas que llamo tiene que ver con los contactos que tenga ese cluster. En estos días, fueron entre 60 a 80 llamadas diarias”, precisó. “En la investigación epidemiológica, la búsqueda activa es para detectar casos e ingresarlos en el sistema de vigilancia, es fuente de información y un instrumento de control de calidad. Básicamente lo que se pregunta es sobre el estado de salud, la posible fuente de contagio, el lugar y con quienes se compartió ese momento”, indicó. Hasta hace un par de días, usaban sus propios teléfonos celulares para el trabajo.

“Muchas veces se espera a que salga del shock de saberse contagiado, se los vuelve a llamar porque lloran, hay que esperar a que se tomen un té. Pero en otros casos lo toman con tranquilidad y hasta te mandan por mail una lista de sus contactos”, describió Chumpitaz y remarcó: “Detrás de cada una de estas preguntas hay mucho conocimiento epidemiológico, no es un llamado simple por teléfono. Mi equipo tiene mucho territorio, conoce toda la ciudad, tiene mucha disciplina y estrategia”.

Del otro lado del teléfono se abre un mundo. “Se advierten distintas circunstancias al decidir un aislamiento, la persona que no pierde el trabajo, la que sí, la que si para, no come. Hay personas que están a cargo de otros y personas que hay que internar –y ahí se detuvo para ejemplificar– es duro decírselo a esa persona cuando tiene a cargo tres nietos y trae dinero a su casa, en ese marco hay que construir una nueva normalidad o cotidianidad. Entonces se le dice «va a ir alguien de Desarrollo Social a llevarle alimento, le vamos a encontrar un lugar para aislarse», hablamos por teléfono para que lo reciban en un efector, tramitamos turnos para que los contactos estrechos sean hisopados. No es solo una cosa, sino una articulación con distintas áreas”, continuó.

Aislados


Se considera contacto estrecho a quien estuvo a menos 2 metros del positivo durante unos 15 minutos y sin protección de mascarilla. A estas personas se les indica un aislamiento total que implica, de acuerdo a lo que señaló Chumpitaz, que permanezca 14 días en una habitación solo, usando un baño propio y comiendo alimentos que alguien deje en la puerta de su pieza. “Una va organizando el aislamiento de acuerdo a las posibilidades, vamos resolviendo de acuerdo a la familia, cada cluster es diferente y también en número, los hay de 3 personas y de hasta cien”, apuntó.

“A veces les pedimos que nos manden fotos de sus casas. Te dicen «en el fondo de mi casa tengo un lugarcito. Bueno, mándame una foto». Son cosas que te permite la tecnología. También le preguntamos «¿Cómo vas a hacer para que te dejen la comida? ¿Tenés a alguien? No, bueno te mandamos un voluntario», porque hay una lista de voluntarios, entonces se le garantiza la comida. Hemos tenido que aislar personas en hostels y en algunos casos personas que no tenían criterio de internación pero no tenían donde aislarse y fueron al Hospital Carrasco. Por ahora, es más costoso tener un centro de aislamiento abierto para una sola persona”, aclaró.

En términos generales la reacción de la personas es buena y eso facilita un lazo de confianza, pensar que algo es posible hacer, facilita comunicar los cambios, compartir conocimientos y aprendizaje, también expresar un desacuerdo, la seguridad en nosotros mismos conforme se desarrolle la comunicación y además, la familiaridad en el trato necesario para generar credibilidad en el otro”, advirtió por su parte Teresa sobre cómo reaccionan los aislados durante el proceso.

¿Qué tan difícil es estar aislado?, se le preguntó a quien sostiene día a día esos ánimos. “Más allá de esta incomodidad transitoria, de no poder salir, es un deber como ciudadano que nos pone a prueba como sociedad. Una de las razones de por qué estar aislado es difícil, es porque somos criaturas sociales y aunque tengamos todos los recursos para sobrevivir  la soledad es la carga más pesada de sobrellevar. La incomodidad de quedarse en casa, es un desafío grande”, completó Encina.

Contactos de contactos


Para el contacto del contacto en Rosario no hay indicación de aislamiento. “Pero hemos tomado la decisión de dejarlo en fase uno, es decir, que vaya al trabajo con su máscara y barbijo, pero no a correr, no a reuniones sociales ni que tenga contacto con personas de más de 60 años. Después del séptimo día nos quedamos más tranquilos, pero igualmente debe completar los 14 días”, profundizó al respecto la directora del SiME.

A este grupo de personas también se les hace un acompañamiento telefónico. Aunque sienten más lejos el coronavirus, la posibilidad de enfermarse está presente. “Hemos dispuesto a trabajadores de la salud que por distintos motivos no pueden cumplir sus funciones habituales a hacer un seguimiento de estas personas sin síntomas pero que deben mantener distancia y otros cuidados extremos por 14 días”, informó Chumpitaz.

Experiencia


No es la primera vez que este grupo de investigadores epidemiológicos  enfrenta a un escenario complicado en la ciudad. “Trabajamos con la experiencia de otras epidemias, venimos de situaciones como el brote de coqueluche, rubiola, dengue, H1N1, leptospirosis, hantavirus”, enumeró Chumpitaz. Encina tampoco consideró que la situación sea totalmente extraordinaria: “En realidad mi teletrabajo es anterior a esta pandemia, no es una particularidad de esta situación que nos toca vivir”, observó.

“Venimos hace años trabajando en una sala de situación donde se maneja el tiempo real, es decir, cuántos casos, qué es lo que está pasando, etc y por eso no esto nos desborda”, dijo Chumpitaz en relación al avance del coronavirus. Y aseguró que a lo largo de más de diez años han podido hacerse un nombre y entablar confianza con la población, un lazo que hoy juega a favor de la salud y la vida.