Casi seis años pasaron de la explosión ocurrida en Salta 2141, en la que hubo 22 muertos y 62 heridos. Fue la peor tragedia que se registró en Rosario. Desde aquel 6 de agosto de 2013 algo cambió en la ciudad para siempre. No solo a la hora de que los ciudadanos dimensionen el alcance o la consecuencia que puede traer una fuga de gas, sino la propia regulación del servicio por parte de la empresa que lo suministra. Desde ese día nada es igual. O sí: el pedido de justicia de familiares de víctimas, quienes se mostraron disconformes, desconsolados e impotentes al escuchar la resolución penal de primera instancia por la que se condenó solo al gasista que trabajó en el edificio y resultaron absueltas las otras diez personas que llegaron al juicio.
"Fuerza Rosario", indicaba un cartel colgado frente al Centro de Justicia Penal, donde se leyó la resolución. "Ni olvido ni perdón: Justicia", señalaba otro ubicado en un tinglado puesto para la ocasión. Estaba colocado en la zona donde los familiares de las víctimas se concentraron: por calle Sarmiento, entre Virasoro y Rueda. Fotos de 22 personas que ya no están rodeaban el acceso del edificio. Los presentes, en su mayoría, vestían remeras alusivas a la tragedia. Algunos negras o blancas con inscripciones que pedían Justicia; otros con la estampa del ser querido que ya no pueden abrazar desde el 6 de agosto de 2013.
A un costado de los familiares de las víctimas estaba una de las once personas imputadas: el gasista José Luis Allala, el que realizó un trabajo a finales de julio en la torre que se derrumbó tras la explosión. La Fiscalía había pedido su sobreseimiento y la querella que sea condenado a 5 años de prisión efectiva por el delito de estrago culposo agravado. Resultó absuelto por decisión del tribunal integrado por Marcela Canavesio, Rodolfo Zvala y Carlos Leiva. El hombre estaba sentado en uno de los banquitos de cemento que están frente al edificio judicial. Ingresó al Centro de Justicia Penal cerca de las 13.30, cuando la sala 7, donde se desarrolló el debate oral y público, fue habilitada.
"Salga como salga sentimos con mis viejos que ya dimos todo", señaló a Rosario3 Adrián Gianángelo, querellante en la causa penal. Acto seguido, mostró a este cronista una piedra que guarda desde el 6 de agosto de 2013. La llevó siempre al juicio, durante las 22 jornadas, en el bolsillo derecho de su saco. Es un escombro pequeño de lo que quedó del departamento de su hermana, Débora, quien falleció ese día. "Está gastada de tanto que la agarré. Es lo único que me quedó de ella", dijo mientras abrazaba un afiche que pedía "Justicia por Debi".
La lectura menos esperada
La presidenta del tribunal del juicio Marcela Canavesio ingresó en la sala a las 14.01, puntual, según la hora que se había establecido para dar a conocer la decisión. Al dolor, la espera y la expectativa se sumó una cuestión más para los familiares de las víctimas presentes: la tensión.
Algunos tomados de las manos entre sí, otros con piernas que repiqueteaban y otros manos inquietas y movedizas. Todos los presentes aguardaban el momento. Ese momento que pidieron durante casi seis años.
La jueza empezó la lectura y antes de dar a conocer el fallo, se detuvo para señalar: "No escapa al razonamiento que la explosión y derrumbe de Salta 2141 ha configurado la mayor catástrofe de la ciudad, que enlutó a toda la comunidad. No estamos ajenos a tal conmoción. Entendemos el dolor que sufrieron las víctimas directas e indirectas. Como magistrados imparciales e independientes no podemos desconocer la misión de enjuiciamiento. El proceso judicial tiene por finalidad desentrañar las causas del suceso ocurrido".
"La teoría del caso presenta fisuras argumentales", apuntó Canavesio para luego dar ejemplos puntuales "que debilitaron la postura acusatoria", a criterio de los jueces. Acto seguido comenzó a leer el contenido del fallo, que tuvo diez absoluciones por "insuficiencia probatoria".
El primer absuelto fue José Luis Allala, aquel gasista que estuvo sentado en el banco minutos antes de estar sentado en una audiencia donde conocería si tuvo o no que ver con la explosión, según la justicia.
El tercer punto de la lectura fue la absolución de Gerardo Bolaño, Guillermo Oller, Luis Curaba, Viviana Leegstra y Claudio Tonucci, todos de la firma Litoral Gas. Tonucci, en su día de cumpleaños, resultó desvinculado de la causa.
Ya con las absoluciones de Litoral Gas comenzaron a escucharse llantos desconsolados de los familiares de las víctimas. Llantos, de esos que con solo escucharlos generan una angustia inexplicable.
Cuando Canavesio comenzó a leer las absoluciones de Mariela Calvillo, Norma Bauer y Carlos Repupilli, responsables de la administración del consorcio de Salta 2141, un hermano de Débora Gianángelo que estaba sentado en el público presente, procedió a levantarse con un gesto de enojo y se retiró. Otra mujer, familiar de una víctima, se descompensó y fue sacada del lugar por la policía.
Tras la absolución de Pablo Miño, la jueza anunció la única condena, que fue contra Carlos Osvaldo García, a cuatro años de prisión efectiva. A criterio de la Justicia, cometió errores en la manipulación del regulador de la torre que desencadenaron en la mayor tragedia de la historia de Rosario. Solo él fue responsable para los magistrados. Nadie más.
El dolor se tradujo en gritos en los pasillos del segundo piso del edificio judicial, en desacuerdo con el reciente fallo. En llantos incontenibles. En abrazos tristes y contenedores.
El único condenado fue saludado y apoyado por los familiares de las víctimas fatales que él mismo provocó, a criterio de la Justicia. Incluso su abogado, Hugo Buffarini, quien fue ponderado a viva voz por Claudia Vaio, madre de Santiago Laguía –uno de los 22 fallecidos– como "el único abogado que no le faltó el respeto" a las víctimas durante el debate oral y público.
En el momento posterior al fallo, los fiscales dieron una conferencia de prensa y fueron abrazados de forma simbólica (en forma de U) por hermanas, hermanos, padres y madres de los 22 que ya no están.
Los familiares continuarán llevando como bandera el mismo mensaje que reflejaron en los carteles que exhiben desde hace casi seis años, en los que dicen: "Fuerza Rosario" y "Ni olvido ni perdón: Justicia".