La impotencia de un vecino de zona norte es la de todos los ciudadanos rosarinos. La bronca de Sergio se contagia a la de todos los que este jueves por la tarde se sumaron a su particular manifestación contra la inseguridad. Después de haber sufrido el robo de la batería de su auto, decidió cruzar el vehículo en plena calle, hacer sonar la alarma y sentarse sobre el capot a modo de protesta.
A los pocos minutos, los vecinos de Génova y De Ángelis se sumaron a la queja que inició este hombre a los gritos, al borde de llanto y abrumado por la impotencia.
Al rato, llegó la Policía y agentes lo rodearon para pedirle que permitiera el libre tránsito por la calle, pero el hombre, ahora acompañado por la gente de la zona, se mantuvo firme en el reclamo y habló con el móvil de Telenoche en El Tres.
Entre lágrimas, dijo: “Estoy cansado de la impunidad que tienen los delincuentes, de que la gente no puede ir a tomar el colectivo, de que los chicos no puedan ir a la escuela. Estoy harto”.
En plena crisis, contó que una chica que tenía una pañalera tuvo que cerrar e irse del barrio con su bebé: "La arruinaron los delincuentes", dijo Sergio.
Y agregó atravesado por la impotencia: “No somos delincuentes, no podemos salir a matar gente, nos negamos a ser iguales a los que nos atacan”.
Luego de semejante momento de tensión, Sergio sufrió una descompensación de la que se recuperaba en horas de la noche.
La improvisada protesta se dio un día después de la organizada el miércoles en el Monumento a la Bandera, motivada por el crimen del arquitecto Joaquín Pérez en un asalto en Arroyito y donde se sumaron diferentes vecinos y familias damnificadas por la inseguridad y la violencia.
En dicha marcha hubo una fuerte interpelación a los tres poderes del Estado para "que las cosas cambien" y también algunos increparon a las autoridades que se hicieron presentes, como el intendente Pablo Javkin y el gobernador Omar Perotti.