La investigación por juego clandestino tuvo un paso importante este jueves en Rosario. Leonardo Peiti fue aceptado como "arrepentido" en la investigación y fue condenado a tres años de prisión efectiva a través de un juicio abreviado que se llevó adelante vía videoconferencia, ya que el acusado se encuentra internado en una clínica psiquiátrica. Además, deberá pagar una multa de 42.479.500 pesos.
Peiti fue condenado por causas de juego clandestino en tres jurisdicciones diferentes, pero que fueron unificadas: se trata de investigaciones hechas en Rafaela por los fiscales Gabriela Lema y Guillermo Loyola; Matías Merlo de Melincué; y Matías Edery y Luis Schiappa Pietra de Rosario.
Al validarse por el juez la figura de imputado colaborador –también conocida como "arrepentido"–, el acusado recibió una reducción en su pena, de seis años a tres años. Esto es por dos cuestiones: por haber brindado información que pudo ser acreditada con medidas investigativas; y porque esos datos fueron aportados sobre personas que están consideradas eslabones superiores a él en la estructura delictiva bajo la mira de la Justicia provincial.
Esos eslabones superiores, a criterio de Peiti y los investigadores de las jurisdiccciones mencionadas, fueron el ex fiscal Gustavo Ponce, el ex jefe de fiscales de Rosario Patricio Serjal Benincasa y el senador por el departamento San Lorenzo Armando Traferri, que por el momento no fue imputado por gozar de fueros parlamentarios.
La admisión del imputado colaborador hecha por el juez implica que las declaraciones del acusado fueron corroboradas con pruebas que recolectó la Fiscalía y permitieron profundizar la investigación. Entre esos avances está la condena de Gustavo Ponce Asahad –ex fiscal–, la imputación del ex fiscal regional Patricio Serjan Benincasa. En el caso de Traferri, no puede ser acusado por el momento.
Peiti, en su declaración hecha hace meses y hoy aceptada como "colaboración", afirmó: "La intención mía siempre fue llegar a la provincia para hacer un convenio con la Lotería de Misiones, donde tengo licencias para ejercer el desarrollo del juego online y abastezco a la agencia de quinilelas. La finalidad era lograr un acuerdo con la Lotería de Santa Fe. Empecé de forma normal, pero fue imposible. Entonces lo hice a través de (Ricardo) Paolichenco, que lo conozco en 2015-2016. Me dijo que era secretario del Senado y tenía mucha vinculación, y podía ser útil".
"Paolichenco me ayudó. Me presentó a Traferri por teléfono y empecé a tener relación con él. Le mostré mi idea, le presenté el proyecto y de ahí empezamos a tener a través de los años infinidad de encuentros para ver como hacíamos para conseguir las herramientas legales para poder concretar el convenio con la provincia", agregó.
A su vez, señaló que a Paolichenco "le daba dinero, un promedio de cuatro o cinco mil dólares por mes". "Se encargaba supuestamente de tocar algunos sectores y de generar algunas reuniones en localidades que a veces había rumores que había alguna clase de juego de máquina. Él se comprometía en hablar con los representantes de cada zona para solucionar esos problemas", añadió.
Peiti indicó que además Trafferi generó una reunión en la casa del senador Hugo Rasetto, ya que supuestamente tenía problemas para realizar juego ilegal en su departamento Iriondo. "En la reunión se llegó a un acuerdo y nos dijo que podíamos jugar. Nos autorizó", finalizó.
El acusado contó que el acuerdo para trabajar en el departamento Iriondo consistió en darle "un dinero para pueda dejarme trabajar. Estábamos hablando de algo de 40 o 50 mil dólares que le di a Rasetto. Estuve con él personalmente en la casa de Paolichenco. Después usamos con Paolichenco una metodología similar con el senador (Lisandro) Enrico, el cual Rasetto se comprometió a hablarlo. Yo a Paolichenco le dejé el dinero y cumplió con el rito para poder dejar de tener también una persecución en el departamento General López".
"Yo refuerzo mi relación con Traferri una vez que con un financista que era el hombre con el cual yo también comentaba la idea que era un negocio millonario. Yo lo tenía al Poppy Larrauri como financista y como hombre interesado en que salga ese negocio para poder participar. Entonces él (Larrauri) habló con Lifschitz, le llevó el proyecto que yo presenté en 2017 sobre la Lotería de Santa Fe. Ante la negativa, empecé a hacer gestiones con el senador Armando Traferri para ver si él podía sacar algo a través de la Legislatura", comentó en relación a las gestiones que hizo para legalizar el juego.
"El tema es que este tipo de negocios lamentablemente van de la mano con la política, requieren de conexiones políticas, si no tenés conexiones olvidate de obtener algún tipo de habilitación. Es un rubro muy difícil pero también sé que me gusta, amo lo que hago y me gustó siempre la profesión de poder ser un empresario del juego de azar", amplió en aquel entonces el ahora empresario condenado.
Peiti aseveró que colaboró con Traferri en la última campaña. "Habré puesto algo más de 200 mil dólares. Los di en varias entregas. Quiero dejar en claro que él nunca me dijo «tenés que dar tanto». Yo lo fui ayudando", concluyó.
El empresario además aseguró que mantuvo un encuentro en San Lorenzo con Traferri, el ex diputado del PJ y asesor de ese bloque Darío Scataglini y el abogado José Francisco Chemes –funcionario de Villa Gobernador Gálvez, luego desplazado de su cargo–. Explicó que fue para acordar la gestión para hacer un convenio con la Lotería de Santa Fe.
Además, sostuvo que Scataglini fue convocado porque fue quien se encargó en su momento de los casinos que fueron habilitados en la provincia. "Fue el creador de la conexión del casino que tuvo Rosario, Santa Fe y Melincué", dijo Peiti.
En la audiencia imputativa de Ponce Asahad y Serjal el año pasado, los fiscales Edery y Schiappa Pietra reprodujeron una escucha telefónica, donde Scataglini llamó de parte de Traferri al teléfono de Peiti, pero el teléfono lo atendió la secretaria del empresario ya que él no se encontraba en su oficina.
Peiti estimó en aquella declaración como arrepentido que una máquina de juego ilegal generaba entre 125 y 150 mil pesos de ganancias. Calculó que se podían instalar unas 10 mil en toda la provincia, ya que había 2.500 agencias y se podían colocar cuatro en cada una. "O sea, en bruto, 1.200 millones de pesos mensuales. Yo decía que el 50 por ciento sea sacado para la seguridad y el otro 50 por ciento se lo repartan la lotería y la política. Era un negocio multimillonario que hubiese podido solucionar muchos problemas", finalizó.
En otro tramo, declaró que él le daba plata a dos jefes policiales. Según contó, eran "Corbellini y Amaya. Después ellos repartían con los distintos estamentos. Si acá funcionó y prosperó fue porque los grandes manejadores del tema eran Corbellini y Amaya".
"La mayoría de las veces Corbellini me mandaba a un gordo que se llamaba Peyo. Una vez me pasó a buscar por la Distinción y fuimos al estacionamiento del Alto. Hubo varios encuentros. Me acuerdo que una vez en el estudio del Gallego Tortajada en calle Zeballos vino Corbellini a hacer números. Las veces que yo no podía ir le dejaba la plata al Gallego y ellos pasaban por ahí porque confiaban en él. Aproximadamente eran 50.000 por semana", amplió.
Después, explicó que al ser modificado el juego clandestino de una contravención a un delito, dejó de "hacer arreglos con la policía".