El periodista y escritor Jorge Fernández Díaz respondió las críticas y agresiones que le hizo el presidente de la nación, Javier Milei, quien lo trató de imbécil y de publicar estupideces en varias oportunidades. “La sociedad no debería dejarlo pasar” y mucho menos tomarlo como un “plan canje perverso” a cambio de solucionar el tema de la inflación, señaló. Dijo que los ataques a periodistas y gente de la cultura obedecen a “una política de la nueva derecha”, que tiene a Donald Trump como uno de sus líderes, que los considera “sus enemigos”. Se trata de un “verdadero delirio”, consideró. “El mileísmo no se parece a una democracia, es otra cosa”, afirmó. También fue muy crítico con la oposición: “Están destruidos”, aseguró, y explicó que “el peronismo no hizo autocrítica” y “el PRO se está pegando a un grupo que lo desprecia”.
En poco tiempo, Fernández Díaz vendrá a Rosario a presentar su última novela Cora (Editorial Planeta) que trata de una mujer detective privada especializada en infidelidades que se involucra personalmente en las historias de sus clientes. Entre su agenda de presentaciones y los embates de Milei, el autor de Mamá y la trilogía de Remil mantuvo un mano a mano con Rosario3:
—¿Cómo vivís las críticas de Milei para con vos y otros periodistas?
—Lamentablemente el Presidente me insultó varias veces. Me ha tocado enfrentar a distintos presidentes a quienes les he marcado cosas como a Cristina Fernández, pero nunca había sido vapuleado por un jefe de Estado de esa manera. No hay antecedentes de que haya sido tantas veces insultado por un Presidente, me trató varias veces de imbécil y que escribo estupideces. El fondo de la cuestión es muy claro: nos manda a leer unos libros y esos libros dicen lo contrario a lo que él dice o pregona. Eso es preocupante como así también esa granja de trolls que me gustaría saber quién les paga o que hubiese una investigación periodística y judicial de fondo. Es el fanatismo desde el máximo poder que habla en términos de corruptos e imbéciles. Si el Presidente refutara cosas al periodismo no habría problema, el periodismo debe asumirlo y punto. Pero las acusaciones de corruptos y estúpidos son inadmisibles en una democracia. El mileísmo no se parece a una democracia, es otra cosa. No me parece que la sociedad deba dejar de pasar esto ni tampoco como un pago a cambio de bajar inflación. Eso sería un plan canje siniestro.
—Debería unirse todo el periodismo, como dijo Jorge Lanata, frente a este tipo de manifestaciones del Presidente, ¿qué hay que hacer?
—Puede ser. Lo que no hay que ser es ser ingenuo y pensar que esto es solo un exabrupto. Esto es un programa de acción política que está por escrito. Para Trump y la nueva derecha, los enemigos principales son los periodistas, los hombres y mujeres de la cultura y los liberales moderados centristas. Ven a la centroderecha como socialista, una imbecilidad profunda. Vox cree que el Partido Popular son socialistas encubiertos, otro verdadero delirio. Caer en ese delirio va a traer problemas en la Argentina más allá de los múltiples problemas como la devastación social y cultural que dejó el kirchnerismo.
—¿Qué análisis hacés de la oposición y del peronismo?
—Están destruidos. No saben bien como colocarse frente a un nuevo ciclo político. En el peronismo no hubo autocrítica todavía y si lo hay lo hacen en voz baja. No hubo autocrítica de cómo los estatistas totales se apoderaron del movimiento justicialista y cómo se apoderaron del Estado y lo convirtieron en una cueva inservible. No hay autocrítica tampoco desde el resto de Juntos por el Cambio y la totalidad del PRO que se está pegando a un grupo ideológico que lo desprecia, es algo penoso. Veo que los dos campos que protagonizaron la batalla política interna están sin brújula frente a un fenómeno nuevo y en marcha.
—Cómo ves la gestión de gobierno de Milei?
—Quiero que económicamente le vaya bien a Milei aunque esté en desacuerdo desde lo ideológico. Hay que ponerle una vela a que el plan económico vaya adelante. Lo que me preocupa es que ya hay críticos al plan económico como (Domingo) Cavallo, (Miguel) Broda, Carlos Rodríguez, Alfonso Prat Gay y no son precisamente Axel Kicillof.
—¿Crees que finalmente Cristina y Unión por la Patria apoyarán la candidatura de Ariel Lijo para integrar la Corte Suprema de Justicia?
-Es una gran incógnita. Lo hará si se le conviene a sus causas judiciales. Si el kirchnerismo apoya a Lijo, claramente hay un acuerdo debajo de la mesa. Y no creo que le convenga eso a Milei. Pero como creen que están inventando la rueda, veremos. Hemos estado mirando desde el periodismo la política y hay cosas exóticas que van a hacer y son terribles. Y una sería llevarse bien con Cristina y hacer este tipo de acuerdos.
Cora, la detective
—¿Qué es Cora?
—Es una novela de 400 páginas que está condensada en 200, que te muestra una sorpresa cada dos o tres páginas. Fue siempre la intención para capturar a un nuevo lector, al lector de hoy. En una época donde se leen muchos libros engordados o ve series narrativas debería ser de 4 capítulos y terminan siendo de 8 o películas de tres horas y media que antes se hacían en 90 minutos, busco ese principio de condensación que enseñaba (Jorge Luis) Borges para sus cuentos o (Ernest) Hemingway para sus novelas. Es decir, cuentos cortos; es muy algo inspirador para mí y traté de llevarlo a cabo.
—¿De dónde surge la figura de la detective?
—Viene de larga data, quería ser detective a los 10 años y era una vocación infantil. Sin embargo, cuando leí La señal de los cuatros de Sherlock Holmes, sentí que quería ser escritor. Después leí muchos clásicos universales cuando hice crónica policial y tuve mucha información sobre la actividad de los detectives. Cuando escribí novelas y cuentos vinculados al amor, tuve muchos contactos con otros detectives a que hacían seguimientos e investigaban engaños. Es más cuando escribí la trilogía de Remil se me acercaron varios detectives y hasta tengo una tertulia con detectives de la Policía y privados y nos encontramos cada dos o tres meses y nos divertimos mucho. Pero entre todos los detectives que conocí, nunca conocí una detective mujer. Me pregunté cómo sería una detective mujer y pensé en mis amigas, mis jefas, mis compañeras de trabajo. Ese personaje de detective está inspirado en ellas.
—¿Esas historias son verdaderas, esos personajes existen en realidad?
—Las historias que se cuentan son ficticias, pero como dice (Arturo) Pérez Reverte un escritor pone solo lo que tiene y lo lleva en la mochila de la experiencia humana y sabe cómo funciona la realidad y a partir de ahí moldea sus criaturas. Hice de Cora a una detective alejada de los estereotipos de Netflix. Quería que fuera como gente amiga mía, una mujer que pueda encontrarla en un ascensor o en una calle mientras voy a hacer las compras, que fuera creíble. No quería hacer novelesquismo, no hacer cosas raras o espectaculares, mantener lo verosímil de mi barrio.