Tiene 25 años, estudió Derecho pero abandonó la carrera, tiene cargos tanto en el sindicato como en la federación de Camioneros y su nombre trascendió en estas últimas horas por otros motivos: Jerónimo Moyano, el hijo menor del líder del gremio, será “observador” de las elecciones de este martes en Estados Unidos, en el debut en el plano internacional del menos conocido de la familia.
El joven Moyano, que ejercerá esa tarea como invitado de la Fundación del Diálogo Argentino Americano, es hijo de Hugo y Liliana Zulet, la tercera esposa del jefe de Camioneros. Su vínculo es muy bueno con sus hermanastros Facundo, Hugo Antonio y Karina, pero Pablo, el mayor de todos, casi no le habla: de alguna forma, según dicen quienes conocen la interna familiar, Jerónimo termina pagando el costo por la mala relación que tienen su mamá y el cotitular de la CGT.
Su padre lo fue introduciendo de a poco en el sindicato y, al mismo tiempo, lo acompañó durante su gestión en el club Independiente de Avellaneda. Sus hermanos le reprochan que no haya terminado sus estudios en la Facultad de Derecho de la UBA, pero él quiso dedicarse a la misma actividad que ellos.
En diciembre de 2021, Hugo Moyano lo sumó a la lista para renovar las autoridades de la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros, donde se integró como secretario de la Juventud, con mandato hasta 2025. Ese fue uno de los motivos por los cuales se molestó Pablo Moyano: en esa misma conducción que encumbró al menor de la familia, el líder sindical lo excluyó como secretario adjunto. En realidad, fue el único Moyano que quedó afuera: también se incorporaron Karina Moyano, como secretaria de la Mujer, y Hugo Antonio, secretario de Coordinación de Asuntos Jurídicos.
En esa misma época, el cotitular de la CGT había tenido un fuerte enfrentamiento con su padre a raíz de la delicada situación financiera de la obra social camionera (OSCHOCA), cuya administración está en manos de la empresa IARAI, de la que es propietaria Liliana Zulet, y que está presidida por su hija, Valeria Salerno. La crisis de la obra social y la prosperidad de la empresa que la gerencia fue el contraste que le habría reprochado Pablo Moyano a su papá y todo terminó en una pelea.
Cada vez que podía, Hugo Moyano incluía más a Jerónimo en sus contactos políticos y sindicales, como quedó registrado en aquel polémico encuentro de agosto de 2020 en la Quinta de Olivos, cuando Alberto Fernández recibió al líder de Camioneros, su esposa y al hijo menor para comer un asado, del que participó Fabiola Yáñez, desafiando las restricciones de la cuarentena obligatoria. La foto de los 5 posando sonrientes y sin barbijo, a diferencia de lo que sufrían el resto de los argentinos, dejó al descubierto algunos de los privilegios de los que gozaban el Presidente y sus amigos.
Además de su tarea en la Juventud Sindical de Camioneros, Jerónimo Moyano comenzó a militar en el Partido por la Cultura, la Educación y el Trabajo, fundado por su papá en 2013, aunque nunca logró tener muchos votos en las elecciones de las que participó. Y en septiembre pasado sumó otro cargo: secretario de Formación Político-sindical del Sindicato de Camioneros para el período 2023-2027.
El menor de los Moyano se convirtió en una sombra de su padre, acompañándolo a todos los actos políticos y sindicales a los que iba, y, a diferencia de otros miembros de la familia, tiene un alto perfil en las redes sociales. Esa exposición le ocasionó algún disgusto: recibió comentarios críticos cuando en diciembre de 2022 publicó fotos de su viaje a Qatar para presenciar el Mundial de Fútbol.
Ahora, Jerónimo está en Washington junto a legisladores, integrantes del Poder Judicial, periodistas y funcionarios argentinos que se desempeñarán como observadores en las elecciones presidenciales de EEUU en donde se enfrentarán la vicepresidenta Kamala Harris y el ex presidente Donald Trump. Su hermano Facundo, del Sindicato de Peajes, había viajado en 2012 a cumplir la misma función. En ambos casos, en misiones avaladas por la embajada de Estados Unidos en la Argentina, ese símbolo del “imperialismo salvaje” que tanto dice detestar Pablo Moyano, aunque hace dos años visitó esa sede diplomática como parte de la CGT para reunirse con el embajador Marc Stanley.