Nación dice que detectó 1.200 comedores “fantasma” y Provincia, que casi la mitad de los que auditó desde el inicio de la nueva gestión presentan irregularidades. El informe publicado en Rosario3 sobre la situación de la asistencia alimentaria en Rosario se enmarca en un escenario nacional atravesado por la polémica de la retención de toneladas de alimentos en galpones de parte del gobierno nacional que, finalmente ayer empezaron a ser distribuidos. Un pequeño porcentaje fue enviado a Rosario.
Consultado al respecto en De boca en boca (Radio 2), el intendente Pablo Javkin, brindó su mirada sobre la asistencia alimentaria: “Argentina debería ir a un sistema de subsidio de la demanda. En materia alimentaria hay una buena experiencia, que la está continuando el gobierno, que la inició el ex ministro Daniel Arroyo de llevarle directamente a las familias a través de una tarjeta”.
“Todo lo que es intermediación, tampoco existe en el interior, porque todos esos galpones están en el Gran Buenos Aires o en la ciudad de Buenos Aires”, advirtió y planteó: “Una cosa es la compra cuando hay catástrofe, otra es la cotidianidad. En la cotidianidad deberíamos ir a un sistema directo a través de una tarjeta y, si hubiera compras, nuestro sistema es, precisamente, que la mercadería la tenga el proveedor, no tener galpones porque siempre terminan mal, genera un riesgo grande”.
Luego, agregó: “No eludo ningún tema. Nos pasó que por levantar un piquete por requerimiento de un fiscal cajas en un comedor terminaron en manos de una persona ligada al delito. Como teníamos la trazabilidad terminó preso pero generó debate. Siempre que haya asistencia directa a familias siempre es mejor” dijo y remarcó: “Es donde queremos ir y es donde la Provincia, creo que está avanzando. Es el aporte que podemos hacer a la Nación”.
Y concluyó: “Mi humilde opinión siempre es mejor no tener galpones estatales sino que la compra incluya la tenencia de la mercadería”.
Un lugar para denuncias
El informe que publicó el periodista Damián Schwarzstein en Rosario3 estableció que en el caso de la Municipalidad, fuentes de la Secretaría de Desarrollo Humano aseguraron que se realiza un monitoreo permanente de la ayuda que se brinda a los comedores, que por una cuestión de capacidad presupuestaria es un monto mucho menor que el que aporta la Provincia y se destina en general no a la compra de alimentos sino a equipamiento como garrafas y ollas.
Ese monitoreo cercano, que llevan adelante agentes distritales, se ve favorecido por una cuestión: los convenios se renuevan cada seis meses.
De todos modos, la Municipalidad tiene un Programa de Transparencia Alimentaria que permite, a través de su página web, denunciar “posibles irregularidades en comedores comunitarios”.
Ese programa está activo desde noviembre de 2022, es decir seis meses después de que en un allanamiento por asociación ilícita y balaceras se encontrarán cajas con alimentos del plan municipal Cuidar en la casa de Máximo Ariel “Viejo” Cantero –situación a la que se refirió Javkin arriba– . Esas cajas habían sido entregadas al referente de un comedor comunitario de Molino Blanco ahora preso por formar parte de la asociación ilícita de Cantero, Leonardo Pucheta, y aparecieron en la otra punta de la ciudad. La Justicia tiene aún abierta la causa por ese hecho, y en ese marco, confirmaron fuentes tribunalicias, sigue bajo análisis si hubo negligencias en el control correspondiente al Estado municipal.
Según las fuentes municipales, la gran mayoría de las denuncias que llegaron hasta ahora a través del Programa de Transparencia Alimentaria no involucran a comedores comunitarios. El 90 por ciento se hicieron en las últimas semanas, una vez abierta la investigación impulsada por la gestión Milei a distintas organizaciones sociales en Buenos Aires, y las irregularidades señaladas son por cómo se manejan los planes que generan algún tipo de salario social. “Como no corresponde a nuestra competencia las derivamos a las autoridades correspondientes”, dicen desde la Municipalidad. Es el famoso "gerenciamiento de la pobreza".
Más aisladamente, también llegaron denuncias de venta de mercadería. Pero eso era más común cuando había entrega física por parte de Nación y se veía, por ejemplo, cajas de leche con sello oficial en los puestos de ferias populares barriales.