Una familia canadiense encontró en la costa de la Bahía de Fundy un eningmático mensaje en el interior de una botella, firmado por una joven de 13 años llamada Mathilde Lefebvre que viajó a bordo del Titanic, y ahora un equipo de investigadores de la Universidad de Quebec trabaja para confirmar el origen del escrito.
Lefebvre abordó el transatlántico británico en abril de 1912 junto a su madre y sus hermanos, con la esperanza de cruzar el océano y reunirse con el resto de su familia en Estados Unidos tras haber estado separados durante un año, pero el destino de la enorme nave fue naufragar pocos días después de la partida de su primer y último viaje.
La carta, que actualmente está siendo analizada por un grupo de investigadores canadienses, fue escrita un día antes de que el Titanic comenzara su fatal hundimiento tras embestir a un iceberg.
"Estoy tirando esta botella al mar en medio del Atlántico. Debemos llegar a Nueva York en unos días. Si alguien la encuentra, dígaselo a la familia Lefebvre en Liévin", decía la carta hallada en la botella, que aún se encontraba sellada cuando una familia canadiense la encontró en 2017, en una playa llamada Hopewell Rocks en el este de Canadá.
Pero recién en estos tiempos la ciencia ha podido dar algunas respuestas sobre el origen y autenticidad del mensaje.
"Hasta ahora, no hemos detectado ni una prueba irrefutable de una falsificación", dijo Nicolas Beaudry, profesor de historia y arqueología en la Universidad de Quebec, que está estudiando la carta.
Beaudry también destacó un dato importante, ya que lo que sí se sabe es que había una pasajera en el Titanic llamada Mathilde Lefebvre.
La misteriosa pasajera
De acuerdo con la investigación que desarrollaron los científicos, la misiva hallada fue escrita por Mathilde Lefebvre, una joven de 13 años oriunda de Liévin, en el departamento de Pas-de-Calais en el norte de Francia. La fecha que figura en el escrito es el sábado 13 de abril de 1912.
"Era la hija de Franck Lefebvre, un minero del norte de Francia que fue a probar suerte en Estados Unidos", dijo Beaudry. Lefebvre encontró trabajo en una mina de Iowa, donde se quedó con sus cuatro hijos mayores. Una vez que ganaron suficiente dinero, envió a buscar a su esposa y sus cuatro hijos menores, incluida Mathilde, para que se unieran a ellos.
El propósito de su viaje jamás se concretó ya que, la noche del 14 al 15 de abril el Titanic se hundió cerca de las costas de Terranova y la adolescente, junto a los familiares que viajaban con ella en tercera clase, fueron parte de las 1500 víctimas fatales que dejó como saldo la resonante tragedia.
La investigación
Historiadores, arqueólogos, químicos y oceanógrafos intervinieron en el análisis de la botella y la carta para saber más sobre sus secretos, y fue así que pudieron constatar que la fecha en que fue escrita la misiva fue, efectivamente, la que señala la cabeza del texto.
Pero la historia del mensaje en la botella no es suficiente para los investigadores, que deben verificar los materiales con los que se escribió, así como la botella en la que fue encontrado y el corcho que la mantuvo sellada.
"Hasta ahora, los materiales parecen estar en consonancia con la fecha", dijo Beaudry aclarando que "eso no excluye que pueda ser una falsificación o un engaño", que podría haber sido pensado tanto recientemente como en 1912.
"Los engaños eran comunes en ese momento porque la prensa publicaba mensajes desde el mar y atraían mucha atención de los lectores", dijo Beaudry. Por eso explica que también es importante que el equipo analice el idioma utilizado y la escritura a mano en la letra, que mostró "inconsistencias con lo que los niños aprendieron en la escuela en Francia".
En tanto, también se investigó la travesía de la botella desde el lugar de la tragedia hasta la costa canadiense. "Las simulaciones de las corrientes marinas mostraron cómo un objeto flotante podría, a pesar de una probabilidad muy baja, haberse desplazado desde el punto donde estaba el Titanic el 13 de abirl hasta la Bahía Fundy", aseguró el oceanógrafo Daniel Bourgault.
Finalmente, Beaudry agregó que la práctica de lanzar mensajes al mar en botellas fue una costumbre que se hizo bastante común desde la segunda mitad del siglo XIX, con el auge de la navegación a vapor y la producción industrial de envases de vidrio.