Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL, Conicet-UNL) arrojó resultados que podrían ofrecer nuevas herramientas moleculares para optimizar el cultivo de plantas.
El trabajo de investigación, en el que también colaboraron desde el Centro Nacional de Biotecnología de España, fue publicado en la revista New Phytologist y amplía el entendimiento sobre la regulación del crecimiento vegetal. Esto, apuntaron desde Conicet Santa Fe, abre "nuevas oportunidades para desarrollar cultivos más eficientes y adaptados a las necesidades futuras".
La investigación se enfocó en los factores de transcripción de determinadas plantas, concretamente en aquellos identificados como TCP, una familia de proteínas que interaccionan con el ADN para regular la función de ciertos genes y cuyo rol es fundamental en la regulación del crecimiento y la formación de estructuras vegetales.
Leandro Lucero, investigador del Conicet y del IAL y líder del estudio, explicó que junto a su equipo trabajaron con diversas especies de plantas, aunque mayoritariamente con una llamada Arabidopsis thaliana, que es "de gran relevancia científica debido a que comparte muchos genes y vías biológicas con cultivos de mayor importancia económica, como el trigo o el maíz".
En las pruebas de laboratorio se analizaron los factores de transcripción TCP14 y TCP15, que influyen en el patrón de ramificación de las plantas promoviendo la formación de ramas axilares. También se estudió el factor BRC1, miembro de la misma familia de proteínas y principal represor de las ramificaciones en las plantas con flores.
"Conocer cómo se regula el desarrollo de las ramas axilares nos permite entender cómo generar más flores, más semillas y más frutos", explicó Lucero en diálogo con Punto Medio (Radio 2).
El investigador también destacó que "esta familia de proteínas existe en todas las plantas con flores", por lo que los resultados de su trabajo y los desarrollo consecuentes "pueden extenderse a otras especies".
El rol de las TCP puede explicarse mediante la analogía de "un sistema de riego con doble control: uno que asegura el crecimiento en momentos adecuados y otro que evita el exceso de desarrollo".
En este caso, se utiliza la ingeniería genética para "aumentar o disminuir los niveles de estas proteínas" y evaluar las ramificaciones en plantas que se encuentran en cámaras de cultivo.
Los resultados no solo demostraron que las TCP modificadas pueden aumentar las ramificaciones y, por ende, el número de semillas y el volumen de las cosechas, sino que además genera una aceleración en los tiempos de floración, acortando los períodos de maduración de las plantas.
"Lo que hemos descubierto es que estos reguladores son como los interruptores que activan las yemas axilares dormidas, lo cual reviste un gran potencial para mejorar cultivos y aumentar su productividad. TCP14 y TCP15 podrían ser la clave para diseñar plantas que gestionen mejor los recursos y aumenten sus rendimientos bajo diferentes condiciones", concluyó Lucero.