El Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (Isepci) de la ciudad de Rosario realizó un informe sobre el impacto de la crisis económica en mujeres y disidencias. De acuerdo a lo que se desprende del relevamiento, “muchas de las que no llegan a fin de mes son jefas de hogar” y un 43 % dice que “se tienen que endeudar para comprar lo cotidiano”.
En conversación con Cada día (El Tres) Sofía Botto, de Isepci, dio cuenta sobre el trabajo que realizaron desde la entidad. “Buscamos estudiar el impacto de la crisis económica en mujeres y distintas identidades disidentes con el objetivo de analizar el fenómeno de la feminización de la pobreza. Cuando hay una crisis económica, las mujeres y disidencias sexuales son quienes más sufren”, comenzó.
Sobre esa línea, explicó que esto se debe a que “son más pobres”, tienen “menos acceso al mercado laboral” y sus ingresos, en este contexto, “se pauperizan más”.
De qué trató el informe. “Lo que hicimos fue generar una instancia de encuentro con distintas organizaciones e instituciones, en distintos puntos y barrios de la ciudad de Rosario. Generamos un instrumento, una encuesta, para presentar el relevamiento”.
De acuerdo a lo que señaló Botto, se trata de “más de 200 casos que son representativos del impacto”.
Al ser consultada sobre qué resultados arrojaron las respuestas, precisó: “Uno de los datos más impactantes es que muchas de las mujeres que no llegan a fin de mes son jefas de hogar y por eso, tienen que generar distintas estrategias para poder solventar y llegar de la mejor forma posible a los gastos”.
Según mencionó, una de las metodologías más frecuentes es el “sobretrabajo”, tienen varios empleos y, en muchos casos, en condiciones de informalidad. Además, remarcó que el “endeudamiento doméstico es muy preocupante”.
Sobre ello, profundizó: “Un 43 % dice que se tienen que endeudar para comprar lo cotidiano. Ese endeudamiento se da mayormente préstamos billeteras virtuales, préstamos barriales informales y, en muy pocos casos, en préstamos bancarios”.
Al ser consultadas sobre los cambios de consumo en sus hogares, “más del 90% respondió que compran menos productos y de menor calidad; 144 casos dijeron que tuvieron que dejar de comprar alimentos o en menos cantidad para poder darle de comer a su familia”.
Otra de las aristas que se desprende a partir de este contexto, tiene que ver con la salud mental. “Abrumadoramente, un 98 % respondió que la situación económica le genera angustia, preocupación y algunas dijeron que incluso ataques de pánico y ansiedad”, puntualizó.