El monte Etna entró en erupción a principios de agostó y arrojó ríos de lava y enormes nubes negras de ceniza y humo, causando caos en los aeropuertos cercanos, que se vieron obligados a limitar y desviar vuelos debido a que los pilotos tenían dificultades con la visibilidad. El monte Etna, situado en la costa oriental de Sicilia, es uno de los volcanes más activos del mundo y atraviesa un período especialmente movido durante los últimos cinco años.
Es la quinta vez que el volcán más alto de Europa entra en erupción en este periodo estival europeo después de que la actividad comenzara el 5 de junio, pocos días posteriores a que el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV) de Italia registrara un aumento en la actividad sísmica que indicaba movimientos de magma subterráneo, según publicó el medio estadounidense New York Post.
Violentas erupciones, también llamadas paroxismo, se produjeron con gigantescas fuentes de lava anaranjada que brotaron a varios cientos de metros de altura y una nube volcánica que alcanzó una altura máxima de, aproximadamente, 10 mil metros sobre el nivel del mar mientras se dispersaba gradualmente hacia el este y el sureste.
La actividad ya se detuvo, pero la lava continúa fluyendo de los cráteres, incluido el de Bocca Nuova, que ya está en gran parte lleno de lava de las otras erupciones recientes. Las localidades cercanas quedaron cubiertas por un manto de ceniza negra y el concurrido aeropuerto de Catania retrasó, canceló y desvió algunos vuelos a otros aeropuertos de la isla, como Palermo y Comiso.
Se cree que el monte Etna, de casi 3.357 metros de altura, tiene la historia documentada más larga de erupciones, con registros que datan del año 425 a. C. y causó la muerte de 77 personas.