La extraordinaria bajante del río Paraná, que llegó a la histórica marca de un metro en Rosario, transformó la costa del lado de la ciudad y sobre todo las islas de manera impresionante.
Nuevos bancos de arena, playas extensísimas, lagunas interiores secas y cursos de agua que ya no se pueden navegar fueron algunas de las cosas que notó un equipo de El Tres que cruzó a las islas.
Por caso, se pudieron ver vecinos que pasan la cuarentena en el lugar y cruzaban a pie tanto el Charigüé como el Paraná Viejo.
Los vecinos también manifestaban ver más fauna: cardúmenes de peces, dorados que saltan, patos y otros tipos de aves, que llegaban a lugares hasta donde antes no lo hacían porque había gente.