Los jardines de infantes son uno de los sectores más perjudicados desde el inicio de la pandemia. Fueron de los primeros en cerrar sus puertas y todavía no hay datos certeros de cuándo podrán volver a abrir. Ante esta situación, y la falta de ayuda por parte del estado, las dueñas de las instituciones y las maestras, comenzaron a buscar alternativas para sobrevivir.
"Desde hace 6 meses nuestro profesionalismo educativo ha quedado relegado, seguimos la línea de respetar todo lo que digan las normativas porque es una cuestión de prevención y cuidado, pero estamos en una situación crítica, nos estamos fundiendo, se nos hace muy difícil subsistir", señaló en diálogo con La primera de la tarde (Radio 2) Sabina, titular de un jardín ubicado en Chiclana al 900.
Según explicó, para cubrir los costos fijos que se generan, todos los jueves se quedan luego de la actividad que realizan en la carpa negra instalada en la plaza San Martín, frente a gobernación, y venden productos que ellas mismas elaboran o que compran en mayoristas. "Nos hemos convertido en manteras jardineras, la mayoría vendemos pizzas, hay chicas que venden dulces, algunas hacen alfajores, masitas y hasta productos de limpieza", detalló Sabina.
"Ningún trabajo es degradante, pero queremos vivir de lo que estudiamos", añadió la maestra jardinera que además comentó que en septiembre del 2019 abrió su jardín y que tras el cierre en marzo tuvo que vender hasta su automóvil para poder cubrir los costos. "En estos meses tuvimos que desprendernos de cosas porque era imposible sostener el jardín y no quiero perder lo que invertí", lamentó.
Con respecto a la situación general de los jardines, Sabina reveló que hasta el momento cerraron unas 20 instituciones en la ciudad y que los que aún no lo hicieron, "unos 200 jardines", están en la misma situación.