Los protagonistas de la elección del domingo pasado dedicaron la semana a desentrañar los misterios que conllevan los resultados electorales, algunos de ellos muy novedosos, y contener los votos obtenidos por la suma de los precandidatos. No se puede crecer en las generales si primero no se obturan los caminos de potenciales fugas de votos.

En esa tarea estuvo Unidos, y en especial el gran ganador de la jornada electoral del domingo pasado, Maximiliano Pullaro. El candidato a gobernador se subió al auto el mismo lunes a la mañana y salió a recorrer departamento por departamento, en un raid para “agradecer el apoyo”. Las claves de su elección están a la vista: ganó su interna con más de 490 mil votos, superando a la suma de los cuatro precandidatos del PJ. Esa cifra es propia de una elección general más que una primaria, por lo que en Unidos no son pocos los que creen que Santa Fe adelantó los tiempos y ya eligió gobernador. Los números acompañan ese optimismo: 952 mil votos, un 63%, consiguió el frente opositor. Pullaro recorre las rutas santafesinas con un pie en el freno: “Todavía no se ganó nada”. Tiene razón.

Este viernes Unidos juntó a todas sus partes. El inventario inicial de daños después de la feroz interna que plantó Carolina Losada no reportó daños estructurales y solo personales. Si bien la senadora y el diputado Julián Galdeano se ausentaron, el resto de los sectores que acompañaron a la senadora estuvieron todos, dieron fe de unidad y acompañamiento. 

El encuentro sirvió para coordinar un comité de campaña provincial y otros 19 departamentales. El socialismo empuja la idea de comando específico para la categoría Diputados y Diputadas, donde la lista que encabeza Clara García competirá contra la del gobernador Perotti y se juega una pieza clave para la futura gobernabilidad. 

Hay aquí un ruido de fondo. El radical José Corral se niega a reconocer que Clara García lo derrotó porque quiere esperar el escrutinio definitivo. Entre mañana y pasado se conocerá que la diferencia es mayor aún a favor de la socialista.

Frente contra frente, Unidos quedó arriba por 90 mil votos, pero es una diferencia remontable para el PJ si la estrategia de campaña del frente opositor no es precisa y profunda para contener una heterogeneidad de listas que van desde el PRO al radicalismo, desde la UCR al pastor Walter Ghione. 

A diferencia de la categoría gobernador, la de Diputados tiene listas alternativas que podrían oficiar como vía de fuga. Desde Amalia Granata hasta Carlos del Frade y Rubén Giustiniani, pasando por el frente Viva la Libertad. Todas son listas dispuestas a recibir votantes refugiados. Por lo tanto, mientras Granata, Giustiniani, Del Frade y Viva la Libertad buscan cómo captar potenciales votantes no conformes con la mezcla resultante después de las primarias, el peronismo y Unidos enfocan en la contención.

La batalla por Diputados girará sobre los que no fueron a votar. En 2019 la participación fue del 69% y el domingo 63%. Y Rosario es clave porque la cabeza de lista del peronismo es el gobernador Perotti, que sacó menos de 40 mil votos, ni siquiera entró en el top ten de los más votados, confirmando el alto rechazo que las encuestas reflejan. Unidos pondrá toda la carne al asador para ensanchar la diferencia. Parte de la gobernabilidad y los equilibrios de poder se juegan en esa categoría. 

Golpeado por el resultado y con las valijas prestas para salir rumbo a la India por 11 días, el gobernador jugó sus fichas. El domingo a la noche le sacó el cuerpo a la derrota y el martes juntó a todos los candidatos que formarán parte de la lista legislativa que encabezará. Hablaron con Lewandowski de lo que viene, de recursos para campaña, de cómo seguir adelante.

Lewandowski se movió rápido. Reunió a Eduardo Toniolli, Leandro Busatto y Marcos Cleri, sus rivales en la interna. Todo el no perottismo en la sede del PJ y en una foto. Por lo pronto los tres espacios concurrieron a la convocatoria del candidato, cerraron filas y se comprometieron a trabajar para las generales. No les fue bien en la elección, pero todos tienen para aportar. Lo urgente, contener votos y evitar nuevas fugas. Luego ir a buscar a los votantes que no sufragaron. 

Lewandowski también recorrió despachos nacionales. Se reunió con el ministro Wado de Pedro y con Julián Dominguez. Con Sergio Massa no se pudieron encontrar. El escenario que se le presenta al peronismo en Santa Fe requiere de otra presencia del gobierno nacional. Eso se dice en el peronismo santafesino. Nada de biri biri sino anuncios concretos. En primer lugar recursos para la campaña. Pero además, dicen referentes del peronismo, se necesitan anuncios y acciones concretas inmediatas, ya no solo pensando en septiembre, sino en que el 13 de agosto son las Paso presidenciales.

Vale detenerse un momento en este punto, porque aquí radica otro de los misterios de la elección del domingo. El hecho de que Pullaro sea el gran ganador de la jornada teniendo en cuenta que provincializó la campaña, o dicho al revés se negó a nacionalizarla, ¿alivia la situación electoral para las presidenciales? ¿Puede Massa confiar en que el duro castigo que recibió el peronismo queda encapsulado en los límites santafesinos? ¿O debe evaluar que la paliza electoral está concatenada a una ola de voto no peronista capaz de dañar también a los candidatos nacionales de Unión por la Patria? 

Balotaje a la rosarina

 

En este juego de revelar los misterios de la elección, evitar fugas y hallar la fórmula para crecer, la elección del domingo dejó plantado un escenario atípico para Rosario, donde solo quedaron en pie dos candidatos a la Intendencia, con lo cual la disputa adquiere características propias de un balotaje, donde se enfrenta un intendente que busca la reelección, contra lo nuevo y disruptivo de la política rosarina, tan nuevo que probablemente deberá darse una estrategia específica para llegar a aquellos votantes que no conocen las ideas y el recorrido de Ciudad Futura y su candidato Juan Monteverde.

Esta suerte de balotaje, con solo dos listas entre las cuales elegir, supone un mayor número de votos sueltos. Por lo tanto, para Monteverde, que corre de atrás y es el menos conocido, es la oportunidad de que le preste atención a su propuesta todo aquél que tenga dudas de votar la reelección del intendente. No hay terceras opciones. Luego, que elijan votarlo o no es otro cantar.

Javkin hizo una buena elección primaria. Muy buena si se tienen en cuenta los pronósticos iniciales cuando empezó la campaña y como le está yendo a los oficialismos. No le sobró nada, pero ganó. E impuso las listas del espacio en otras categorías, lo que consolida a CREO en la ciudad: María Eugenia Schmuck revalidó con autoridad en el Concejo y Ciro Seisas tiene muchas chances de ir al Senado. Javkin individualmente fue el más votado en la ciudad: 93 mil votos (los mismos que en 2019, aunque al haber menos participación implican un porcentaje más alto), contra 90 mil de Pullaro y Lewandowski.

Juan Monteverde protagonizó uno de los batacazos electorales al devorarse al peronismo en la interna de la ciudad. Si bien Ciudad Futura lleva varias elecciones y presencia en el Concejo, el domingo se posicionó en un estadío superior. Ganó la elección primaria para un cargo ejecutivo con el eslogan Rosario sin miedo y desde la centroizquierda, toda una novedad para estos tiempos, resignificando con nueva impronta conceptos cuya experiencia concreta inmediata fue el Plan Abre de los gobiernos socialistas que Perotti no continuó. 

En el Palacio Municipal ya puntearon los desafíos. El primero: una suerte de balotaje es una elección que implica una reasignación de votos y no es tan fácil leer de antemano. Segundo, Javkin arrastra el desgaste de una gestión cargada de complicaciones que llevó su imagen negativa por arriba del 60%. Tercero, no es tan sencillo identificar el comportamiento que tendrán en la elección general los que en la primaria votaron a Miguel Tessandori, por tratarse de un perfil de outsider, que captura un voto transversal y poco fidelizado. De antemano se supone que es un voto no peronista, que es el universo que tiene que captar Javkin. Por eso el intendente se movió rápido: se apuró a cerrar las conversaciones y la foto con Tessandori para obturar fugas. 

El capítulo siguiente debería ser con el socialismo, que no tuvo una gran elección en Rosario y tampoco tendrá un bloque numeroso en el Concejo, pero son votos que cuentan en el escenario que viene. El riesgo es que Monteverde sea más eficaz a la hora convocar a quienes le pusieron el voto a Enrique Estévez. Un escenario de balotaje es también de suma cero: lo que pierde uno lo gana el otro. En este caso el acercamiento necesita otros tiempos para superar la áspera campaña que hizo Estévez, reflejo de lo que fueron las relaciones en estos cuatro años.

Hay dos ventajas relevantes a favor de Javkin, una del orden de lo cuantitativo y otra del orden cualitativo. Frente contra frente, la diferencia en la primaria es muy favorable a Unidos: 80 mil votos. 
Por otro lado, Javkin es el candidato de un frente que viene con envión ganador y que consagró un candidato a gobernador que ganó en Rosario y cuya impronta está relacionada a la seguridad, que es lo que demanda la ciudad. Javkin y Pullaro han tenido varios cortocircuitos en el último año, pero en esto saben priorizar el objetivo común que persiguen.

Ahora empieza otra elección, un mano a mano sin terceros en el medio. Ambos tienen que diseñar otra campaña e ir a conquistar electores que una elección normal contenían otras fuerzas minoritarias.