El viernes 25 de agosto del 2023 a las 19.39, un grupo de personas se abraza y festeja frente a una placa descubierta. En sus caras se nota la alegría de haber cumplido un objetivo importante. A su alrededor, cientos de personas los aplauden y reconocen el esfuerzo hecho.

La placa descubierta dice, en grande: “Comisión Directiva de la Vecinal Empalme Graneros”. La pared que la contiene es la del nuevo edificio, el anexo que se inauguró el viernes en el marco de los festejos por los primeros cien años de la vecinal, la más antigua del país. “Este edificio demandó 45 mil ladrillos. Cada ladrillo que hay en estas paredes es de algún vecino, porque hay 45 mil habitantes en el barrio”, destacó Osvaldo “Lalín” Ortolani, presidente de la vecinal.

En un lugar donde ultimamente no es frecuente encontrar buenas noticias, el nuevo edificio de la vecinal es la excusa perfecta para juntarse a festejar entre los vecinos del barrio.

Además, la edificación está ubicada en la intersección de dos calles muy significativas para Empalme. Juan José Paso y Virginio Ottone. La primera es el corazón comercial del barrio y la segunda es el reconocimiento que la ciudad le hizo a uno de los referentes del vecinalismo y de la lucha barrial por salir adelante.

El nuevo predio vecinal se destaca a simple vista del resto de las construcciones. Además de lo moderno de su diseño, también es el único edificio en medio de un barrio de clase trabajadora donde predominan las casas bajas. 

Pero además de su altura, tiene otra particularidad. En el interior del edificio funciona el primer, y por ahora único, ascensor de Empalme Graneros. El elevador fue una de las grandes atracciones en la noche de su inauguración y además de usarlo, muchos vecinos aprovecharon para sacarse fotos.

Si yo quisiera hacer mi cumpleaños, los invitaría a todos ustedes, porque son mis amigos. Hoy acá están mis amigos. Hay algún que otro colado, como pasa en todo cumpleaños y bienvenido que así sea”, vociferó entre risas Lalín ante la atenta mirada del gobernador Omar Perotti y el intendente Pablo Javkin.

El presidente de la vecinal parece estar verdaderamente en su cumpleaños. Mientras camina todos lo abrazan, lo saludan y felicitan. Él responde siempre con una sonrisa y escucha atento, aunque en simultáneo revisa que todo esté bajo control e incluso se encarga él mismo de ir a buscar sanguchitos de miga para repartir entre sus vecinos, sus amigos.


El barrio es todo. Nosotros somos nosotros. Esta vecinal se formó hace cien años gracias a unos cuantos anarquistas y católicos mezclados. En aquel tiempo decían «sin padrinos ni patrones». Hoy, cien años después inauguramos este edificio, por el que no se debe nada y no se le pidió a nadie. Ese es nuestro orgullo”, sostuvo en medio de la ovación de sus vecinos.

Cada palabra de Lalín es seguida con atención por todos los que están adentro y también por los que lo siguen desde la pantalla gigante que instalaron en la puerta. Su mensaje es claro, pese a las circunstancias, los vecinos saben que la forma de salir adelante es colectiva.

La placa en la pared, Ortolani repartiendo sanguchitos y los vecinos celebrando el nuevo edificio.

“El ser humano cuando se cree individualista y cree en la meritocracia, deja de ser humano. Porque somos animales comunitarios. Pudiendo estar sueltos, vivimos en manada. Por eso estamos en un barrio, por eso nos consideramos de un país, porque somos una manada grande”, remarcó en otro tramo de su discurso.

Además, recordó la época de inundaciones y todo el trabajo que se hizo desde la vecinal para lograr que se ejecuten las obras necesarias para tener tranquilidad ante cada tormenta. Si bien hoy la tormenta que atraviesa Empalme es otra, Ortolani se mostró optimista y destacó que fue en la adversidad donde los vecinos más se juntaron y lograron salir adelante.  

“Cuando empezamos a pelear por las inundaciones, nos dimos cuenta que podíamos hacer un dispensario y que necesitábamos una escuela. Entonces compramos un terreno, fuimos y se lo dimos a la provincia y les dijimos «la escuela la tienen que hacer ustedes, pero nosotros ponemos el terreno porque no somos mendigos, somos ciudadanos orgullosos». Esa es nuestra dignidad y es el futuro grande que queremos para todos”, sostuvo y desató la segunda gran ovación de la jornada.

Ese orgullo que siente Ortolani por Empalme es el mismo que contagian todos los vecinos del barrio. El sentido de pertenencia que tienen los convierte a todos en pequeños gestores y ninguno pierde oportunidad durante el acto para agradecer o reclamarle a los funcionarios de turno por las obras que se están haciendo y las que aún faltan.

“El Padre Agustín Bullían había hecho poner un cartel que decía «Cada obra que se realice se debe a la unidad del pueblo de Empalme Graneros». Yo elegí estar acá y ustedes también. No queremos decir que tenemos la desgracia de vivir en Empalme. Empalme tiene que ser un honor y un orgullo”, concluyó

La vista de Empalme desde el nuevo edificio de la vecinal.

Después del discurso, los vecinos disfrutaron del ágape, algunos siguieron sacándose fotos en el ascensor, otros subieron a disfrutar de la vista desde uno de los puntos más altos del barrio. Otros volvieron a sus casas, cansados de la realidad que les toca vivir, pero convencidos de que entre todos van a poder salir adelante, como siempre.