El virus del Nilo Occidental se cobró su cuarta víctima mortal este lunes en España, después de que una mujer de 87 años falleciera debido a esta enfermedad en la sureña provincia de Cádiz, según lo confirmó la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía a Animal's Health.
El organismo indicó que la mujer llevaba varios días ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital de Puerto Real, añadiendo que en Cádiz hay otras tres personas con esta afección ingresadas, una de ellas en la UCI.
Asimismo, señaló que en la provincia de Sevilla, donde se registraron los otros tres fallecimientos a causa de dicho virus, en la actualidad hay 24 positivos y siete hospitalizados, tres de los cuales se encuentran en cuidados intensivos.
Por otro lado, detalló que solamente la semana pasada se detectaron 21 nuevos casos de fiebre del Nilo Occidental en caballos en dicha comunidad autónoma, por lo que la cifra total asciende a 70 en lo que va de año en todo el territorio andaluz.
¿De qué se trata?
Se considera que las abundantes lluvias y elevadas temperaturas de esta primavera provocaron que la población del mosquito local, sobre todo en áreas húmedas como las marismas del Guadalquivir, haya aumentado sensiblemente con respecto a la de años anteriores. Además, esas zonas son céntricas en el tránsito de aves migratorias en la región.
De hecho, el virus del Nilo Occidental se transmite a través de la picadura de un mosquito infectado. Este, a su vez, ha contraído el patógeno al alimentarse de aves infectadas, que son las principales portadoras del virus.
Este se mantiene en la naturaleza a través del ciclo de transmisión mosquito-ave-mosquito, de manera que las aves son los reservorios del virus. Además del ser humano, también los caballos son hospedadores finales de este patógeno. Tanto es así, que actualmente sí existe una vacuna para la infección equina, mientras que todavía no la hay para las personas.
Principales síntomas
Los principales síntomas de esta enfermedad son fiebre, dolor de cabeza, dolor en el cuerpo, dolor en las articulaciones, vómitos, diarrea o sarpullidos. Además, la fatiga y la debilidad, una vez recuperados, puede durar semanas o meses. En los casos más graves, se puede presentar enfermedad neurológica grave, como encefalitis o meningitis. Alrededor del 10 % de estos pacientes fallecen.
Aunque el virus se aisló por vez primera en 1937 de una mujer del distrito del Nilo Occidental, en Uganda, actualmente se encuentra comúnmente en África, Europa, Oriente Medio, América del Norte y Asia occidental. En las últimas dos décadas las epidemias de mayor magnitud producidas por este virus han tenido lugar en Estados Unidos, Israel, Grecia, Rumania y Rusia, según publicó RT.
Si bien no tiene ninguna relación con el Sars-CoV-2, responsable de la pandemia del covid-19, guarda ciertas similitudes con él: entre el 70 y el 80 % de las personas infectadas por este virus no presenta síntomas; el colectivo de riesgo incluye a las personas mayores de 60 años y a aquellas con patologías previas, como cáncer, diabetes, hipertensión o enfermedad renal; y no hay vacuna ni tratamiento específico para la infección por este virus.