El biólogo Wojciech Czechowski, junto a un grupo de expertos, estaban estudiando a murciélagos en 2013 que vivían en un refugio utilizado por los soviéticos para almacenar armas nucleares. En ese momento descubrieron una "colonia" de Formica polyctena, una especie de hormiga de la madera que habita en varias regiones de Europa.
De acuerdo a la investigación que publicaron en The Journal of Hymenoptera, el origen de las hormigas era una colonia gigante que se encontraba arriba del búnker, cerca de un tubo de ventilación. Al parecer, aquellas que se caían por el tubo y terminaban en el refugio, no tenían manera de regresar a su nido.
Según publicó Infoveloz.com, los científicos pensaron que la colonia subterránea no iba a sobrevivir porque no contaban con la reina ni tampoco larvas, solo había trabajadoras. Sin embargo, cuando volvieron, en 2016, se dieron cuenta de que la población había crecido: eran casi un millón. Además, en el lugar había dos millones de cadáveres con mordiscos y agujeros a la altura del abdomen.
¿Cómo sobrevivieron?
Los insectos se comían los cuerpos de su especie y también había un flujo continuo de hormigas que llegaban del nido de la superficie. "Los cadáveres sirvieron como una fuente inagotable de alimentos que permitieron sustancialmente la supervivencia de las hormigas atrapadas en condiciones extremadamente desfavorables", aclararon en la investigación.
El equipo instaló en la zona una ruta de escape para que las hormigas atrapadas pudieran llegar hasta el nido. "(...) El presente caso agrega una dimensión a la gran capacidad de adaptación de las hormigas a los hábitats marginales y condiciones subóptimas, como la clave para comprender su incuestionable éxito ecoevolucionario", afirmaron.