El hallazgo de una “falsa” yarará en una obra de construcción en el barrio cerrado Palos Verdes, en el noroeste de la ciudad, alertó a quienes la encontraron porque no sabían si se trataba o no de la especie venenosa. Desde la ONG Mundo Aparte explicaron cómo diferenciarlas y qué se debe hacer al toparse con un ejemplar en zonas urbanas. 

Franco Peruggino, integrante de la organización de interpretación ecológica ubicada en Sorrento 1595, detalló en el programa De 12 a 14 (El Tres) que las principales diferencias son la forma de la cabeza, las formas que presentan en la piel, el color del vientre y los hábitos de caza

“La cabeza de la yarará –la especie venenosa– es más triangular, tiene entre el ojo y la nariz un orificio más que funciona como sensor de temperatura para detectar a las presas”, explicó. 

Además, expresó que la yarará “caza solamente de noche” y que los dibujos de la piel en su dorso tienen “formas más geométricas” que las de las llamadas “falsas” yararás, que son más irregulares. 

También detalló que la serpiente venenosa tiene el vientre blanco, mientras que las culebras poseen la parte ventral de colores rojizos. 

Si bien mencionó que es poco probable que los reptiles sean visibles en esta época, tras el cambio de estación y la llegada de los primeros fríos del año, advirtió que pueden activarse cuando suben las temperaturas, como pasó en los días anteriores.

En caso de hallar u observar una serpiente en zonas urbanas, el especialista remarcó que “no hay que matarlas”. Si es una especie no venenosa, recomendó que no se interfiera con su vida, ya que son controles naturales para insectos, ranas y babosas. 

En cambio, si es una yarará, la sugerencia es dar aviso de inmediato a la división de Animales Exóticos de Defensa Civil, llamando al número de teléfono 103, para que se encargue de su manipulación personal capacitado en fauna silvestre.