En su primera misa del año, el Papa Francisco pidió perdón por “el mal ejemplo” que dio durante las Vísperas de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, en el Vaticano, cuando reaccionó de forma airada ante una peregrina que tomó por sorpresa su mano y lo arrastró hacia ella. Después, condenó la violencia contra las mujeres.
El Santo Padre, que se había acercado a rezar ante el Pesebre situado en el centro de la Plaza de San Pedro, dio dos manotazos para liberarse de la peregrina, que insistía en no soltarlo.
Sin embargo, durante el rezo del Ángelus en el Palacio Apostólico este miércoles 1 de enero, el Pontífice rechazó su reacción y pidió perdón: “Muchas veces perdemos la paciencia. También yo. Pido perdón por el mal ejemplo de ayer”.
El Santo Padre se expresó así después de recordar que la salvación se sustenta en la paciencia del amor: “El amor te hace paciente”, aseguró.
El incidente, que rápidamente se viralizó en las redes sociales, ocurrió en un segundo, sin que los responsables de la seguridad del Papa tuvieran tiempo de reaccionar para evitarlo.
Francisco, visiblemente enfadado por la actitud irrespetuosa de la peregrina, se apartó del lugar, aunque se recompuso rápidamente y siguió saludando a otros peregrinos con su amabilidad habitual.
"Profanación de Dios"
Francisco consideró hoy una "profanación de Dios" la violencia contra las mujeres, al tiempo que reclamó que sean incorporadas "completamente" en los procesos de toma de decisiones, al celebrar en la Basílica de San Pedro su primera misa del año.
"Si queremos tejer con humanidad las tramas de nuestro tiempo, debemos partir de nuevo de la mujer", planteó el pontífice durante la celebración de este miércoles en el Vaticano.
"El renacer de la humanidad comenzó con la mujer. Las mujeres son fuente de vida. Sin embargo, son continuamente ofendidas, golpeadas, violadas, inducidas a prostituirse y a eliminar la vida que llevan en el vientre", lamentó luego Jorge Bergoglio.
"Toda violencia infligida a la mujer es una profanación de Dios, nacido de una mujer", condenó en su homilía, en el día en que se celebra la 53 Jornada Mundial de la Paz.
"La salvación para la humanidad vino del cuerpo de una mujer: de cómo tratamos el cuerpo de la mujer comprendemos nuestro nivel de humanidad. Cuántas veces el cuerpo de la mujer se sacrifica en los altares profanos de la publicidad, del lucro, de la pornografía, explotado como un terreno para utilizar", continuó el pontífice.
Según el Papa argentino, el cuerpo femenino "debe ser liberado del consumismo, debe ser respetado y honrado. Es la carne más noble del mundo, pues concibió y dio a luz al Amor que nos ha salvado. Hoy, la maternidad también es humillada, porque el único crecimiento que interesa es el económico".
"Hay madres que se arriesgan a emprender viajes penosos para tratar de forma desespera dar un futuro mejor al fruto de sus entrañas, y que son consideradas como números que sobrexceden el cupo por personas que tienen el estómago lleno, pero de cosas, y el corazón vacío de amor", criticó al referirse al drama de las migraciones.
"Y si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de batalla, que nos importe la dignidad de toda mujer", enfatizó Francisco.
"De una mujer nació el Príncipe de la paz. La mujer es donante y mediadora de paz y debe ser completamente involucrada en los procesos de toma de decisiones", reclamó el Papa, que durante su pontificado ha promovido a mujeres a cargos de relevancia de la Curia como la directora de los Museos del Vaticano, Barbara Jatta, o la directora teológico-pastoral del Dicasterio para la Comunicación, Natasha Govekar.
"Porque cuando las mujeres pueden transmitir sus dones, el mundo se encuentra más unido y más en paz. Por lo tanto, una conquista para la mujer es una conquista para toda la humanidad", planteó el Papa.
Además de su reivindicación de la figura de la mujer, el Papa también se refirió a los peligros que enfrenta la Iglesia, en un marco de resistencias de sectores conservadores a algunas líneas de su pontificado.
"El enemigo de la naturaleza humana, el diablo, trata de dividirla, poniendo en primer plano las diferencias, las ideologías, los pensamientos partidistas y los bandos", advirtió. "Pero no podemos entender a la Iglesia si la miramos a partir de sus estructuras, programas y tendencias: percibiremos algo de ella, pero no su corazón", finalizó.