"Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte", solía decir Minerva Mirabal cuando se sentía amenazada. Minerva fue una de las tres hermanas dominicanas asesinadas brutalmente el 25 de noviembre de 1960 por órdenes directas de Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó la República Dominicana desde 1930 hasta su asesinato, en 1961.
Patria, María Teresa y Minerva Mirabal eran activas militantes contra el régimen de Trujillo, y un día como hoy sus cuerpos aparecían destrozados. Horas antes, un escuadrón enviado por el dictador las había matado a golpes y metido dentro de un vehículo para simular un accidente.
Veinte años más tarde se celebró en Bogotá el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y el Caribe donde entre muchas otras cosas, se decidió asignar el 25 de noviembre como el Día Internacional de la NO Violencia hacia las Mujeres en homenaje a Las Mariposas, como solían llamar a las hermanas Mirabal. En 1999, la ONU apoyó que esa fecha sea, en todo el mundo, una jornada de reivindicación a través de la resolución 54/134.
Sesenta años después, la lucha de las mujeres continúa. Con conquistas alcanzadas, políticas públicas que garantizan igualdad de posibilidades o leyes que amplían derechos pero también con un número escalofriante que lejos de disminuir y con el agravante de la pandemia y el confinamiento, se incrementa hora a hora.
Si bien las estadísticas oficiales son las que elabora la Corte Suprema de la Nación y no se darán a conocer hasta el último mes del año, un nuevo informe del Observatorio de Feminicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, a cargo de la ONG La Casa del Encuentro, reveló que en lo que va de 2021 se cometieron 227 femicidios y diez transfemicidios en el país.
Es decir que en Argentina, durante los primeros 10 meses del año, una mujer murió en manos del machismo cada 32 horas siendo Santa Fe la tercera provincia del país con mayores casos de violencia de género.
Frente a este contexto, visibilizar se vuelve urgente. Remover los patrones sociocultares que promueven y sostienen la desigualdad entre hombres y mujeres y desmantelar estereotipos ideológicos en todos los ámbitos requiere de una participación social activa. La violencia de género, cualquiera sea su forma de manifestarse, es un acto que involucra a todos.
Rosario3 habló con Mariana Caminotti, Secretaría de Género y Derechos Humanos de la Municipalidad, quien hizo fuerte hincapié en la violencia de género como hecho social.
“Uno de los principales desafíos a la hora de implementar acciones y campañas públicas contra la violencia de género es lograr un involucramiento activo de la sociedad, asumiendo la gravedad y la extensión que tiene esta problemática. La violencia de género ocurre en todos los espacios, desde los hogares a los lugares de trabajo y la calle, y el arma principal de los agresores es la impunidad. Si somos testigos de una situación de violencia de género, es fundamental no ser indiferentes, porque un paso para erradicarla es quebrar la indiferencia y la complicidad machista”, afirmó.
Por otro lado, comentó sobre las estrategias de prevención que se incorporaron en pandemia. “Una de las medidas fue la articulación con la Oficina de Atención a las Víctimas de Violencia de Género y Familiar de los Tribunales Provinciales, facilitando la gestión de medidas de prohibición de acercamiento y exclusión de hogar por medios electrónicas. Ahora, una mujer que requiere la tramitación de dichas medidas puede realizarla a través del Teléfono Verde. El servicio de gestión de medidas judiciales comenzó a funcionar en abril del 2020 en plena pandemia. Desde abril del año 2020 hasta el 31 de octubre del año 2021 se han tramitado un total de 769 medidas de Prohibición de Acercamiento y 102 medidas de Exclusión del Hogar”.
Es fundamental no ser indiferentes, porque un paso para erradicar la violencia de género, es quebrar la indiferencia y la complicidad machista
Rosario lleva adelante una campaña llamada “Los de afuera no somos de palo”, que busca la sensibilización y prevención de las violencias de género, impulsada por el Concejo Municipal. En este sentido, la Secretaría de Género y Derechos humanos agregó que este jueves junto a la Secretaría de Deporte y Turismo, se reunirán con representantes del sector de alojamientos para firmar un acuerdo de trabajo conjunto que implicará llevar este proyecto a los hoteles, hostels y departamentos turísticos temporarios con el fin de sumar todas las herramientas posibles, como protocolos de prevención, que permitan concientizar y actuar de manera concreta ante hechos de violencia de género.
“Desde marzo de 2020 a octubre de 2021, los datos de atención muestran una tendencia creciente, con un incremento del 36 por ciento en las llamadas al teléfono verde y del 105 por ciento en las interacciones por WhatsApp. Esto demuestra que el nuevo canal ha permitido acercar los servicios del Estado y fueron apropiados por mujeres y disidencias de la ciudad. En abril de este año se registró, además, un ingreso récord de víctimas de violencia de género con riesgo de vida en los Centros de Protección del municipio”, cierra.
¿Qué hacer si sos testigo o víctima de violencia machista en Rosario?
Rosario3 también se reunió con Mariana Alonso, Directora de Atención de Violencia de Género Municipal, Sandra Carbajal, Psicóloga y encargada del Centro Casa Amiga, y Marisa Wittmann, vicepresidenta de la Comisión de Asistencia a las Mujeres en Situación de Violencia del Colegio de Abogados, para conocer las herramientas locales con las cuales se puede enfrentar una situación de violencia propia o ajena.
Lo primordial es comunicarse con el Teléfono Verde: 0800 444 0420. Si realizar un llamado es imposible, entonces está la opción de escribir un whatsapp al 3415781509. Todos los días, las 24 horas, habrá alguien para atender esa llamada o leer el mensaje. La primera pregunta para evitar poner en riesgo a la mujer será: ¿Podes hablar?
Del otro lado de la línea habrá un equipo de profesionales compuesto por psicólogas, trabajadoras sociales y abogadas dispuestas a escuchar, orientar y contener. Pero ante todo, listas para evaluar la situación y el riesgo de vida de esa mujer y sus hijos.
“Muchas veces llaman porque escuchan que el vecino está golpeando a su mujer o preguntan qué hacer si tienen una amiga en una relación violenta”, cuenta Marisa, y es importante detenerse en este punto. El teléfono verde también te brindará asesoramiento. Intervenir será una construcción, un paso a paso. En caso de urgencia será enviado personal del 911 o Sies para actuar de forma inmediata. Luego la víctima decidirá continuar o no con el proceso.
Como primordial, se tratará de construir una red de contención y se le dará a conocer a la mujer en situación de violencia cada posibilidad según el caso particular que atraviese. Pero si la situación es crítica, teniendo en cuenta que dentro de las relaciones violentas lo primero que se pierden son los vínculos con familiares o amigos, entonces hay otra posibilidad.
“La mayoría de las mujeres se preguntan a sí mismas, hago la denuncia y después qué, dónde voy”, dice Sandra y tiene sentido. El miedo, la angustia y también la desesperación de hacer un movimiento que agrave la situación que ya atraviesa, están presentes en todo momento. Pero para estos casos, la Municipalidad cuenta con dos Centros de protección Integral.
Las puertas de Casa Amiga y Alicia Moreau se abrieron para mostrarle a Rosario3 la labor que hay detrás. Ambos lugares albergan a las mujeres en situación de violencia extrema y crítica junto a sus hijos. No solo se resguarda su integridad física y psíquica sino que además las trabajadoras de estos lugares siguen en detalle cada caso en particular.
La Directora de Atención de Violencia de Género Municipal informa que hay criterios que deben cumplirse dentro de la intervención, y en este sentido el primer paso dentro del Centro de protección integral se llama “Decantación de la crisis”. Las profesionales cuentan que a veces las mujeres y sus hijos duermen dos días seguidos, o se bañan durante un largo rato, cosas que en sus hogares no podían hacer. Son escuchadas y, sobre todo, contenidas.
Luego desde el mismo lugar les brindan las herramientas para acceder a la justicia: Exclusión del hogar del agresor, prohibición de acercamiento (perimetral), recupero de pertenencias -aunque últimamente la mayoría de ellas al regresar por sus cosas ya no las encuentran porque fueron vendidas por el agresor- o pedido de Botón de Alarma, según corresponda.
También comienzan a gestionarse trámites, un gran número de víctimas llegan indocumentadas. Entonces urge hacer sus DNI, partidas de nacimiento, tarjetas para planes sociales y a ocuparse de su salud. Muchas no asistieron al médico durante años y este es el momento de sacar turnos inmediatos para reconstruir y chequear su estado físico tras el maltrato.
Por otro lado, durante el tiempo que se quede la víctima en cualquiera de los dos Centros, se trabajará el empoderamiento y la inclusión social de la mujer mediante talleres que beneficien su autonomía. Es fundamental resaltar que si te vas de tu casa porque te maltratan no estás haciendo abandono de hogar. Tampoco pueden sacarte a tus hijos. Aunque no te hayan golpeado, igual deben tomarte la denuncia por violencia.
Mariana, Sandra y Marisa son tres mujeres entre las tantas que trabajan de lunes a lunes por el bienestar no solo de esa persona que sufrió violencia directa sino también de sus hijos a los cuales se les brindan enseguida el cambio de colegio y la atención psicológica y física. El abordaje en Rosario es total.
En los dos Centros de Protección se les brinda un celular con nuevo número porque lo importante es evitar que el agresor localice el lugar. Hay espacios de recreación conjunta y patio para las infancias.
Mientras comentan su labor, van recordando casos. Mujeres que pasaron por los departamentos de Casa Amiga, la mitad de ellas regresaron, otras se mantienen en contacto por celular. “Deberíamos escribir un libro”, dicen tras las anécdotas que vivieron en pandemia donde las situaciones críticas de violencia hacia las mujeres se vieron duplicadas. El aislamiento alimentó la pandemia machista.
Salir de una situación de violencia sin una red de contención, sin una denuncia o un asesoramiento previo, puede incluso ser más peligroso para la víctima
Durante ese periodo debieron usar todo tipo de estrategias: llamar a lugares impensados para tratar de enviar a las mujeres junto a su red de contención, es decir a un familiar o una amiga, sin importar dónde viva. Fue así que lograron re vinculaciones en Rio Negro, en Córdoba, incluso en otros países gracias al compromiso y la voluntad que le ponen a lo que hacen.
En lo que va del año, pasaron por Casa Amiga y Alicia Moreau 89 mujeres y 149 niños. Si a estas cifras se le suman las mujeres violentadas en situación de calle, el número asciende a 115 asistencias críticas. ¿Por qué ellas deben esconderse y ellos disfrutar de la libertad?
Continuando con las herramientas, están los puntos violetas. Son espacios privados en los distritos, acondicionados para que mujeres en situación de violencia de género y vulnerabilidades hagan uso exclusivo. Tienen a disposición una línea telefónica que garantiza privacidad y confidencialidad para las que necesiten realizar consultas y/o trámites judiciales, legales o de salud o consultas al Teléfono Verde.
La violencia se hace carne. Está en todos lados. Las mujeres aprenden señas que hablen por ellas en redes sociales, escriben billetes pidiendo ayuda, sacan turnos al médico para contar que son secuestradas, caminan con cintas violetas en sus muñecas para que todas sepan que pueden sostener esa mano si corren riesgo. Pero no alcanza, se necesita más. Políticas públicas a lo largo y ancho del país que garanticen resguardo, protección y posibilidades de volver a empezar.
Hay una frase que se comparte en redes sociales: “Salí de ahí hermana”, como si fuera una decisión que cualquier mujer en situación de violencia pueda tomar de la noche a la mañana. Salir de ahí sin una red de contención, sin una denuncia o un asesoramiento previo puede incluso ser peligroso para la víctima. Esto no implica riesgo y puede salvar vidas.
Se trata de conocer las herramientas para ayudar a las mujeres vulneradas, hablar sobre los distintos tipos de violencia en cada espacio que uno habite, exigirle a los profesionales de cualquier área que se capaciten en perspectiva de género para no revictimizar y cuidar a la mujer y deconstruir lazos patriarcales fomentando un futuro de igualdad y respeto.
Se trata de crear redes, grupos humanos que miren a los ojos de cualquier mujer y vean en ellas pares, compañeras, personas que quieren dejar de sobrevivir a golpes, insultos, acoso, abusos y empezar de nuevo, con cicatrices pero de pie, un entorno que acompaña sin hurguetear en la herida.