A un día de la audiencia pública sobre la nocturnidad en la que los concejales escucharán a empresarios del entretenimiento, gastronomía y servicios, a organizaciones y también a vecinos, cabe realizar un repaso de la historia de la normativa vigente (la ordenanza Nº 7218), así como también conocer cómo se viene consensuando la nueva norma que se está por debatir en las próximas semanas en medio de las complicaciones que presenta la noche rosarina en estos últimos años.
El martes 18 de junio, a las 15, será la cita de la audiencia, la cual es planteada como “no vinculante”, aunque los concejales tomarán nota de las exposiciones para su posterior debate en la comisión de Gobierno. Su realización surgió en 2022 cuando se presentaban los diversos proyectos y se concreta ahora de cara al debate parlamentario, con el fin de ordenarlo.
El Concejo confirmó que serán de la partida, miembros del Ejecutivo Municipal, representantes de empresas prestatarias de servicios como Empresa Provincial de la Energía, Aguas Santafesinas y Litoral Gas, representantes de Bomberos Voluntarios de Rosario, representantes del Sindicato Municipal de Rosario y de la Asociación de Trabajadores del Estado, el Colectivo Rosarino de Espacios Culturales (Crec), la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines Rosario, empresarios y emprendedores del sector de entretenimiento nocturno, distintos colectivos de jóvenes y otras organizaciones.
La idea es que vehiculice el avance del proyecto del Ejecutivo sobre tablas para reemplazar la ya vetusta ordenanza actual. Luego, se espera que la iniciativa pase por las comisiones de Planeamiento y de Salud. El objetivo del oficialismo es que sea sancionada antes del receso invernal, aunque otros sectores están reticentes a los cambios realizados por el Ejecutivo.
El borrador para regular la noche rosarina deja atrás la actual división por rubros y elimina la polémica distinción que se realizaba entre locales bailables y no bailables. El proyecto que envió el Ejecutivo fue dado en llamar “ordenanza de espectáculos y diversión pública”, y contará con mayores exigencias para la insonorización y condiciones de seguridad, así como requerirá el consentimiento de los vecinos para la habilitación.
Consultada en torno a la decisión de terminar con la clasificación de rubros, la concejala que preside la comisión de Gobierno, Julia Irigoitía, explicó a Rosario3: “Esos rubros se clasificaban sobre si se bailaba o no, que era un criterio subjetivo y ya obsoleto. Eran milonga, cantina, peñas folklóricas, whiskería, boliche o discoteca. Esos rótulos encorsetaban y limitaban a las ofertas que fueron apareciendo en la noche rosarina. Ahora se piensa en una especie de habilitación “madre” comercial y en función de lo que se quiera realizar dentro del establecimiento se pedirán licencias específicas según la oferta que busque hacer cada establecimiento”.
De esta forma, cualquier emprendimiento deberá solicitar una habilitación general como comercio, y en ese marco, deberá tramitar distintas licencias en función de la actividad que el comercio quiera realizar.
La expectativa es que la nueva normativa quite la división por rubros como antaño, y deseche también la prohibición del baile, un quid de polémica en los últimos años, que llevó a multas y clausuras, con los cambios de costumbres de la noche. En tanto, establece normas claras de seguridad y control, en vistas de ordenar el derecho al esparcimiento, así como también regular los puestos laborales de la noche.
Sobre la audiencia del martes próximo, aclaró que los ediles van a tomar las propuestas y sugerencias de los participantes para sumar al proyecto. "Luego -explicó- se volverá a debatir en la comisión de Gobierno, en la que se van a introducir todas las modificaciones nuevas para que luego tenga consenso en la mayoría de los bloques sobre tablas, con un proyecto prolijo y beneficioso para la ciudadanía”.
Esta ordenanza establecerá horarios para bares y restaurantes según dimensiones: los locales con más de 300 metros cuadrados podrán funcionar hasta las cinco de la mañana y los de menos de 300 metros, hasta las tres. Salvo que los empresarios del rubro soliciten y justifiquen una licencia especial. Y para las licencias especiales, se requerirá del consentimiento de los vecinos linderos.
La presidenta del Concejo, María Eugenia Schmuck, confirmó que buscará para el 4 de julio tener sancionada esta ordenanza, en la última sesión del primer semestre, y antes del receso invernal: “hace 10 años que estamos debatiendo el tema, y ahora estamos trabajando contrarreloj porque fijamos esta fecha para cumplirla”.
Adelantó que se prevé una exigencia de “inversiones millonarias en infraestructura, insonorización, seguridad y evacuación” a quienes quieran tener licencia para pasar música, tener un DJ, sentarse a comer, “para que garantice la convivencia con los vecinos, es decir, que el de al lado no escuche absolutamente ningún ruido molesto”.
Discrepancias y recortes a la ordenanza consensuada
El proyecto de ordenanza enviado por el Ejecutivo, fue trabajado en estos meses a partir de una versión consensuada y elevada por los concejales en septiembre del año pasado, por lo que contiene numerosas similitudes, pero también algunas modificaciones que no conformarían a los ediles. "El Ejecutivo está vendiendo que su proyecto está consensuado y no es tan así", advirtó un vocero del Concejo dejando entrever malestar.
La versión consensuada desde el Concejo contemplaba categorías de licencias con sub-clasificaciones y eso no está en la versión que devolvió el Ejecutivo, señaló.
Consultada al respecto, Irigoitía consignó: “Hay predisposición a dialogar para llegar a acuerdos de modificaciones, pero la verdad que su devolución quedó flaca en relación al proyecto consensuado por nosotros. Por ejemplo, la versión consensuada tiene una lógica que divide como establecimiento o como evento nocturno”.
De esta forma la edila observó que son varias las diferencias entre la versión que se debatirá (la devuelta desde el Ejecutivo) con la acordada previamente durante 2023 por los concejales. “A varios nos parece una devolución muy escueta, deja afuera muchas cosas, como las subdivisiones de las licencias, o el criterio para elaborarlas. Proponíamos licencias relacionadas al factor ocupacional, a la insonorización, apto gastronomía, e infraestructura de espectáculos”. Cabe señalar que el proyecto devuelto por el Ejecutivo solo tiene las divisiones apto gastronomía y difusión musical.
“Buscábamos crear un área de convivencia nocturna, para que el Ejecutivo tenga un ámbito de articulación entre todos los aspectos que hacen a una convivencia nocturna. Entre ellos, el transporte, la disponibilidad de personal de control urbano, o el espacio público”, agregó la edila.
Un repaso histórico de los amagues de cambios sobre la nocturnidad
La ordenanza Nº 7218, que popularmente es referenciada “de la nocturnidad” tiene casi tres décadas, ya que fue aprobada en origen en el año 1996. Fue luego modificada en 2001 durante el segundo mandato de Hermes Binner como intendente, y desde entonces, es la que permanece vigente.
En 2015 los espacios culturales comenzaron a reclamar actualizaciones sobre esta norma, ya que la actual no contempla algunas especificidades de su sector, y es una norma rígida que busca calificar con un “rubro” cada establecimiento, lo que no permite adecuar las necesidades actuales en relación a los modos de consumo de la nocturnidad, como por ejemplo, espacios que ofrezcan amenización o shows.
Ante cierto vacío legal por esa clase de oferta nocturna, agrupados bajo el nombre de Espacios Culturales Unidos de Rosario (Ecur), sus referentes presentaron aquel año un proyecto de ordenanza "sobre clubes sociales y culturales", con el objetivo de obtener un marco jurídico que respaldase sus actividades, pero ese proyecto naufragó en el Concejo a pesar de varios intentos de debate.
En 2018 un borrador confeccionado por los concejales fijaba las condiciones de funcionamiento de locales mayores a 100 metros cuadrados de superficie total, para los que se determinarían cuatro rubros de habilitación: bar o restaurante con actividad nocturna, local bailable, salones de eventos (de fiestas o de usos múltiples), y clubes sociales y culturales.
Pero éste quedó cajoneado por los tiempos de elecciones. Y en 2020 irrumpió la pandemia y el asunto fue nuevamente puesto en suspenso. Lamentablemente, los meses de freno de todas las actividades y la crisis económica se llevaron consigo el cierre de decenas de espacios culturales.
En los ultimos años se estima que cerraron unos 40 espacios de los que reclamaban actualizar la nocturnidad desde el Ecur. Y un repunte de actividad nocturna tardó en volver a una normalidad, sumado a la falta de norma para ese sector, que derivaba en multas y clausuras a varios de éstos, con los costos que acarreaba regularizarlos.
En la pospandemia de 2021, un total de 70 espacios culturales se reagruparon bajo el nombre de Colectivo rosarino de espacios culturales (Crec), el cual reclamó un “sistema de permisos” como herramienta para habilitarlos de la Secretaría de Cultura, a modo de paliar la falta de figura sobre sus actividades en la ordenanza 7218.
En 2022 los hosteleros, gastronómicos y pubs volvieron con un reclamo de actualizar la norma, y fue entonces que los ediles acordaron que era el momento propicio para avanzar con un debate en el asunto. Se dio un plazo para que cada bloque pensara iniciativas, y para octubre de ese año fueron ingresados los seis proyectos. Varios de éstos (de Daniela León y Silvana Teisa) buscaban modificar la norma actual en algunos aspectos, y un tercero, de Lisandro Cavatorta, proponía crear zonas específicas de entretenimiento, las llamadas “zonas zen”, aunque ninguno de estos últimos continuaron en la discusión.
Los hosteleros planteaban la necesidad de regulación ya que aún estaba prohibido “escuchar música por la noche en los bares”, por lo que “dejó de existir la nocturnidad y la ciudad se volvió conservadora”. Mientras, la realidad en la noche rosarina se hacía más palpable con el anuncio del cierre del Café Berlín, emblema del under del rock y del teatro rosarino durante 25 años.
Los proyectos que buscaban derogar y modificar sustancialmente las habilitaciones de los establecimientos, sobre los que se trabajó desde entonces, fueron el presentado en 2015 de María Eugenia Schmuck, uno de Julia Irigoitía y otro de Jésica Pellegrini. “Trabajamos en consensuar una redacción conjunta durante la primera mitad del 2023, y eso le enviamos al Ejecutivo”, recordó Irigoitía. En 2023 parecía que era el año de concreción del asunto, pero a pesar de que hubo consenso y se fusionaron los proyectos de las ediles, no era el momento según el Ejecutivo.
Finalmente para mediados de mayo de este año hubo fumata blanca para un avance, luego de que el Ejecutivo enviara al Concejo una versión con algunas reformas sobre el proyecto que había sido consensuado por los ediles.
La idea de una audiencia pública surgió en 2022 cuando se presentaban los diversos proyectos. "Se la llama ahora, de cara a un nuevo debate parlamentario, para tener una base sobre la cual debatir, sino iba a ser muy anárquico", consideró la concejala justicialista.
El Concejo confirmó que serán de la partida de la audiencia, miembros del Ejecutivo Municipal, representantes de empresas prestatarias de servicios como Empresa Provincial de la Energía, Aguas Santafesinas y Litoral Gas, representantes de Bomberos Voluntarios de Rosario, representantes del Sindicato Municipal de Rosario y de la Asociación de Trabajadores del Estado, el Colectivo Rosarino de Espacios Culturales (Crec), la Asociación Empresaria Hotelero Gastronómica y Afines Rosario, empresarios y emprendedores del sector de entretenimiento nocturno, distintos colectivos de jóvenes y otras organizaciones.
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