En la previa, el gobierno nacional anunció un operativo especial para abrir los bancos este viernes. La Municipalidad de Rosario desinfectó las zonas donde habría colas de jubilados para cobrar sus haberes. Las entidades financieras se declararon listas para la tarea. Pero todo salió mal. El miedo a quedarse sin dinero (o el hecho de ya estar sin recursos) fue más que el temor a enfermarse o simplemente la irracionalidad que se propaga con facilidad en tiempos de pánico barrió con todas las vallas de contención.
La imagen del propio intendente Pablo Javkin, megáfono en mano, más allá de sus buenas intenciones para contener, devino en el resumen del caos. Los bancos del centro de Rosario fueron como una trinchera rota. Una grieta por donde el enemigo declarado, el covid-19, acaso pudo avanzar con toda su potencia. ¿Cuánto perdió la sociedad en esta jornada negra, cuánto esfuerzo realizado en dos semanas de aislamiento se dilapidó, sobre todo con la población de adultos mayores que más en riesgo está?
Largas colas y barbijos improvisados
Las colas de adultos mayores en la puerta de los bancos, en particular los del microcentro de Rosario, empezaron a las 7 de la mañana del viernes. Dos y tres horas antes de la apertura de las entidades, ya había personas esperando para cobrar sus jubilaciones y asignaciones sociales, expuestas a un contagio.
Mujeres que sostenían pañuelos para taparse la boca y la nariz. Hombres mayores con ojos angustiados y barbijos de tela, tan improvisados como inútiles para prevenir cualquier contagio del covid-19. En algunos puntos las colas se armaron con la distancia social exigida pero de a poco y en el momento de apertura de los bancos, la situación se descontroló. (Ver todas las fotos de Rosario3).
Esas mismas escenas se replicaron en muchas ciudades del país. Todas las recomendaciones de la cuarentena dispuesta para prevenir el coronavirus se violaron. Hubo un agravante lamentable: la mayoría fueron adultos mayores, justo el grupo de mayor riesgo de muerte en caso de enfermarse. Y hay otros datos alarmantes: muchas de esas personas no deberían estar allí, no era su turno de cobrar o tienen tarjeta de débito y podrían ir al cajero.
En medio del descontrol, de la tristeza también, el gobierno nacional y el sector reaccionó. La Asociación Bancaria comunicó que todas las sucursales deberán abrir sábado y domingo para garantizar la atención de todos.
A esa hora, el daño ya estaba hecho. Las imágenes del dron de El Tres así lo demostraron: una recorrida por el centro y microcentro de Rosario reflejó la sorprendente cantidad de gente, amuchada en largas filas de hasta tres cuadras.
Coletazos políticos y un bombero inesperado
Los reproches y las acusaciones se multiplicaron. La sensación de una grieta política cerrada en las últimas dos semanas también se resintió. Hubo críticas de la oposición al plan del gobierno y el abogado y defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, hasta pidió al presidente Alberto Fernández la renuncia de los funcionarios responsables.
“No podía haber pasado otra cosa que esto. Luego de 15 días sin bancos donde no se pagó el mensual de marzo se abren las sucursales el mismo día del pago de la Asignación Universal por Hijo. Para un jubilado estar 15 días sin cobrar es un montón”, agregó el defensor.
Sobre el mediodía, la imagen del intendente Pablo Javkin con un megáfono intentando ordenar el caos se volvió, a contramano de su voluntad, la evidencia máxima del descontrol. "Hombre grande, vuelva a la fila", se lo escuchó retar a un señor en Mitre y Santa Fe. Después, consoló a una chica que rompió en llanto.
Jakvin expuesto como un bombero voluntario (más voluntario que bombero) recordó que los bancos reabrirían el sábado y domingo, y pidió lo imposible: orden y sensatez.
Nada resultó bien. Solo el tiempo, como suele ocurrir, acomodó las cosas. A las 15, con el cierre de los bancos, llegó algo de calma. Allá se fueron los jubilados y beneficiarios de planes sociales que pudieron cobrar. Otros se retiraron con un turno para volver el fin de semana, cuando los bancos reabrirán con la promesa de una mejor organización.
El efecto en la lucha contra la pandemia
A la tarde, cuando comenzó el tiempo de revisar lo hecho y hacerlo mejor, Arnaldo Medina, secretario de Calidad de Salud del Ministerio de Salud de la Nación, confesó en Radio 2: "Lo ocurrido hoy en los bancos impacta negativamente. Será importante reforzar los controles para evitar que esto vuelva a suceder”.
El funcionario dijo que hubo “un error en el cálculo” y también habló de “cuestiones culturales". Pero el innegable paso atrás, el inmenso paso atrás, deja además de un porcentaje de la población expuesta a una enfermedad que puede ser letal, sobre todo para ellos, una pregunta inquietante: “¿Qué va a ocurrir cuando se levante el aislamiento social obligatorio?”, deslizó Medina en el programa La primera de la tarde.
Según anticipó la directora de Epidemiología provincial, Carolina Cudós, en diálogo con Rosario3 la respuesta a esa pregunta no es nada alentadora. Experiencias como la de este viernes indican que el pico de casos por coronavirus podría adelantarse –estaba previsto para mayo–.
"Si el gobierno abre algunas actividades, como para cobrar, y la gente sale masivamente, se va a adelantar. Depende de las personas", dijo. También puso de relieve una realidad: "Hoy se vio a una gran cantidad de personas. No eran todos adultos mayores. Había jóvenes y de todas las clases sociales".
Las consecuencias del viernes negro emergerán más adelante y no pueden medirse hoy. Eso es parte de lo desesperante de la pandemia: la convicción velada de llegar tarde. Lo cierto es que si estos episodios persisten, la guerra declarada al covid-19 será más difícil de ganar.
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