El primer ministro de Australia, Scott Morrison, pidió este domingo disculpas por haberse ido de vacaciones en medio de una de las peores oleadas de incendios forestales mientras los bomberos intentan estabilizar centenares de frentes tras una jornada en condiciones "catastróficas".
El mandatario, que se encontraba en Hawai con su familia, interrumpió el viaje y regresó anoche a Australia tras días de críticas y protestas por su ausencia y falta de liderazgo ante una crisis que esta semana causó cuatro muertos.
"He regresado de mis vacaciones y sé que estas han causado una gran ansiedad en Australia, Jenny (su mujer) y yo somos conscientes de ello", dijo en una conferencia de prensa en la que aceptó las críticas recibidas por su ausencia, que no había sido oficialmente anunciada.
"Entiendo el enojo de la gente al saber que estaba de vacaciones con mi familia mientras sus familias estaban bajo una gran presión (...) A esos australianos a los que he decepcionado les pido disculpas", expresó en declaraciones recogidas por la agencia Efe.
Morrison admitió la relación entre los incendios y el cambio climático, pero reiteró que su Gobierno no cambiará su política contra el calentamiento global.
"Nuestro gobierno y yo siempre hemos reconocido la conexión entre los episodios meteorológicos y los incendios con el impacto del cambio climático global", señaló.
Sin embargo, el mandatario recalcó que el cambio climático es solo uno de los factores que causaron los incendios junto a la sequía, las quemas preventivas y los fuegos intencionados, y rechazó las demandas para que su gobierno modifique sus planes.
Mientras, los bomberos se enfrentan a varios incendios en la periferia de Sídney que amenazan con unirse pese a la mejora de las condiciones, con un marcado descenso de las temperaturas que el sábado superaron los 46 grados y el domingo se situaban por debajo de los 30.
La ola de calor y vientos que se preveían de 80 kilómetros por hora llevaron a las autoridades a declarar condiciones catastróficas durante el sábado en la zona de Sídney y sus alrededores, la segunda vez que se elevaba la alerta por incendios a este nivel máximo desde su creación hace diez años.
En la zona de Blue Mountains, a unos 120 kilómetros al oeste de Sídney, dos incendios se fusionaron y podrían enlazar con el foco de Gospers Mountain.
Otro de los frentes es el de Green Wattle Creek, situado a un centenar de kilómetros al suroeste de Sídney, donde anoche las llamas arrasaron Balmoral, una población de unos 400 habitantes formada por unas 150 viviendas.
"Tenemos malas noticias. No ha quedado gran cosa en Balmoral", dijo la jefa del gobierno de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian, a la prensa.
Decenas de fuegos arden en otras partes del país, sobretodo en Australia del Sur, donde más de setenta viviendas quedaron calcinadas en una zona boscosa en las afueras de Adelaida, donde el sábado las autoridades confirmaron la muerte de una persona y que más de veinte bomberos sufrieron heridas.
"Si hay alguna buena noticia es que no ha habido ningún fallecido más en Australia del Sur ni más personal herido", dijo a la prensa el jefe del gobierno de este estado, Steven Marshall.
Las autoridades prevén que a finales de semana vuelvan a agravarse las condiciones ante esta oleada de incendios, que comenzaron antes del inicio del verano austral en el que se espera una escasez de lluvia hasta el 21 de marzo.