Beatriz tiene 73 años, escribe desde que era una niña y se dedica a compartir su arte en las calles de la ciudad. Todos los días toma un colectivo desde el barrio Echesortu hasta el centro, se para en un semáforo y vende una serie de cuentos que originalmente escribió a mano.
“Soy una niña grande. Cada cuento, la mayoría, es de situaciones que he visto o vivido”, le dijo a Telenoche (El Tres).
Los manuscritos son el arte que Beatriz busca compartir en las esquinas de Rosario. Su sueño es escribir un libro. “Una composición de 10 o 15 cuentos, los quiero hacer con dibujos pequeños, no profesionales, como dibujados por niños”, explicó.
Su pasión por los cuentos empezó muchos años atrás. Escribió los primeros relatos con lápiz y sobre cualquier papel que tuviera a mano. Desde boletas de lotería que después unía y pegaba, hasta servilletas y papel higiénico, cuando la situación económica estaba más complicada.
“Algunos los tenía escritos desde mucho tiempo atrás. Escribí hasta en servilletas y me desesperaba cuando no tenía papel, por eso escribía en el papel higiénico”, contó.
Cuando el dinero tampoco alcanzaba para hacer fotocopias, los que ofrecía en las calles de la ciudad eran los manuscritos originales. Hasta que el dueño de un negocio le propuso “fiarle” las copias para que pudiera vender más cantidad y después le devolviera la plata.
Así, Beatriz logró seguir escribiendo y compartiendo sus relatos en los semáforos de Rosario. Todos los días, alguien se queda con una porción de su arte.