Lorena Torres se fue a Uruguay en 2017 en busca de otro horizonte para su familia. Sin embargo, no puede dejar atrás nada de lo que vivió en Rosario. No importa dónde esté, la imagen de David destrozado a golpes en plena calle, la persigue día y noche. “No tengo que recordar nada porque todo lo que le pasó a mi hijo está presente siempre”, dice en una conversación con Rosario3.
Acaba de participar de forma virtual de la segunda audiencia del juicio por el crimen de su hijo cometido en 2014 en el marco de un linchamiento, luego de que el joven cometiera un robo. Se trata de un caso emblemático para la ciudad, que reveló los alcances de la venganza por mano propia y la profundidad inasequible de la violencia humana.
“No quería que mis hijos siguieran creciendo entre tanta violencia, siempre les di lo mejor, siempre estuvieron con su madre y su padre, no encontraba respuesta de nada, nunca llegaba la justicia. Entonces, decidí irme lejos, para que mis hijos crezcan mejor. Y, lo logré porque son excelentes personas”, asegura Lorena sobre los motivos que la impulsaron a salir del país y radicarse en el extranjero.
Su rostro atravesado por el dolor fue fotografiado decenas de veces desde el 22 de marzo de 2014, cuando en barrio Azcuénaga, cerca de las 5 de la tarde, de acuerdo a la reconstrucción judicial del hecho, su hijo David Moreira, de 18 años, fue linchado. Junto a otro joven llamado Isaías Ducca intentaron asaltar a una chica de 21 años que caminaba por Liniers y Marcos Paz con su hijita. Moreira se bajó de la moto en la que se trasladaban y arrinconó a la chica para arrebatarle la cartera. En ese momento, un vehículo chocó al rodado y David y su amigo salieron corriendo.
Ducca logró alejarse, pero Moreira, al correr por Marcos Paz al 5400, fue cruzado por un grupo de hinchas de Rosario Central que estaban reunidos en la puerta del club Amistad y Unión. La paliza comenzó en ese lugar y fue impartida por decenas de personas en diversas secuencias en las que se fue elevando el nivel de violencia al punto que le ocasionaron un traumatismo de cráneo. Tres días después, David murió en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca).
La investigación de la Fiscalía desembocó en la identificación de dos personas a las que se las ve en un video de la agresión que circula aun en las redes sociales. Uno es Nahuel Pérez, quien aceptó en un juicio abreviado la pena de 3 años de prisión condicional, luego de que su madre confesara su participación, y el otro es Gerardo "Capocha" G. En principio, ambos fueron por homicidio doblemente calificado por el concurso premeditado y por la participación de más de dos personas, delito con una pena en expectativa de prisión perpetua. Sin embargo, la Fiscalía bajó la calificación a homicidio en agresión. En abril de 2017 identificó como agresor a Cristian A. Ambos son los imputados en el juicio que se desarrolla, en principio hasta el 4 de diciembre, en el Centro de Justicia Penal de Rosario.
“Fue realmente duro haber escuchado (en la audiencia) a los testigos sobre la manera en que golpearon a mi hijo y cómo lo trataron. Uno se va imaginando, pero escucharlo así, detenidamente, cada cosa que hicieron, hasta dónde lo llevaron, es de no creer. No entra en mi cabeza que haya personas con tanta maldad, es algo horrible escuchar lo que hicieron con esa criatura”, expresó Lorena con la voz todavía afectada.
David tenía 18 años cuando lo mataron. Su madre contó que era ayudante de obra en una empresa contratista. Vivían en una casa ubicada en Dean Funes y Juan José Paso, junto al papá y tres hermanos más. David era el segundo hijo de Lorena y su marido. “Era una excelente persona, era amable, tenía una voz muy suave y dulce, siempre dispuesto a ayudar a los demás. En el barrio lo querían mucho. Le gustaba ayudar a los niños que pasaban pidiendo, era muy buen amigo, se vio cómo lo buscaban conmigo ese día y les sorprendía que hubiese desaparecido. Era muy compañero con sus hermanos y conmigo, estaba siempre pendiente de la familia. Cobraba su jornal a fin de la semana y llevaba a sus hermanos a pasear o a Mac Donald´s, También salía conmigo, íbamos al parque a pasar el día y jugaba a la pelota con sus hermanos”, lo recuerda.
“David era capaz de sacarse lo que tenía puesto para dárselo al que lo necesitara. Es por eso que hasta el día de hoy no tenemos consuelo, sabemos que no va a volver más, nos dejó un vacío a todos”, lamentó.
La familia de David esperó 9 años este juicio. “Duele escuchar que dicen que no se conocían –los imputados- y que nieguen que sean ellos cuando está comprobado que sí”, señaló y remarcó: “Y escuchar el relato de la autopsia fue muy duro, es terrible que te digan que el daño que tenía en su cabeza fue por algo más que una patada, que lo golpearon con algo contundente, dos o más personas. Saber de qué manera lo trataron, que lo agarraron y lo arrastraron para seguir golpeándolo”.
“Habíamos visto un video donde se ve a personas pegándole patadas, pero no solo fue eso, lo agredieron brutalmente. Saber que tu hijo pasó por todo eso, pensar lo que sufría, que él pedía que no lo golpearan más, y no les interesaba. ¿Pensaban lo que estaban haciendo? Más que personas parecían animales, realmente fueron salvajes”, destacó.
A pesar de que se realizó un juicio por el robo perpetrado por Ducca y Moreira –no tenía antecedentes penales- Lorena descree que su hijo haya salido a robar. “Nunca pudo demostrar que era inocente, dicen que robó una cartera, pero no se le encontró nada”, manifestó y cuestionó: “¿Para qué iba a robar cuando tenía el sueldo recién cobrado en casa. Me dijo «Mamá, acá tenés la plata, saco un poco para comprar el regalo» Era el cumpleaños de mi hija y él quería comprarle algo. Llegó de trabajar a las 2 y a las 4 se fue, no llegó a comer, se fue directo a comprar el regalo y nunca más volvió. Él siempre avisaba a donde iba, entonces porque sentí que era raro que no volviese, salí a buscarlo”.
Y lo encontró. El video que se difundió del ataque evidenció las reacciones feroces y brutales de de los agresores, totalmente desproporcionadas al presunto delito cometido por David, a quien dejaron hecho trizas en nombre la “justicia por mano propia”. Tal fue el impacto que causó la imagen que hasta el Papa Francisco tuvo palabras de solidaridad con la víctima. “Me acordé de Jesús; ¿qué diría si estuviera de árbitro allí?: el que esté sin pecado que dé la primera patada”, agregó. “Me dolía todo, me dolía el cuerpo del pibe, me dolía el corazón de los que pateaban”, escribió en una carta a la familia.
Aunque ya sabe que el espanto vivido es imborrable, Lorena cree en la reparación de la Justicia. “Esperé 9 años. Quiero que las personas que hicieron esto no estén sueltos. Cometieron un homicidio y deberían estar presos, que paguen por lo que hicieron”, pidió una vez más.