La zona del asentamiento Los Pumitas, en Empalme Graneros, donde este lunes vecinos y vecinas protagonizaron una especie de rebelión contra la actividad narco en el lugar, amaneció repleta de escombros apilados. Fueron destruidas siete viviendas precarias, dos de ellas funcionaban como kioscos de drogas.
Radiópolis (Radio 2) recorrió las inemdiaciones de que ayer fue una verdadera escena infernal, con gente descontrolada, exigiendo protección estatal tras el crimen de Maxi, el niño qom que fue baleado mortalmente el domingo pasado. El nene asistía a la escuela 1344 Taigoye. Una de las cocineras de la institución se refirió a lo sucedido: “Nunca vivimos una situación así. Que la droga es corriente es corriente, trabajo acá. Vengo todos los días temprano y me voy todos los días a la misma hora, se trabaja con miedo”, sostuvo.
“Vivir en el barrio es muy peligroso, yo viví toda la vida en el barrio. La la escuela está cubierta pero la policía no puede salir para los incidentes que puede haber adentro de la escuela”, manifestó agregó: “Los alumnos vienen bien, tienen muy naturalizada el tema de la violencia te cuentan las balaceras como si nada. Ayer, justamente, se hizo antes de ingresar una oración pidiendo y se le inculca eso a los chicos, que confíen en dios y que esto puede cambiar”.
La mujer, por último, confió: “La gente está cansada, no sé si sienten miedo pero lo tienen muy natural”.
Luego, en declaraciones a Cada Día (El Tres), el vecinalista Ortolani, expresó: "Un chico más que muere. Este es un barrio creados con gente extremadamente buena”, manifestó y recordó su origen en el Chaco pobre. Luego, asentados en Rosario tuvieron hijos, hijas, nietos y nietas. “Es gente seria y humilde, muy callada, muy buenos”, reslató.