El verano es, sin dudas, la etapa del año preferida por los más chiquitos. Porque además de dejar a un lado las mochilas y los guardapolvos (los que ya están escolarizados), pueden disfrutar del agua de la pileta, hacer actividades al aire libre, participar de colonias de vacaciones, hacer nuevos amigos o pasar algunos días lejos de casa.
Pero, así como tiene ese lado amigable, esta época también puede mostrar una cara siniestra: la de las lesiones no intencionales que los niños sufren en eventos comúnmente denominados 'accidentes', que pueden llegar a costarles la vida o dejarles graves secuelas y que para la Sociedad Argentina de Pediatría no deberían llamarse así: “Nosotros, desde el Comité de Prevención de Lesiones, siempre decimos que ‘si se pueden prevenir, no son accidentes’, dijo la médica pediatra Virginia Bertone, vocal de dicho Comité.
Según Bertone, que también es médica de planta del Hospital Alassia de Santa Fe, “siempre tenemos que tener en cuenta que los niños son un grupo etario que requiere de un permanente cuidado de parte de un adulto responsable. Y muchas veces, nosotros como adultos sobreestimamos la capacidad del niño de responder y subestimamos el riesgo. Por eso buscamos sensibilizar a la población, sobre todo cuando se acercan las vacaciones de verano”.
Y dio un dato que debería encender todas las alarmas: “La mayor causa de fallecimientos de niños son las lesiones no intencionales, comúnmente denominadas ‘accidentes’. Y la mayoría de esas lesiones se producen en el hogar, que supuestamente es el lugar más seguro o que la familia cree que es el más seguro”.
Por un verano con menos riesgos
Bertone remarcó que tener niños nos demanda a los adultos darles una protección consciente tanto en la infraestructura de la vivienda como en el cuidado presencial: “Tener una familia con niños es maravilloso, pero requiere un gran esfuerzo de los grandes que los cuidamos: por algo a la noche quedamos fusilados, porque los chicos tienen mucha energía. Ellos quieren explorar el mundo, y al explorar se van exponiendo a más riesgos. Los chicos no miden los riesgos, sobre todo cuando son más chiquititos”.
“Las pautas de prevención obviamente van a depender de la edad de cada chico: no va a ser lo mismo cuando tenemos un bebé de 3 meses que cuando ese niño empiece a deambular y a movilizarse. Por eso siempre recomendamos que la familia vaya transformando su casa para brindarle al niño el hogar más seguro posible”, añadió.
Ya iniciada la época de piletas, desde la Sociedad Argentina de Pediatría recuerdan que “siempre debe haber un adulto atento al lado de los chicos. Y remarcamos la palabra ‘atento’ porque no basta con estar cerca si en realidad tenemos la atención puesta en ese gran distractor de estos tiempos de la humanidad, que es el celular. Hay muchos adultos al lado de niños que están completamente distraídos con el teléfono y esa presencia no sirve”.
“Si en casa tenemos una pileta, tiene que tener un cerco. Si son de las pequeñitas inflables, tenemos que vaciarlas cuando no las utilizamos. Debemos recordar que un niño pequeño puede ahogarse simplemente en medio balde de agua. Por eso, cuando hay recipientes llenos, debemos vaciarlos. Igual que las bañeras: una vez que termina el baño, hay que dejarlas vacías”, recomendó.
Otros recaudos no menores
“Ahora que la familia empieza a programar vacaciones o alguna escapadita, tenemos que pensar en tomar medidas de prevención en el departamento o lugar que alquilemos y dejarlo acomodado para el niño o los niños que uno tenga. Generalmente, cuando vamos a algún lugar de alquiler, esa vivienda no está preparada para ellos. Entonces, al llegar, debemos recorrer el lugar y ver si tiene balcones, si tiene escaleras, si tiene una pileta y si esa pileta tiene un cerco. Tenemos que evaluar el lugar al llegar o incluso antes de contratarlo, porque todos los años tenemos lesiones complejas y graves en lugares de alquiler”, subrayó Bertone.
“Ya que estamos hablando de viajes, también tenemos que hablar de cómo tienen que trasladarse los niños en el vehículo: debemos tener en cuenta siempre que deben viajar atados en su sillita, con su debido sistema de protección infantil acorde a peso y altura del niño. Cuando el niño mida 1.50, recién ahí podrá ir con el cinturón de seguridad”, aportó.
Y aprovechó para dejar otras recomendaciones importantes: una, sobre el uso de pirotecnia: “En esta época del año, también debemos abordar el no uso de pirotecnia en menores por el riesgo de quemaduras. Y somos nosotros los que tenemos que tomar la decisión de evitar exponerlos”.
Y otra, disparada por el conocido caso ocurrido en un shopping de Villa Devoto, sobre la decisión de algunos padres de dejar a sus hijos encerrados en el auto para hacer algún trámite, una decisión peligrosa que puede costarles la vida a los menores: “La recomendación es que un niño nunca quede solo dentro del auto. Son muchos los factores que hacen que sea extremadamente riesgoso para un niño pequeño y no hay un tiempo seguro”.
“Quizás el adulto piensa ‘son sólo 5 minutos, voy y vengo’. Pero ese ‘voy y vengo’ tal vez no terminan siendo 5 y pueden ser 15 minutos. Y en ese lapso, al pequeño puede sucederle algo, está encerrado sin poder salir y sin poder buscar ayuda y todo puede terminar en una fatalidad”, dijo Bertone.
Y enumeró algunos de los riesgos que pueden correr los pequeños si quedan encerrados con alta temperatura exterior: “Allí dentro el oxígeno se agota prontamente, sobre todo si queda herméticamente cerrado, y aún más en épocas de calor. Los chicos pueden desmayarse, sentirse muy mal, vomitar y asfixiarse con su propia secreción. Hay un montón de situaciones riesgosas dentro de un habitáculo cerrado que hacen que el niño no pueda quedar solo. Por eso, nunca podemos decir ‘este es un momento seguro’.
Finalmente, concluyó: “En general nos enteramos en los medios de los casos fatales o de los que fueron más llamativos, pero la verdad es que detrás de cada persona que fallece, hay un muchos más que quedan con secuelas que son difíciles de superar para la familia y para el niño. Por eso, a estos episodios que se hacen conocidos nosotros los denominamos ‘gatillo sensibilizador’ para que todos seamos más precavidos y conscientes y no vuelva a ocurrir”.