La semana pasada un artista plástico de Rosario pidió permiso al Concejo Municipal para ubicar en plena peatonal Córdoba una obra de su autoría con forma de pene gigante. El pedido llegó hasta la comisión de Gobierno que decidió no dejar que avance hacia el recinto y que sea la Secretaria de Cultura quien determine qué hacer. No es la primera vez que una obra de arte con forma de genitales sacude opiniones: en 2017 el grupo artístico "Los cuadrados de jamón y queso" instalaron dos esculturas con forma de pene y de vagina, una en homenaje al “Negro de WhatsApp”, y la otra a las madres que reciben la Asignación Universal por Hijo (AUH).
En contacto con el programa Radiópolis (Radio 2), el concejal Gabriel Chumpitaz (Cambiemos), que forma parte de la comisión de Gobierno, confirmó que los ediles convinieron en dejar en estudio el pedido, una formalidad para que el pedido no avance.
El expediente llegó caratulado como “uso del espacio público” y en rigor, según señalo el propio concejal, cumplió con todos los requisitos formales; el problema surgió al conocer lo que el artista quería hacer en el espacio público: instalar en Córdoba y Corrientes una obra de arte con forma de pene, de 2 metros de alto por 1,5 de ancho, realizada totalmente con materiales reciclados.
“Soy muy literal”, dijo el artista en un posteo en su muro de Facebook donde se quejó de la reticencia de los ediles: “El Concejo no se aguanta una”. Su intención era exhibir la escultura el viernes de la semana que viene de 9 a 15.
Para Chumpitaz, el mero expediente supuso “una pérdida de tiempo” para un Concejo que, a su entender, debería estar ocupado en problemas más relevantes; pero a la vez, desnudó un problema del propio funcionamiento interno del Palacio Vasallo. Como el pedido estaba bien formulado, no hubo filtro que evitara que los ediles dedicaran su tiempo en discutirlo.
“Más allá que un expediente puede cumplir requisitos de forma, hay que ver de qué manera ver los requisitos de fondo. Si bien cualquier persona puede presentar algo de este estilo, puede presentar algo muchísimo mas grave, por ejemplo, alguien pide instalar una estatua de Hitler, y cumple con la forma, hay que tratarlo”, llamó la atención.
La obra de la polémica forma parte de la serie “Exhibicionismo estatutario” del joven artista de 27 años enfocado en la deconstrucción del arte. En sus propias palabras: “la obra actúa con el espectador haciendo llegar un doble mensaje, el reciclaje de materiales que dañan nuestro planeta (ya que la obra está construida en su totalidad con materiales reciclados) y un segundo mensaje que es el reciclaje del faiocentrismo, este segundo mensaje actúa directamente con la/el espectador ya que a simple vista se puede ver que la obra en sí es una falo hecho de basura”.