Los restos del santuario de Afrodita y una colección de artefactos del templo de Amón Gereb que estuvieron durante siglos en el lecho marino fueron descubiertos por una misión arqueológica egipcio-francesa dirigida por el Instituto Europeo de Arqueología Subacuática (IEASM).
Mustafa Waziri, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, explicó que la misión encontró en el interior del templo artefactos de bronce y cerámica importados de Grecia, además de restos de construcciones sostenidas por vigas de madera, según publicó el medio egipcio Ahram Online.
La misión descubrió objetos preciosos y joyas del tesoro del famoso Templo de Amón Gereb, parte del cual se deslizó hacia un canal durante el terremoto que azotó el país. Grandes bloques habían sido arrastrados hacia abajo, llevándose consigo piezas que formaban parte del tesoro del templo. Las excavaciones arqueológicas también revelaron estructuras subterráneas profundas sostenidas por vigas de madera bien conservadas que datan del siglo V a.C.
Waziri añadió que los artefactos se encontraron incrustados bajo una capa de tres metros de arcilla dura y, por lo tanto, estaban bien conservados. Entre muchos otros objetos preciosos, se encontraron instrumentos rituales de plata en perfectas condiciones, joyas de oro, incluidos aretes con forma de cabeza de león, colgantes de ojos de Udjat y frágiles recipientes de alabastro que se utilizaban para conservar perfumes y ungüentos.
"El uso de nuevos dispositivos de excavación submarina permitió extraer los hallazgos del sedimento pesado", afirmó el director del IEASM, Franck Goddio, añadiendo que "es muy conmovedor descubrir objetos tan delicados que sobrevivieron intactos a pesar de la magnitud del cataclismo".
Los restos de la ciudad de Thonis-Heracleion se encuentran bajo el mar, a casi siete kilómetros de la actual costa, en Abu Qir. La ciudad era el puerto más grande de Egipto en el mar Mediterráneo antes de que Alejandro Magno fundara Alejandría en el año 331 a.C.
Varios terremotos, seguidos de maremotos que provocaron la licuefacción de la tierra, provocaron que una porción de 110 kilómetros cuadrados del delta del Nilo colapsara bajo el mar, llevándose consigo la ciudad de Thonis-Heracleion.
El cataclismo de mediados del siglo II a. C. destruyó el templo de Amón Gereb, donde los faraones habían ido a recibir su título de reyes universales de manos del dios supremo del antiguo panteón egipcio.